A Montjuic, con la debida ilusión

Al año siguiente, el Athletic ganó por última vez en el Camp Nou. Todavía recuerdo el 1-2 de Ezquerro en el minuto 80 y la incredulidad que nos produjo que ese marcador se mantuviera intacto hasta el final. Atribuí lo ocurrido a un nuevo milagro de Jupp Heynckes, que en su primera etapa en el Athletic ya había puesto una pica en el coliseo blaugrana con un maravilloso 2-3. Desde entonces, 19 derrotas y 3 empates en la Liga y 2 derrotas y un empate en la Copa; la peor estadística del Athletic ante cualquier rival. En fin, que más que una visita al dentista, como dijo una vez Joaquín Caparrós, lo del Camp Nou han sido visitas al servicio de urgencias de un hospital. Pongamos el Vall d' Hebron.

Recuerdo hoy estos episodios por un doble motivo. En primer lugar, para celebrar que el Barcelona juegue ahora en el Olímpico de Montjuic, que no es un estadio donde el Athletic haya salido a hombros -tenía la rara costumbre de perder contra el Espanyol- pero que tampoco es el Camp Nou. La presión del público no es la misma, el Barça no puede sentirse en su casa porque nunca lo ha sido y el Athletic tampoco puede tener la sensación de que vuelve al escenario de sus escarnios anuales. Y en segundo lugar, porque ayer conocimos la noticia de la muerte de Angela Hilton, la hija de mister Pentland, que en 2010 hizo el saque de honor en San Mamés en un partido contra el Barcelona.

Que aquel día los rojiblancos perdieran por 1-3 es lo de menos. Lo importante es que Angela nos hizo recordar a su padre. Frederick Beaconsfield Pentland no sólo fue un entrenador legendario con el que el Athletic vivió la época más gloriosa de su historia y disfrutó del equipo más dominante que ha tenido este club. (Por cierto, un equipo al que se le hace menos justicia de la que merece. Un último ejemplo: en el póster de la plantilla 2023-24, como detalle por el 125 aniversario, se han superpuesto los retratos de nueve leyendas del club, entre ellas Erika Vázquez y Eli Ibarra, pero no se ha incluido a ninguno de los grandes campeones de los años treinta). A la leyenda de Pentland contribuyó también que fue un especialista en amargar la vida a los culés. En la temporada 1929-30, su Athletic les arrebató la Liga y la Copa, en la 1930-31 se vengó de un 6-3 en Las Corts con un apoteósico 12-1 en San Mamés, y la campaña siguiente le eliminó de las semifinales de Copa tras golearle por 4-0 en el desempate en campo neutral.

Alguien dirá que hablar de estas cosas del pasado no tiene mucho sentido, pero no estoy de acuerdo. Antes de visitar el campo del Barça hay que coger confianza, como un buceador coge aire antes de hacer una apnea. La semana se hace mucho más llevadera si uno consigue cargarse de energía positiva. No intentar ilusionarse es el mayor síntoma de debilidad. Hay que animarse y pensar, por ejemplo, que quizá haya llegado la hora de que los astros, por simple cuestión de probabilidades, se alineen por fin a favor del Athletic. La verdad es que sería muy importante. A los contadores de calderilla y a los comedores de sopa con tenedor no les gusta distinguir entre los partidos porque dicen que todos valen tres puntos. Tonterías. Ganar al Barça el domingo sería todo un espaldarazo para el Athletic, que lleva años sin ser competitivo ante los grandes en la Liga, como si el territorio que éstos ocupan le estuviera vedado.