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Lo peor no es perder contra un recién ascendido que juega con nueve veinte minutos y que no había ganado en sus trece visitas anteriores en Liga. Lo peor de todo es que el Athletic no mereció otra cosa. Los rojiblancos ofrecieron un penoso ejercicio de impotencia en un partido en el que no hubo respuestas ni en el banquillo ni en el campo a los problemas que planteó el Cádiz.
El de este jueves era el primer partido en San Mamés del curso. En condiciones preCovid hubiera servido para tomar la temperatura a la hinchada tras el decepcionante final de curso, el récord de positivos de la Liga, las declaraciones de Unai Núñez en las que pide ir cedido o las quejas de jugadores como Yeray y Dani García a las críticas que les llegan desde la afición.
Uno se imagina a la junta, los jugadores y el entrenador dando las gracias a las restricciones impuestas por la Liga. De haberse reunido 40.000 espectadores anoche en el estadio las crónicas hablarían hoy de una gran pitada y las fotografías recogerían imágenes de pañuelos al viento.
Todo fue un desastre en el Athletic, el duelo deja profundas heridas y algunos protagonistas quedan muy señalados. Dos de ellos son 'pesos pesados' como Muniain y Williams. El otro es Núñez. La reacción del entrenador cuando se vio por detrás en el marcador fue retirar a dos jugadores situados en la cima de la escala salarial del club. A nadie extrañó. Ese gesto valiente fue lo mejor de Garitano en su infausta noche. Hay que ver si es el inicio de una tendencia o un caso aislado.
Muniain ofreció una hora de juego muy pobre. No encuentra su sitio. En lo que va de curso su participación en las jugadas de peligro del equipo es residual. Williams tuvo la ocasión más clara de los rojiblancos, un balón que estrelló en el larguero, pero su partido estuvo lejos de ser brillante.
En su lugar salieron Iñigo Vicente, que debutó, y Sancet. Tuvo el primero un arranque de jugador de carácter y con un par de intervenciones meritorias, pero su impacto decreció con el paso del tiempo. Sancet pasó inadvertido. Ni pudo jugar entre líneas, lo que se le pidió, ni tomó buenas decisiones.
Núñez disfrutó de su segunda titularidad tras pedir irse cedido porque cree que no juega lo que merece. Ha lanzado un pulso que no ha secundado con sus actuaciones. Falló en el gol de Eibar y anoche se vio superado con comodidad por el Choco Lozano en el único tanto de la noche.
El otro que queda bajo la lupa es Garitano. Buscó en su banquillo, apostó por los jóvenes, pero no encontró nunca soluciones para un Cádiz que tuvo un mejor pasar del que espera un equipo con nueve. Con su equipo por detrás en el marcador, en superioridad numérica y con un rival que acabó sin delanteros, Garitano mantuvo a sus dos centrales y sólo retiró del campo a su mediocentro defensivo, Dani García, en el 77. También chirrió su decisión de meter tras el descanso a un rematador, Villalibre, pero a costa de quitar a su mejor centrador, Morcillo.
Todos tuvieron suerte de tener gradas vacías. Los ridículos tan espantosos es mejor sufrirlos en intimidad y sin que nadie te lance reproches.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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