Los jugadores rojiblancos, exultantes, muestran su alegría tras recibir el trofeo de campeones de la última Supercopa.
Aquel Athletic-Barcelona del 17-01-21 La Cartuja

La hazaña inesperada

En la Supercopa ·

El Athletic de un Marcelino recién llegado se sobrepuso a todo para doblegar al Barça de Messi en La Cartuja

Sábado, 17 de abril 2021, 02:32

Fue la última gran noche de gloria para el Athletic, que hoy tiene la oportunidad de convertirla en penúltima. Los triunfos se celebran mucho más cuando nadie los espera. El equipo rojiblanco llegó a Sevilla apenas diez días después de cesar al entrenador ... con el que se ganó el derecho a ser uno de los cuatro equipos que aspiraban a la Supercopa. El panorama pintaba entre gris marengo y negro. Marcelino se había estrenado con una derrota liguera ante el Barcelona en San Mamés y su equipo solo había sido capaz de mostrar algunas nuevas maneras durante los primeros veinte minutos.

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Nadie esperaba milagros con solo tres días de entrenamiento, claro, y nadie soñaba con otra cosa que no fuera un pasar decoroso en la Supercopa, donde, para abrir boca, esperaba el Real Madrid. Ni siquiera el aplazamiento del choque ligero contra el Atlético de Madrid, que daba un poco más de margen al nuevo entrenador, contribuía a animar el ambiente.

El Athletic sorprendió hasta al forofo más incondicional completando un partidazo para eliminar al Real Madrid. Los más optimistas empezaron a calibrar la remota posibilidad de que la flauta acabara sonando, aunque solo fuera porque todo es posible en el fútbol.

FC Barcelona

Ter Stegen, Dest (m.46, Mingueza) Araujo, Lenglet (m.106, Trincao), Jordi Alba, Sergio (m.97, Riqui Puig), De Jong, Pedri (m.88, Pjanic), Griezmann, Messi, Dembelé (m.88, Braithwaite).

2

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3

Athletic Club

Unai Simón, Capa (m.80, Berenguer), Yeray, Iñigo Martínez, Balenziaga (m.82, Lekue), De Marcos, Dani García, Vencedor (m.80. Vesga), Muniain, Raúl García (m.82, Villalibre) y Williams (m.106, Morcillo).

  • Goles: 1-0, m.40, Griezmann. 1-1, m. 42, De Marcos. 2-1, m.77, Griezmann. 2-2, m.90, Villalibre. 2-3, m.93, Williams.

  • Árbitro: Gil Manzano. Expulsó a Messi y amonestó a Lenglet y Jordi Alba, del Barcelona, y a Dani García, Villalibre y Morcillo, del Athletic.

Lo que terminó sonando fue la trompeta de Villalibre para celebrar un título ganado en buena lid y con todo merecimiento. El partidazo ante el Real Madrid no había sido un espejismo. En la final los rojiblancos repitieron actuación corregida y aumentada.

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El Barcelona pareció tomarse las cosas con calma. Tenía la experiencia de su reciente visita a San Mamés, donde los locales llegaron a adelantarse en el marcador gracias a una presión asfixiante que solo pudo aguantar veinte minutos. Los de Koeman renunciaron a su juego habitual y prefirieron regalar metros al rival para explotar sus debilidades. El plan no les funcionó porque aquella noche el Athletic tuvo muy pocas debilidades. Es cierto que le costaba culminar sus jugadas de ataque, pero los errores en posiciones adelantadas no repercutían atrás, donde, con un Messi ausente, la defensa rojiblanca resolvía sin problemas los esporádicos acercamientos de los atacantes blaugrana.

No estaba pasando nada, hasta que pasó. Solo faltaban cinco minutos para el descanso cuando Messi le dio el pase de siempre a Jordi Alba y Griezmann llevó a la red la devolución del lateral al corazón del área. Parecía uno de esos goles que acaban con las ilusiones del más pintado. No fue el caso. El Athletic ni pestañeó. Dos minutos después De Marcos establecía el empate rematando a dos metros de la portería un centro pasado de Williams.

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El segundo tiempo del Athletic fue incluso mejor. El VAR impidió que Raúl García adelantara a su equipo de cabeza y Williams no acertó con un remate fácil, bien perfilado en el área. Pero, aunque las ocasiones más claras fueron rojiblancas, el gol volvió a caer del lado barcelonista tras una combinación entre Dembelé y Alba que acabó con un nuevo remate de Griezmann.

Apenas quedaban doce minutos para la conclusión y de nuevo la calidad individual estaba decantando la final. El Athletic pudo pero no supo; el Barcelona hizo pleno en las dos ocasiones que fabricó. La triste historia de los últimos enfrentamientos entre ambos llevaba camino de repetirse.

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Los rojiblancos llegaban a aquella final en unas circunstancias anímicas semejantes a las de hoy

El espíritu rebelde

Pero había un elemento nuevo e inesperado en aquella noche de La Cartuja. El viejo inconformismo del Athletic, el legendario espíritu rebelde con el que mantiene su pulso contra el mundo, navegando siempre en dirección contraria a los vientos dominantes, volvió a aparecer aquella noche. Los leones no se rindieron y en el último minuto se ganaron el derecho a seguir peleando. Una falta botada por un Muniain que se estaba convirtiendo en un asistente infalible acabó en la red de Ter Stegen por mediación de Villalibre, un delantero centro del Athletic de toda la vida.

El golazo de Williams nada más comenzar la prórroga acabó haciendo realidad lo que todavía seguía siendo un sueño. Había que frotarse los ojos para comprobar que lo que estábamos viendo estaba pasando de verdad.

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Los rojiblancos tocaron techo aquella noche. Nos las prometíamos muy felices. Lo que ha venido después tiene poco que ver con el futuro que soñamos entonces. Incluso admitiendo que era imposible mantener semejante nivel durante mucho tiempo, el bajón ha sido más descorazonador porque el listón había quedado muy alto.

Esta noche, en el mismo escenario, ante el mismo rival y con un Athletic en circunstancias anímicas semejantes, se abre la posibilidad de que el último gran triunfo se convierta en el penúltimo. Recordemos: en el fútbol todo es posible.

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