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Qué buena noche quedó en Bilbao. En un instante amainó el frío, las nubes amenazantes se convirtieron en bucólicos borreguitos que escondían las estrellas, y el regreso a casa se hizo mucho más agradable. Los apretones del Metro fueron achuchones cariñosos y todos los que ... regresaron en coche estaban dispuestos a frenar ante las viejecitas en los pasos de cebra, aunque no hubiera viejecitas a esas horas. El rojiblanco se convirtió en color de rosa, porque ganarle al Real Madrid no es cosa de todos los días, que habían pasado diez temporadas desde el último alegrón en San Mamés.
Así que daba gusto salir y respirar el aire de la calle al acabar el partido, y tratar de controlar la sonrisa bobalicona. Y todo porque un grupo de futbolistas había peleado desde el minuto uno al 96, con todas sus fuerzas para batir al que, dicen, es el club más importante del mundo.
Fue un partido eléctrico. Juan Carlos Latxaga, a mi derecha, pedía que el Athletic marcara en el minuto 80 para no dar tiempo a reaccionar al Real Madrid. Se cumplió su augurio a la segunda, porque el tanto de Guruzeta llegó en ese instante, cuando andábamos todos un tanto deprimidos por el empate de Bellingham. El 1-1 hubiera sido una pequeña decepción, por el trabajo que había hecho un equipo en el que la fe no se negocia, pero desde el 2-1 hasta el final, pese al respeto que hay que tenerle al Real, pensé que el partido estaba ganado, porque la ferocidad que gastaron los once jugadores rojiblancos que seguían en el césped, acogotaba al Real Madrid en todas las zonas del campo.
Pero para ganar a un rival así hace falta también tener un poco de suerte, y el Athletic la tuvo en la elección del árbitro. Cuando leí que el encargado de dirigir era Sánchez Martínez, pensé en que era un tipo serio, poco dado a componendas. Con otro colegiado en el verde, la llamada de Figueroa Vázquez a ver la acción sobre Rodrygo en el VAR habría acabado en penalti, y remontarle un partido al Madrid es un trabajo hercúleo. Pero el colegiado impuso su criterio. Como los 51.000 espectadores que había en San Mamés, pensó que aquello no era falta. Menos mal.
Así que esa primera decisión influyó en el resultado final del partido, como todas las que tomó Valverde a la hora de elaborar la alineación, que en un primer momento parecía un tanto extraña. Una vez más, el ilustre de Bilbao, que así lo considera el Ayuntamiento, volvió a acertar. ¿Cómo no va a ser el técnico con más partidos en la historia del club? Maneja la plantilla a la perfección y mueve los hilos con maestría, así que el equipo, que le responde al cien por cien, sigue creciendo, está enchufadísimo y da una alegría tras otra a la afición. Si es contra el Real Madrid, todavía más. Así que hoy amanecerá Bilbao, y toda Bizkaia con un sol luminoso, aunque las previsiones anuncien cielos nublados, y todos mirarán al sol para ver cómo se acerca por el horizonte el Villarreal de Marcelino García, que será otro rival durísimo (aunque ayer cayó eliminado de la Copa del Rey por un conjunto de Segunfa RFEF). Pero este Athletic está preparado para todo.
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