Ya se sabe que el fútbol es juguetón y acostumbra a salir por donde menos se le espera. El rocoso Athletic de las cinco primeras jornadas de Liga se convirtió anoche en un muñeco de trapo ante el Rayo Vallecano en el retorno a San ... Mamés de Andoni Iraola como entrenador del Rayo y de Unai López como su enganche organizador.
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Los ex sacaron los colores a los rojiblancos en el peor partido del curso. Iraola lo hizo con su juego atrevido, de posesiones largas y decidida vocación ofensiva al que el Athletic no supo responder. Sabía que estaba ante su presentación en sociedad como entrenador en San Mamés. Y causó la mejor de las impresiones con ese juego suyo que destilaba aroma a Valverde-Bielsa.
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Javier Ortiz de Lazcano
Tiene mérito lo suyo. Con una plantilla más acostumbrada a Segunda que a Primera ha levantado un bloque muy competitivo, que presiona con fuerza, mueve muy rápido el balón y busca la bandas como principal argumento ofensivo.
Unai López fue muy aplaudido por San Mamés cuando se citó su nombre en megafonía. Iraola sabía que tenía un plus de motivación y le colocó por primera vez en su once. Es probable que por su cabeza pasara un recuerdo cuando vio a Vesga cometer el incomprensible error del 0-1. Fue un exceso de confianza que recordó al que protagonizó él ante el Eibar la pasada campaña. Aquel fallo fue el principio del fin para el guipuzcoano. Al concluir la temporada vio su nombre por sorpresa en la lista de bajas de Marcelino.
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Iraola ha colocado a Unai López más cerca del delantero, el puesto en el que mejor se mueve porque le libera de las obligaciones defensivas del mediocentro. Ese es el sitio en el que debutó en el Athletic y en el que más ha brillado, pero con el tiempo retrocedió hacia atrás lo que fue en contra de sus intereses. Su arranque fue impresionante. Luego fue a menos, pero la realidad es que fue el mejor organizador de todos los que estuvieron en el campo. Si para Iraola el choque era una presentación en sociedad, para el de Renteria significaba reivindicar ante San Mamés que con él Marcelino ha cometido un error.
Iraola vivió un día muy especial. Socio del Athletic, vivió momentos para la nostalgia como cuando se le vio abrazarse emocionado en el césped media hora antes del partido a De Marcos, con quien compartió durante años la banda derecha y que junto a Balenziaga son los únicos rojiblancos con los que compartió vestuario. Marcelino, buen anfitrión, se acercó a saludarle a su banquillo. Ya metido en faena, se comportó como entrenador como lo era como jugador. Sólo sacó el nervio cuando lo consideró necesario. Tras el 0-1 reaccionó tomando notas en su cuaderno. Con el 0-2 fue el único de su banquillo que no corrió a hacer piña.
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