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Guillermo, con el gorro del Athletic, y sus amigos celebran el pase a la final en su casa del barrio de Marvista (Los Angeles)
Rojiblancos por el mundo

Guillermo, barbacoas en California con sabor rojiblanco

LOS ÁNGELES ·

El Athletic es su pasión y no se pierde un partido. Las comidas en su casa para ver al equipo bilbaíno ya son tradición

Domingo, 10 de marzo 2024

Rojiblancos por el mundo es una serie en la que contamos historias de athleticzales que viven la pasión rojiblanca lejos de Bizkaia. Si eres uno de ellos, o conoces a alguien que quiera participar, escríbenos a usuarios@elcorreo.com

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El último año que Guillermo ... Gómez Azpiolea vivió en Bilbao, el Athletic ganó la Liga y la Copa. «Me encanta el fútbol y me fui a Los Ángeles con el sentimiento rojiblanco a flor de piel». Por aquel entonces tenía 18 años y allí le costaba la misma vida encontrar algo de información sobre el equipo. «Me enteraba de los resultados con semanas de retraso y de ver algún partido ya ni hablamos. Era imposible. Pero yo ahí seguía. Del Athletic a muerte», confiesa con orgullo.

Cuarenta años después, las cosas han cambiado mucho. «Los títulos es verdad que se nos han resistido, pero gracias a las redes sociales nos hemos juntado un grupo muy majo de seguidores y solemos quedar algunos fines de semana para ver los partidos de la Liga, la Copa... Cuando llegué a Estados Unidos ni me planteaba poder ver un partido del Athletic y mucho menos en directo. Ahora tengo acceso a todos los encuentros y eso hace que me sienta todavía más vinculado al equipo», cuenta Guillermo, que en un arrebato de bilbainismo ha puesto en la placa de su matrícula DBILBAO. «Aquí se puede poner lo que uno quiera y me pareció lo más apropiado», bromea.

La matrícula de su coche

La última vez que quedaron todos los amigos futboleros –el grupo se llama 'Españoles salseros en Los Angeles'– fue precisamente para ver el partido de vuelta de la semifinal de la Copa contra el Atlético de Madrid. Guillermo organizó una barbacoa en su casa del barrio de Marvista, que se tiñó de rojiblanco. Banderas, bufandas, gorros... Estaba «nerviosísimo, pero también muy ilusionado», recuerda. Se juntaron más de veinte personas y eso que el partido era a las doce del mediodía, hora de Los Angeles. «Lo pasamos en grande. Celebramos los goles, el pase a la final... Todo. Empezamos la fiesta a las once de la mañana y terminamos a la una y media de la madrugada, no te digo más».

Guillermo está convencido de que este año nos llevaremos la Copa. Además esos días estará en Bilbao para ver pasar la gabarra por la ría, «porque la vamos a ver», se anima. «Suelo venir unas dos veces al año para visitar a mis padres y justo cuando llegué hace unos días, mis primos me hicieron un recibimiento muy emocionante porque saben que soy muy forofo. Quedamos para comer y me regalaron la camiseta y la bufanda».

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– ¿Irás a Sevilla?

– Pues al principio me vine un poco arriba y lo valoré, pero ya lo he descartado porque el tema de las entradas no está nada fácil. Lo veré y lo celebraré aquí con mis padres y mis amigos.

Que se preparen en Los Ángeles porque Guillermo quiere volver a EE UU como campeón de Copa... otra vez.

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