El hombre que le debe la vida al Athletic
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El ingeniero Julián Olivares habla de su fe rojiblanca y de cómo su pasión por el club y el ánimo de sus amigos athleticzales le salvaron del covidPeñista ·
El ingeniero Julián Olivares habla de su fe rojiblanca y de cómo su pasión por el club y el ánimo de sus amigos athleticzales le salvaron del covidJon Agiriano e Ignacio Pérez
Viernes, 29 de marzo 2024, 00:51
Llama la atención que Julián Olivares, un ingeniero industrial que trabajó durante más de 30 años en energía solar fotovoltaica y fusión por confinamiento magnético, asegure con total convencimiento que ser del Athletic le salvó la vida. A este tipo de técnicos tan cualificados uno ... les otorga sin querer un alma empírica y racionalista, alérgica a las afirmaciones sin base científica. Julián, sin embargo, está muy seguro de lo que dice y cuenta su historia con la naturalidad de quien ha superado cualquier atisbo de contradicción interna. El 8 de marzo de 2020 viajó a Valladolid a ver al Athletic, que ganó por 1-4. Era el segundo partido consecutivo que veía a su equipo, ya que tres días antes había estado presente en la semifinal de Copa contra el Granada.
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A la vuelta de Pucela, comenzó a sentirse mal. El covid ya se estaba propagando como una peste y se dirigió al servicio de Urgencias del hospital Jiménez Díaz, cercano a su casa en el Paseo San Francisco de Sales. Su primera impresión al llegar, antes de desmayarse, fue que entraba en un hospital de campaña en medio de una guerra. Allí comenzó Julián un víacrucis que estuvo a punto de llevarle a la tumba. Pasó por la UCI y volvió a casa con una medicación de 70 pastillas que le acabó de rematar. Llegó a estar 14 días sin comer en los que bajó 14 kilos.
- «Estaba con un pie en el otro barrio», rememora.
Un amigo suyo, el periodista Iñigo Crespo, inició entonces en su cuenta de Twitter una campaña de ánimo para Julián entre la familia rojiblanca. Fue todo un éxito. Aitor Elizegi, Joseba Etxeberria, Patxi Salinas, Iker Muniain, Ángel Villacampa y muchos amigos peñistas le escribieron mensajes cariñosos que Crespo le hacía llegar. Una noche, en la cadena Ser entrevistaron a José Ángel Iribar y el Chopo aprovechó la ocasión para mandarle también un mensaje de ánimo. Julián le estaba escuchando, postrado en la cama. Nunca lo olvidará.
- «De repente, sentí algo por dentro. Pensé en lo que es el Athletic y en la posibilidad que teníamos de sacar la gabarra después de tantos años. Yo había ido a todos los partidos de aquella Copa, empezando por el del Intercity, y pensé que tenía que estar en esa final. Aunque no podía con mi alma, hice el esfuerzo de comer un poquito de gelatina y, al día siguiente, un poquito más. Hasta que al final me curé. El 14 de mayo, cuando ya di negativo, mandé un vídeo de agradecimiento a todos. Por eso te digo que si no es por el Athletic yo no estaría aquí».
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Aunque vive en Madrid, Julián Olivares es de Belmonte, un pueblo de Cuenca que al cronista le trae los recuerdos imborrables de una visita en mayo de 2009, antes de la final de Copa en Mestalla. Y no sólo por el encanto del lugar, con el castillo del marqués de Villena al fondo, sino por el alma athleticzale de buena parte de sus 1.900 habitantes. Por ejemplo, la de Ramón Escribano Chamón, un vecino fallecido el 25 de enero de 1979, a los 78 años, en cuya lápida del cementerio mandó tallar en alabastro un bello escudo del Athletic.
Julián Olivares es secretario de la Federación de Peñas de la Zona centro
Dedicaron su nueva peña en Belmonte (Cuenca) a Jesús Arrizabalaga, el Txapela
«Nunca olvidaré el mensaje de ánimo que me mandó Iribar por la radio»
En Belmonte ha sido muy famosa la peña Zarra, fundada en los sesenta y refundada en 2001, pero por ciertas desavenencias internas entre sus miembros sobre cuestiones de gestión, hace quince años varios socios se salieron y fundaron la peña Chapela, que en poco tiempo acabó denominándose peña Jesús el Txapela en memoria de Jesús Arrizabalaga, el conocido forofo rojiblanco, ya fallecido.
