Jauregizar derriba la puerta

Unai Egiluz, hoy cedido en el Mirandés, y Mikel Jauregizar (Bermeo, 2003) se unieron a la expedición rojiblanca que acudió a Sevilla para la disputa de la final de Copa el mismo día de la final, el imborrable 6 de abril. La noche anterior acababan de ganar con el filial en Tudela un encuentro clave para el ascenso a Primera Federación. Nueve meses después el centrocampista vizcaíno ha escalado tres divisiones y se ha convertido en un imprescindible para Ernesto Valverde. La exhibición, pese a la eliminación copera, que ofreció el jueves ante Osasuna supone una de las noticias agradables dentro de este bache que atraviesan los bilbaínos.

Conviene detenerse en los números. Las estadísticas rara vez suelen mentir acerca del desempeño de un jugador. El de Bermeo ganó ocho de trece duelos y en ataque tocó el balón 71 veces, cerca de una por minuto. Completó el 94% de los pases que intentó, 48 de 51. Uno de ellos, de hecho, acabó en el momentáneo empate. Recibió, levantó la mirada y teledirigió su envío a la carrera de un De Marcos que fusiló a Sergio Herrera. Esa acción, por cierto, ocurrió entre medias de dos acciones que demuestran el impacto que tiene Jauregizar en el juego rojiblanco. Esos dos remates de cabeza que se marcharon desviados cuando el bermeano estaba completamente solo.

Muchos aficionados se tiraban de los pelos ante tales errores antes de reparar en que el rematador era ese menudo centrocampista que parece estar presente en todo el rectángulo. No lo parece, es así. Contemplar su mapa de calor, las zonas del campo por las que más se movió, da vértigo solo de imaginarlo. El chaval, de 21 años, se metió una paliza a correr pero también tuvo la pausa necesaria para saber en todo momento qué hacer con la pelota. En fin, demostró un desparpajo que enamoró a la parroquia rojiblanca. Su irrupción en la élite apenas tiene parangón. En menos de un año ha pasado de los campos de barro de la cuarta categoría a dar clínics en Primera y Europa League.

En esta última competición se estrenó en la segunda jornada ante el AZ como titular. Entonces cuajó un partido casi perfecto. Los datos dicen que ganó nueve de once duelos y que tuvo un 89% de precisión en pases, pero para el técnico de Viandar de la Vera su incidencia va más allá. Se trata de una figura muy similar a la de su ojito derecho en el centro del campo: Ruiz de Galarreta. Como el eibarrés, el bermeano destaca por su creación y brío, pero fruto de su precocidad demuestra que también tiene piernas y pulmones para no dejar de correr.

Su rompedora llegada al primer equipo recuerda a la de Beñat Prados la temporada pasada, cuando el navarro llegaba tras su cesión en Segunda con el Mirandés a Lezama a «ver, aprender y callar», según confesó en una entrevista con este periódico. Jauregizar se ha acoplado a la élite con una madurez impropia de su experiencia, pero su rendimiento sobre el campo ha disipado cualquier tipo de duda. «¿Quién me iba a decir a mí que iba a vivir esta locura?», confesó a finales de la pasada campaña. El brutal rendimiento que ha demostrado ha posibilitado el adiós de Ander Herrera, el quinto en la rotación de una medular muy cara en la que también Vesga ha perdido protagonismo ante el empuje de los jóvenes Prados y Jauregizar y un Galarreta que, en buen estado, es intocable para Valverde.

Jauregizar apenas se pierde últimamente un partido. Completó los noventa minutos en las últimas jornadas ligueras ante Alavés y Osasuna, además de la semifinal de Supercopa frente al Barcelona y la reciente eliminatoria contra Osasuna. Es el décimo jugador de campo con más minutos (1.426) tras participar en 22 (15 como titular) de 28 partidos. Suma también un encuentro con la sub'21, un amistoso ante Dinamarca, en el que fue su debut como internacional.

Si el jueves llegó su primera asistencia con el primer equipo, en septiembre cantó su primer gol. Fue ante el Sevilla, le asistió su amigo y paisano Unai Gómez y hubiese valido los tres puntos de no ser por aquella jugada desafortunada que acabó con el tanto en propia del internacional mexicano Álex Padilla.

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