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A Iñigo Vicente (Derio, 20 años) se le vio venir de lejos y ahora se le disfruta de cerca. Tan cerca como lo está él del primer equipo con el que, salvo sorpresa mayúscula, hará la pretemporada y quién sabe si quedarse ahí arriba para ... aportar un poco de dinamita y bastante de fantasía a un ataque necesitado de imaginación. Él la tiene y abona con ella los campos que pisa, aunque le cuesta sudarlos. Es verdad que cada día menos porque ha comprendido que correr hacia atrás le ayuda a ir hacia adelante y su compromiso con las tareas grises ha ido en aumento. Para comprender su joven y todavía inacabada figura, una definición: «Es un jugador que tiene una magia y un talento que no se lo he visto a nadie». El que habla es Joseba Etxeberria, actual entrenador del Tenerife y hombre que se pasó tres años -en juveniles y Basconia- puliendo a una de las joyas más brillantes de Lezama. «Pero ese talento -añade el 'Gallo'- no puede quedarse solo en eso. Hay que trabajar», precisa el guipuzcoano, quien traza un preciso retrato robot de un futbolista que acaba de sellar el play-off con el Bilbao Athletic.
Introvertido y un pelín tímido a primera vista, sin embargo bromista y chisposo cuando está cómodo, Iñigo Vicente llegó a Lezama con diez años. En 2012 le dieron la baja y se fue al Danok Bat, pero el Athletic le recuperó enseguida ante el interés del Real Madrid. «Es capaz de sacar su imaginación en cualquier momento», sostiene Etxeberria, quien invirtió horas y horas en conversaciones con un chaval que tiene ángel. Y para que no quedara sin alas, el de Elgoibar le sometió a interminables sesiones de pedagogía futbolística y de análisis continuado de sus errores y aciertos con el objetivo de convencerle de que llegar y mantenerse solo con el talento es difícil. «Le he dado muchas veces la chapa y hemos hablado un montón. Técnicamente es muy bueno y se le ocurren cosas que no se le ocurren a nadie, pero no puede quedarse solo con eso. Ha ido comprendiendo que no le vale con lo que hace bien». ¿Entonces? «Había que trabajar».
Bastante gente de Lezama se ha implicado con Iñigo Vicente para hacerle ver que el fútbol es más complejo de lo que cree. Que está bien tirar la purpurina al aire y deslumbrar, salir en la foto, pero que luego hay que recogerlo todo y dejarlo limpio. «Nos hemos desgastado mucho con él porque es un talento puro que no se puede desperdiciar. Estar en la antesala del primer equipo ha hecho que su dedicación y compromiso sean mayores», se felicita Etxeberria. «Sabe que la mentalidad defensiva, solidaridad y sacrificio, cosas que no le gustan, son imprescindibles si quiere jugar en Primera». De hecho, ha pegado un importante cambio esta temporada y en la segunda vuelta del Bilbao Athletic ha volado. Además de marcar -ha logrado 10 dianas-, también se ha mostrado gremial, sacrificado y trabajador.
Cuando estaba en juveniles, Etxeberria le puso en el extremo izquierdo para que tuviera «más compromiso defensivo siguiendo al lateral» y, además, que se viera obligado a centrar con la zurda cada vez que desbordaba por fuera. «Tenía muchas dificultades con su pierna débil», rememora el técnico, aunque ahora constata un progreso. En el Basconia le colocó en la media punta, demarcación en la que se encuentra cómodo, aunque tiende a escorarse en busca de su espacio vital. Este año, con Gaizka Garitano, brilla en banda pero con libertad de movimientos para hacer lo que quiera por dentro. Esta tendencia le asemeja con Muniain, quien tampoco es un extremo al uso, pero el 'Gallo' remarca que «'Muni' es más regateador y tiene amagos más completos, mientras que Iñigo (Vicente) atesora una mayor mentalidad goleadora. Es posible que acabe siendo un pasador porque interpreta bien el fútbol y el último pase, pero tiene el gol entre ceja y ceja».
Quién es Iñigo Vicente es de Derio y cumplió 20 años en enero.
Trayectoria Llegó a Lezama con 10 años y ha pasado por alevines, infantiles, cadetes, juveniles y Basconia. En su segundo año de juvenil marcó 30 goles en Liga y cinco en Copa.
En el Bilbao Athletic El año pasado debutó y ahora es indiscutible. Lleva 10 goles en 29 partidos.
El chaval, ambicioso, solía ser duro consigo mismo y no se perdonaba un error. Hacia una jugada y pensaba en la anterior, la que había salido mal. También ha relativizado el peso del fallo y lo soporta mejor. «Tiene inspiración y magia. Nació un día de Reyes, no es casualidad», suelta Etxeberria. Aún le asombra su «técnica exquisita» y sus controles, «no se le escapa uno», y su idilio con el gol. «En los entrenamientos, cuando uno de sus compañeros llevaba tres él ya iba por ocho». Le apasiona el fútbol y es habitual verle en campos de Bizkaia. «Ve muchos partidos», corrobora el exrojiblanco, encantado de asistir al cambio de mentalidad del vizcaíno. Sin perder la magia, se ha bajado al barro y se ha manchado. «Está cerca de la élite y le veo más implicado con las cosas que menos le gustan». Las necesitará para ser más completo, más genial.
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