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Pasarán los años y pasarán las Copas y seguiremos hablando de lo mismo, de la forma de plantear las eliminatorias ante rivales de categoría inferior. Los entrenadores se empeñan en contarnos la fantasía de que en sus plantillas no hay titulares y suplentes, por ... mucho que cada domingo sean prácticamente los mismos los que juegan y los mismos los que se sientan en el banquillo, y pretenden hacernos creer que los que habitualmente tienen menos minutos pueden resolver este tipo de eliminatorias.
En pura teoría debería ser así porque los suplentes de un equipo de Primera tendrían que ganar sin mayores problemas a rivales que militan en la misma categoría que sus filiales. Pero como todos sabemos, ocurre que muchas veces la práctica desmiente a la teoría y cada temporada un puñado de equipos de la máxima categoría se va a casa antes de tiempo con la cara pintada. De El Collao, sin ir más lejos se han ido este año con las orejas gachas el Huesca y el Real Madrid. Ésta es también una de las grandezas del fútbol, el deporte más democrático de todos, a pesar de que algunos lleven tiempo tratando de imponer su oligarquía.
El calendario aprieta y los entrenadores no tienen más remedio que recurrir a los menos habituales para ir solventando estas eliminatorias. Marcelino también optó por una rotación masiva pese a los antecedentes y el resultado fue el que se temía cualquier aficionado del Athletic con un par de quinquenios de antigüedad. La distancia entre un equipo hipermotivado que juega en campo propio su partido de la temporada, y un grupo de suplentes que no puede quitarse de encima la sensación de que le ha caído un marrón, no es tanta a la hora de la verdad. Si no dejas las cosas claras desde el principio, te tocará sufrir hasta el final.
Hay que tener muy buena memoria para recordar algún partido que los suplentes del Athletic hayan resuelto con autoridad y, por el contrario, nos acordamos con pelos y señales de unos cuantos estropicios. El guión del partido de anoche en Alcoy estaba claro desde que Marcelino anunció su alineación, mucho más cuando un remate al palo en el primer minuto terminó de convencer a los locales de que agrandar su leyenda era posible.
Hasta el descanso el Athletic se vio en la tesitura de jugar de igual a igual ante un Segunda B que sabe defenderse y tiene gente con bastantes argumentos para el contragolpe mientras les respondan las piernas. Los rojiblancos cayeron en el juego que quería el Alcoyano, un partido sincopado, jugado a tirones, con más prisa que velocidad, con imprecisiones provocadas por el terreno de juego y sin ningún control ni sobre el balón ni sobre el rival.
El Collao fue una tómbola y el Alcoyano sacó la papeleta premiada en el saque de una falta que Ezkieta se comió después de que el balón tocara en la barrera. Como en Ibiza, el Athletic se vio en la tesitura de tener que remontar y, como en Ibiza, Marcelino repitió punto por punto sus maniobras. En el descanso Muniain y Raúl García ocuparon los sitios de Sancet y Morcillo y el panorama cambió como de la noche al día. En el mismo minuto que en Ibiza llegó el empate en un cabezazo de Villalibre, de delantero centro de toda la vida, que merecería una foto en blanco y negro.
Desde ahí hasta el final imperó la lógica. El Athletic está en modo arrasador y la incorporación de Williams, que marcó el gol de la victoria, y Dani García, ensanchó el abismo entre un equipo lanzado de Primera y un Segunda B que acabó rendido a la evidencia.
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