El mejor regreso posible a Europa
Análisis ·
Tras seis años de ausencia en competición continental, lo que ha hecho el Athletic tiene un gran mérito y justifica la ilusión de su hinchadaAnálisis ·
Tras seis años de ausencia en competición continental, lo que ha hecho el Athletic tiene un gran mérito y justifica la ilusión de su hinchadaHay que valorar en su justa medida lo que ha conseguido el Athletic en esta liguilla de la Europa League. Lo decimos porque, como ocurre algunas veces, lo extraordinario, es decir, que los rojiblancos hayan quedado segundos empatados a puntos con el primero en una ... clasificación de 36 equipos, parece que algunos lo han visto como algo normal, perfectamente esperable. Vamos, como si entrara dentro de todos los pronósticos y fuese poco menos que una segregación del Big Data. Y la realidad es otra muy distinta. Estas seis victorias, el empate en el Olímpico de Roma y esa única derrota con el Besiktas han sido una sorpresa de lo más agradable.
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Recapitulemos para ponernos en la perspectiva correcta. En agosto, el Athletic no dejaba de ser un equipo que, más allá de su estado de felicidad rampante tras una campaña histórica rematada con el título de Copa y la consiguiente gabarra, llevaba seis años sin disputar una competición europea. Una mayoría de sus futbolistas no sabían lo que era jugar dos partidos por semana salvo cuando entraban en el sorteo de la Copa. Hablamos de unos novatos, vaya. Era, por tanto, una gran incógnita cómo iban a responder a un calendario más apretado con largos viajes entre semana y menos entrenamientos. Y no sólo eso. También estaba en entredicho cómo iba a impactar el desgaste de Europa en los resultados de la Liga.
Siendo esto así, a cualquiera que hubiera afirmado en agosto con un mínimo de rotundidad que a primeros de febrero, tras 21 jornadas de Liga y 8 de liguilla europea, los rojiblancos serían cuartos, con sólo un punto menos que la temporada anterior (40 frente a 41) y colíderes en la competición continental con un registro histórico, le hubieran tomado por un optimista desmedido, alguien al nivel del director deportivo del Athletic, Mikel González. Otros incluso le hubieran tomado por un fabulador formidable, una especie de Yurrumendi el fantástico, aquel viejo marinero de Baroja que asombraba a Shanti Andía y a sus amigos de Lúzaro con sus tremendas aventuras de piratas, negreros, sirenas y pulpos gigantes.
La situación es objetivamente muy buena, y más si se tiene en cuenta lo mucho que alivia el calendario durante este mes el pase directo a los octavos. Frente a los seis partidos en tres semanas en diciembre o los siete de enero, los rojiblancos sólo tendrán ahora cuatro duelos de Liga: Betis, Girona, Espanyol y Valladolid. Y aunque todos sabemos que en el fútbol las previsiones las cargas el diablo, la lógica obliga a pensar que al Athletic le debe sentar bien esta menor carga de partidos, tanto para recuperar fuerzas como para poder aumentar y mejorar el trabajo en los entrenamientos, que inevitablemente se reducen y pierden calidad e intensidad cuando hay dos compromisos por semana. De hecho, si hay una queja recurrente de los técnicos de los grandes clubes es que, en el fragor de la temporada, apenas tienen tiempo de entrenar y se limitan a ser gestores de partidos.
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Dicho todo esto, bajemos un poco la temperatura para que la ilusión no se desborde: aunque lo conseguido hasta ahora es digno de elogio al Athletic le queda todavía lo más difícil. Y es que si a los futbolistas que debutan en un primer equipo se les recuerda enseguida, como una especie de preventiva enseñanza obligatoria, que lo mas difícil no es llegar sino mantenerse, con el desgaste europeo se puede decir lo mismo. Lo difícil no es tanto soportarlo durante los cinco primeros meses de competición sino en los cuatro últimos. Es lo mismo que en el maratón cuando se habla del muro de los 30 kilómetros.
De este modo, volvemos a los interrogantes. ¿Logrará el Athletic sostener estas prestaciones? Habrá que verlo, pero hay una respuesta que se impone en estos análisis: si el estado físico de la plantilla se mantiene -y no hay razones para dudar del trabajo de José Antonio Pozanco y de una eminencia como el doctor San Millán-, y por otro lado hay suerte con las lesiones de futbolistas diferenciales, no hay razones para pensar en un bajón. Este equipo es muy sólido. Tiene la piel muy dura y lo está demostrando. Puede jugar mejor o peor, con mayor o menor acierto, pero son muy raras las ocasiones en las que pierde siendo inferior al rival.
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Esta temporada, de hecho, esto sólo ha ocurrido contra el Barcelona en sus dos enfrentamientos y contra el Besiktas en una de esas tardes tontas que tiene cualquiera. Bueno, y también con el Slavia de Praga, pero se le ganó. Quiere esto decir que se puede confiar en que el equipo de Valverde mantenga una línea regular hasta mayo. Es evidente que la Europa League es una gran ilusión, sobre todo con la final en San Mamés, pero las competiciones por eliminatorias siempre tienen algo de moneda al aire. Más factible se antoja ese cuarto puesto -seis puntos de ventaja con el Villarreal- que devolvería al Athletic a la Champions once años después.
Las cifras
6 victorias en ocho duelos han cosechado los de Valverde en la novedosa fase de grupos, por un empate y una derrota
4 partidos del Athletic en febrero, un mes sin Europa al ahorrarse el play-off y ya sin Copa
11 años han pasado de la última aventura rojiblanca en la Champions, un objetivo factible visto el rendimiento en Liga
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