Javier Martón, un nuevo intento del Athletic por descubrir a un '9'

Fernando Llorente se marchó en verano de 2013 y el Athletic salió al mercado. Ya tenía a Aduriz, quien había venido el año anterior procedente del Valencia, pero necesitaba apuntalar el ataque con otra pieza de garantías. Fue a Pamplona para comprar a Kike Sola, quien hizo nueve goles en la Liga en el curso anterior. Dejó 4,23 millones de euros en la caja de Osasuna y firmó una serie de variables que, de acuerdo con su configuración, no tuvo que pagar. Al menos las relativas a los aciertos, porque el '9' solo hizo cinco -uno en la Liga, precisamente a los rojillos- en los 27 partidos de los que dispuso en cinco años de contrato. Nada salió como debía y el '9' comenzó a encadenar cesiones. Fue al Middlesbrough, Numancia y Getafe, donde tampoco sumó minutos. Finalizado su compromiso con los rojiblancos, en junio de 2018, se retiró a los 32 años.

Criado en Lezama desde los 10 años, Guillermo subió todos los escalones hasta llegar a la élite con 20. Lo hizo en noviembre de 2013, a las órdenes de Ernesto Valverde, pero sólo aguantó dos temporadas en el primer equipo. Un par de goles en 28 partidos -uno de ellos al Betis en la Liga y otro al Oporto en la Champions- no fueron suficientes para avalar la continuidad del '9' bilbaíno, quien salió de su casa en 2015 para no volver. Pasó por el Leganés (5 tantos), Elche (6), Numancia (16 en tres campañas), Racing (3), Burgos (10 en dos cursos) y Nástic (9 en Primera Federación). Ahora mismo está sin equipo.

En 2014, el Athletic hizo lo que tenía que hacer. Puso un millón encima de la mesa y se llevó a Borja Viguera. El delantero había marcado 25 goles en Segunda con el Alavés, un cifra imponente, por lo que tocaba apostar y esperar que la bola cayera en la casilla rojiblanca. Pero no fue así. El riojano jugó 45 partidos e hizo solo cuatro dianas, dos en la Liga y otros tantos en la Copa. No pudo repetir ni acercarse a sus actuaciones con la camiseta de los vitorianos. De los 28 encuentros que tuvo en su curso de estreno pasó a los 16 en el siguiente y luego, tras jugar uno, se mudó a Gijón. Salió rumbo al Sporting -un gol en 27 encuentros- y ya no regresó. Luego recaló en Numancia (1), Real Unión (4 en dos campañas) e Intercity (1).

Con 14 años llevaba pegada en la espalda la etiqueta de 'delantero de futuro'. Se hartó de marcar en las categorías inferiores, pisaba tan fuerte que temblaba la tierra a cada paso que daba y así debutó con 19 años de la mano de Valverde. Luego llegaron las cesiones para olvidar en Numancia, Lorca y Valladolid, sequías interminables en áreas rivales, dudas que le atenazaron y le impidieron rugir como un '9' de raza. Marcharse al Alavés le vino de maravilla, cuarto préstamo en un suspiro, donde en poco más de cuatro meses hizo seis tantos y materializó el penalti que significó el ascenso. Está de vuelta -ayer ya se entrenó con el equipo- y le llega el momento de la verdad. Está ante una temporada clave, después de 106 encuentros y 13 dianas como rojiblanco, en la que debe convencer a Txingurri de que él es el delantero centro que necesita y tiene el Athletic.

En invierno de 2019, en pleno declive de un físicamente muy tocado Aduriz, el Athletic pagó un millón al Copenhague por Kenan Kodro. El internacional bosnio, nacido en San Sebastián e hijo de Meho Kodro, contaba con experiencia en el Sanse, Osasuna -un gol suyo dio a los navarros el ascenso a Primera-, Grasshopper suizo y Mainz alemán. Dispuso de 27 partidos en tres temporadas como rojiblanco -fueron exactamente 568 minutos- y marcó cuatro tantos. Fue un fichaje que nunca convenció al entonces entrenador Gaizka Garitano, quien no confió en el delantero. En 2021 se marchó al Fehervar húngaro, el antiguo Videoton, equipo con el que lleva 33 tantos en dos cursos y hará un tercero. En clave bilbaína, tampoco fue la solución que buscaba el club.

Vino con 17 años procedente del Antiguoko. Pasó por el Basconia y el Bilbao Athletic, equipo con el que marcó 18 goles en la temporada 2017-2018, lo que le valió dar el salto al primer equipo de la mano de Eduardo Berizzo. No tuvo continuidad, regresó al filial y salió para ganarse el derecho a volver. Antes había sufrido una grave lesión en la rodilla derecha -se rompió el cruzado-, pero lo superó y marchó al Sabadell. Seguía con la dinamita justa, aunque la hizo estallar con el Amorebieta en Segunda. 13 tantos en 37 jornadas le permitieron volver al Athletic, con el que convirtió seis en la pasada Liga. Empezó fuerte y luego perdió fuelle: un solo acierto en los últimos seis meses. Acaba contrato en 2024 y debe convencer a Valverde de que puede ser el '9' que busca, junto con el 'Búfalo'.