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Sabíamos que el Athletic tenía un problema con el gol y que la decadencia inevitable de Aduriz lo iba a acentuar. Quiero decir que esta avería en el mecanismo no nos ha pillado por sorpresa, como a los astronautas del Apolo 13 la famosa bajada ... de tensión en el Bus Principal B. Ahora bien, esto no significa que no tengamos razones para sentirnos tan alarmados como Jack Swigert y Jim Lowell cuando llamaron a Houston. Ahí están las cifras, cuya elocuencia no se discute. El Athletic es el decimoquinto equipo de la Liga en goles marcados (38). Y el decimoctavo a domicilio (15). El Valladolid y el Rayo Vallecano son los únicos que llevan menos goles fuera de casa (14) y ya ven cómo les ha ido la feria. Unos están en Segunda y los otros lo están pasando tan mal que todavía ayer por la mañana, tras el susto vivido ante el Athletic, usted podía encontrarse a hinchas blanquivioletas que iban al trabajo con los ojos muy abiertos y pálidos como zombies.
Siendo preocupante esta estadística hay algo peor y es la tendencia que refleja. Este equipo está perdiendo gol año tras año. También está envejeciendo, pero este es un tema que ya despachamos hoy en otra ventanilla del periódico. Tendremos tiempo de volver a él en mejor ocasión. Unos pocos datos. En la campaña 2015-16, el Athletic acabó la Liga con 58 goles. En la 2016-17, con 53. La pasada cayó hasta los 41 y ahora lleva 38, de manera que es lógico suponer que acabará con unos guarismos similares. Eso sí, con el agravante de que esta temporada no ha sufrido el desgaste de la competición europea.
Un repaso a la plantilla explica con cruda precisión este defecto estructural. Mirémoslo línea por línea, empezando por los centrales. Iñigo Martínez y Yeray, los dos titulares, no se han estrenado todavía como goleadores. Y Núñez lleva uno, el que le marcó al Celta la pasada temporada. Vamos, que te pones a recordar a Goiko y a Rocky y te pega tal ataque de nostalgia que no te levantas ni de la cama. Por cierto, no deja de ser curioso que el mejor realizador de la defensa, con dos goles en diez partidos, haya sido Nolaskoain, que pasó al ostracismo con la llegada de Garitano. Los laterales tampoco es que ayuden mucho, la verdad. Entre los cinco futbolistas que, unos más y otros menos, han jugado en esas posiciones -Berchiche, Capa, De Marcos, Balenziaga y Lekue- suman tres tantos. Dos de Berchiche y uno de De Marcos.
Y qué decir de los medios centros. Recordarán el golazo de falta del otro día de Beñat al Alavés. Pues bien, ha sido el único que han firmado esta temporada los medios centros rojiblancos. Dani García y San José no se han estrenado, aunque el navarro marcó al menos uno en la Copa contra el Sevilla. Iturraspe y Mikel Rico han jugado poquísimo y no hay que culparles de que no hayan podido contribuir a la cuenta realizadora. Más grave es que no lo hayan hecho tampoco jugadores de banda como Córdoba e Ibai Gómez. O que Susaeta haya tenido que conformarse con uno.
Son números preocupantes que algunos equipos compensan con una concentración de goles muy alta en dos o tres delanteros. En el Athletic existe esa concentración, pero no la compensación porque las cifras de Muniain, Williams y Raúl García, autores del 68% de los goles, tampoco son para echar cohetes. Muniain lleva 7, tres más que la pasada temporada. Una cifra normalucha en todo caso. Además, en los doce últimos partidos sólo ha marcado una vez y de penalti. Raúl lleva siete, tres menos que la pasada Liga y empieza a tener una edad como para no presumirle margen de mejora sino todo lo contrario. Sólo Williams ha mejorado de verdad, gracias entre otras cosas a que ha sido el delantero centro indiscutible. Eso sí, lleva doce dianas, un número respetable pero, desde luego, no el de un killer. A éste ya lo hemos perdido y no va a volver.
En fin, que hablamos de un problema tan serio como para entender que el club quiera buscarse un parche con Fernando Llorente para un par de años y no le importe asumir el riesgo de un fichaje tan controvertido. Reconozco que a mí esa contratación me haría la misma gracia que una ampolla a un peregrino. Desde luego, me obligaría a una digestión muy pesada, como una de esas boas que se tragan entera a una cabra, durante todo el verano. Ahora bien, creo que más vale eso que el grave peligro de inanición goleadora que se advierte en el Athletic de cara a la próxima temporada.
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