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- «Hicimos mucha amistad con él porque cada vez que veníamos a Bilbao se portaba de maravilla con nosotros. Y cuando murió decidimos ponerle su nombre. Su mujer, su hija y sus nietos son socios honorarios».
Julián Olivares se hizo del Athletic por herencia paterna y él se ha encargado de transmitir esa misma herencia sentimental a su hijo Julen y a su hija Olga. Y se siente orgulloso de ello. De nuevo, el alma empírica y racional que se le presupone al ingeniero se desvanece en beneficio del puro sentimiento.
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- «Se suele decir que la mejor herencia que le puede dejar un padre a sus hijos es una carrera, pero yo creo que la mejor es que sean del Athletic. Porque el Athletic es mucho más que un club de fútbol. Es una forma de ver la vida y de educarte en valores», sentencia.
Así las cosas, no es extraño que, a sus 61 años, Julián vaya por el mundo mostrando por tierra, mar y aire su fe rojiblanca y haciendo todo el proselitismo que le es posible. También es secretario de la Federación de Peñas de la zona centro, un puesto que le hace ver con la mejor perspectiva las dificultades que tienen las peñas del Athletic para surgir y subsistir lejos de Euskadi. Y ya no se trata de las viejas dificultades de toda la vida, las de los resistentes en Fort Apache rodeados de hinchas del Real Madrid, el Barça o el Atlético, ni tampoco las que tuvieron que vivir durante tantos años de terrorismo. Son cosas de los nuevos tiempos.
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- «Es muy difícil mantener una peña en Madrid. Los de Txanberiko estaban en una taberna irlandesa, pero la traspasaron, la cogió uno de Venezuela y ya no pudieron seguir allí. Yo les he estado ayudando a buscar un local y en la zona de Fuencarral nos han pedido un traspaso de 15.000 euros y 700 de alquiler. Es complicado. Y ahora la obligación que quiere imponer la directiva de que en cada peña de fuera de Euskalherria tenga que haber un 20% de miembros que sean socios o tengan el carnet athleticzale pagando 50 euros ha sentado muy mal. La verdad es que la situación es difícil porque luego tenemos un gran problema con las entradas para los partidos en San Mamés. A mí ya me están diciendo algunas peñas que lo van a dejar y que, a partir de ahora, van a funcionar como un txoko de amigos».
Dejando a un lado estos avatares, Julián Olivares ya piensa en la final de Sevilla. Le ha tocado una entrada así que ya se ve en La Cartuja disfrutando de una cita histórica.
- «Ganar la Copa sería muy importante para el club. Y en nuestro caso, para el relevo generacional en las peñas. En todas necesitamos gente joven y no es fácil conseguirla», señala.
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Julen y Olga Olivares asienten escuchando a su padre. Julen llegó a jugar de niño en las categorías inferiores del Real Madrid. Aquella experiencia, sin embargo, no tuvo en él mayores efectos traumáticos y su habitación es hoy un retablo rojiblanco. Los dos chavales viajarán a Sevilla con entrada -han tenido suerte- y quieren disfrutar allí de una victoria en la que confían de una forma bastante serena.
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Jon Agiriano
- «El Mallorca va a ser un rival complicado porque sabe muy bien a lo que juega. Se van a defender bien, mandarán balones largos a Muriqi... Pero si el Athletic está a su nivel tiene que ganar», asegura Julen.
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Su padre piensa lo mismo.
- «El vasco Aguirre es un gran entrenador y seguro que nos pone las cosas difíciles, pero yo soy optimista porque estamos viviendo una temporada fenomenal. La verdad es que no estamos acostumbrados a estar tan bien, ja, ja. Sólo hay que ver los dos o tres sustos que se han vivido en la grada por emergencia médicas. Es por falta de costumbre, ja, ja».
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