Guruzeta y el gran reto de la confirmación

En una campaña redonda y llena de sorpresas positivas la del delantero donostiarra fue probablemente la mayor. Es cierto que hubo otros futbolistas que ofrecieron un rendimiento muy superior al previsto: Paredes, Ruiz de Galarreta y Beñat Prados, por ejemplo.

Lo de Guruzeta, sin embargo, fue una explosión que muy pocos esperaban; ni siquiera Valverde, que no le puso en el once titular en el primer partido de Liga ante el Real Madrid sino que prefirió seguir apostando por Iñaki Williams como delantero centro. Y lo cierto es que había razones para desconfiar; razones contantes y sonantes. Hablamos de un 'nueve' que en la última temporada con el Bilbao Athletic, la 2019-20, marcó cinco goles, en la siguiente hizo tres en el Sabadell, mejoró hasta alcanzar los tres en el Amorebieta y en su regreso al Athletic firmó seis.

Este era Guruzeta hace justo un año: un ariete que provocaba más dudas que confianza. Su valor en la página Transfermarkt era de apenas dos millones de euros. Pues bien, para entender bien la evolución del donostiarra no hay más que detenerse en el gráfico de su valor en el mercado. Durante tres años se ve una línea recta y larga en lo más bajo del perfil, como el de una etapa ciclista muy llana, que de repente se dispara hacia lo alto, como si la meta estuviera en el Mortirolo. De dos millones pasa a dieciocho, cifra que convierte a Guruzeta en el séptimo jugador más valioso del Athletic.

Si algo se puede decir de este jugador es que supo aprovechar su oportunidad. La pilló al vuelo, como si estuviera al acecho, preparado para su gran salto. Valverde le dio la titularidad en la segunda jornada, ante Osasuna, y marcó. Le ratificó en la tercera ante el Betis, y volvió a marcar. Y así hasta acabar consiguiendo una cifra de goles que un delantero rojiblanco no lograba desde que lo hizo Aduriz en la temporada 2017-18.

Lo cierto es que Guruzeta encajó como guante en el equipo, junto a los hermanos Williams por las bandas y Sancet en la media punta. Buen futbolista de área, con un sexto sentido para el desmarque y eficaz rematador, supo ser el killer eficaz que necesitaba el Athletic. Y no sólo eso: buen atleta y muy generoso en sus esfuerzos, también supo ser la punta de lanza de la presión alta que tantos frutos les dio a los rojiblancos la pasada temporada.

Siendo muy complicado y meritorio lo que hizo el guipuzcoano el pasado ejercicio, el reto que se le presenta ahora es igual o mayor. Ni más ni menos que consolidarse en el nivel al que ha llegado, repetir lo que hizo la temporada pasada tanto en su registro goleador como en su continuidad: 36 partidos y séptimo jugador de la plantilla en minutos (2.240). O dicho de otro modo: demostrar a quienes todavía dudan de él que lo de la campaña anterior no fue una casualidad, un golpe de suerte, la simple fortuna de haber sabido beneficiarse del juego de un equipo muy ofensivo y con un frente de ataque muy potente.

Por esto hay que poner el foco en Gorka Guruzeta, al que no se le vio ante el Getafe, desaparecido entre los centrales de Bordalás y sin suministro alguno por parte de Iñaki Williams y Berenguer, tan desaparecidos como él. Porque se convirtió en un futbolista clave y el Athletic necesita que continúe siéndolo. ¿O alguien cree que es una casualidad que este equipo haya vuelto a Europa justo en el momento en que su delantero centro se ha destapado con una bonita cita de goles?

No hace falta decir que por el tipo de delantero que es, básicamente un finalizador, Guruzeta necesita suministro por parte de sus compañeros del frente de ataque: los Williams, Berenguer, Sancet y esta temporada Djaló. Son un grupo muy interesante, uno de los más potentes de la Liga. En forma, futbolistas capaces de dinamitar cualquier partido. Guruzeta tendrá que aprovecharse de ellos, como ellos tendrán que aprovecharse de su trabajo de presión y sus desmarques. Si lo consiguen la temporada, por muy exigente que sea, puede ser brillante.