Las incógnitas que abre el virus en el Athletic

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha indicado que sus propuestas «pretenden dar cierta estabilidad y claridad», pero a la vez asume que dejan interrogantes abiertos, razón por la cual apela a la «solidaridad y disposición de las partes a llegar a acuerdos».

En el Athletic hay ocho jugadores directamente afectados por la regulación del mercado FIFA. Tres de ellos, Aduriz, San José y Beñat, acaban contrato. Otros cinco, Ganea, Nolaskoain, Andoni López, Iñigo Vicente y Hodei Oleaga, son cedidos en lo que en Lezama se llama 'dinámica del primer equipo'. Los primeros concluirán su relación con el club unos meses más tarde y los segundos regresarán tiempo después del previsto inicialmente.

En el Athletic son Aduriz, Beñat y San José. Lo que propone la FIFA es que se extiendan hasta el final efectivo de la temporada los contratos de los jugadores que concluyan el 30 de junio.

La medida tiene su lógica en el contexto actual, pero choca con las leyes laborales. Éstas son claras y establecen la imposibilidad de prolongar un acuerdo de trabajo sin acuerdo entre las partes. Por tanto, el Athletic se tendrá que sentar a hablar con los jugadores que finalizan contrato.

Hay otra opción, que se modifique la duración de los acuerdos vía convenio colectivo. Sin embargo la AFE, la que debería firmar ese pacto, salió de inmediato a atacar la recomendación de la FIFA. «Con la prórroga a partir del 30 de junio se vulnerarían los derechos laborales de los y las trabajadores», denunció el sindicato.

Es la gran duda. La FIFA no entra en ese asunto. Parece lógico que reciban un salario equivalente al suyo durante el periodo de prolongación. Es decir, que si un jugador cobra 1,2 millones netos por 12 meses de temporada y ésta se va finalmente a los 14 meses, sus ingresos sean de 1,4 millones.

La legislación laboral no permite un trabajo no remunerado. Por tanto, se colocará al lado de los jugadores si hay conflicto. Lo razonable es llegar a los acuerdos entre las partes que recomienda la FIFA.

La situación puede ser endiablada en algunos casos. Hay clubes de Segunda B en los que la mayoría de los jugadores acaban contrato el 30 de junio. El que no haya ido a un ERTE se encontrará con menos ingresos y más gastos de plantilla.

En este punto los clubes que han pedido un ERTE tienen ventaja porque la legislación indica que la finalización de los contratos temporales, como son los de los futbolistas, se extenderán por el mismo tiempo del periodo de regulación.

No es el caso de ninguno de los tres jugadores del Athletic, pero hay futbolistas que acaban contrato y ya se han comprometido con otros clubes. Lo han hecho, por ejemplo, Banega (del Sevilla ser irá al Al-Shabab saudí) o Escalante (Eibar-Lazio).

La FIFA resuelve que el club de origen tiene preferencia para contar con el jugador porque se busca mantener la estabilidad y que, por tanto, el equipo de destino debe esperar a contar con el jugador, a no ser que medie un acuerdo entre las partes.

Además, pide que no empiecen a cobrar en su club de destino hasta su efectiva incorporación a sus plantillas.

La idea del Athletic es que Ganea, Andoni López, Nolaskoain, Iñigo Vicente y Hodei Oleaga se incorporen a la pretemporada de la próxima campaña, que en condiciones normales habría arrancado la primera semana de julio.

Sus cesiones concluyen el 30 de junio. Sin embargo, la FIFA recomienda que los cedidos sigan en sus clubes y regresen más tarde. En todo caso, es una cuestión que el organismo no puede imponer, por lo que los clubes afectados deben ponerse de acuerdo.

¿Y qué pasa a la hora de realizar fichajes? La apertura del mercado depende de cada Federación, aunque en las principales Ligas europeas las fechas son muy similares. En España es del 1 de julio al 31 de agosto.

La FIFA cambiará las fechas, pero aún no ha señalado las nuevas. Primero, indica, hay que autorizar «todas las solicitudes de ampliación del plazo de finalización de la temporada actual».

Una vez dado ese paso, «se aprobarán todas las solicitudes de ampliación o enmienda de los periodos de inscripción que no hayan comenzado». Eso sí, pone un límite. «Siempre y cuando su duración no supere el límite máximo de 16 semanas». Se quiere evitar así que los grandes fichen en cualquier momento de la temporada y perjudiquen a los equipos con menos recursos.