El gol del Athletic pasa por los Williams

La respuesta llegará con el tiempo, pero hay algo que se puede dar por descontado si se analiza la manera en que han llegado los goles del Athletic, cómo se han producido y quiénes han sido sus autores o creadores. La realidad es que casi todo va a depender del rendimiento que ofrezcan los hermanos Williams. No es ésta una afirmación reduccionista en busca de un titular impactante. Es la cruda realidad. Iñaki y Nico han participado en 21 de los 25 goles; es decir, en un 84%.

Hablar pues de dependencia está más que justificado, por mucho que esta palabra guste tan poco a dirigentes y entrenadores. Es lógica, por tanto, la preocupación por la marcha en enero a la Copa de África del mayor de los dos hermanos, que junto a Unai Simón está siendo de largo el futbolista más desequilibrante esta temporada. La otra preocupación posible del aficionado -la renovación de Nico- no es tanta, ya que todo parece encaminado para alcanzar su renovación, a la espera del impulso final.

El repaso de los goles abarca a nueve partidos, ya que en cuatro (Real Madrid, Mallorca, Real y Barcelona) los de Valverde no vieron puerta. Ya el primer gol de esta Liga, el 0-1 a Osasuna, tuvo algo de presagio sobre el gran impacto que iban a tener los Williams. Se produjo tras un pase de Nico desde la izquierda que su hermano mayor remató superando a su marcador llegando en carrera. El 0-2 lo hizo Guruzeta tras irse Nico de dos contrarios por la izquierda y dar un pase atrás.

Ante el Betis, en la segunda jornada, se repitió el protagonismo de los 'brothers'. Los dos primeros goles rojiblancos, ambos de Vesga, llegaron en penaltis cometidos sobre Nico. Y los dos segundos fueron gracias a las asistencias de Iñaki.

No es necesario desgranar uno a uno los goles del resto de los partidos porque basta con una estadística. Entre los dos hermanos suman 13 asistencias, 6 goles y han forzado dos penaltis. Son datos que hablan de otra variante con un gran significado: la recuperación de las dos bandas como fuente de alimentación de los goles del Athletic. Hacía mucho tiempo que los rojiblancos no eran profundos por los dos costados a la vez, una virtud fundamental para no ser predecible. La banda izquierda ha pasado años siendo un erial y ahora es un cuchillo de matarife. O si no que se lo pregunten a Rafa Benítez.

Valverde tuvo dudas, pero al final ha acabado entregando los costados del ataque a los Williams, desde donde pueden resquebrajar defensas y desde donde llegan mejor -con mayor capacidad de sorpresa desde luego- a posiciones de remate. Esta apuesta por hacer largo los carriles también ha permitido que ganen influencia ofensiva los laterales, sobre todo por el derecho, quizá porque Iñaki trabaja más en defensa que su hermano y De Marcos se permite más aventuras que Berchiche. El caso es que el lateral de Laguardia ha marcado un gol -al Valencia a pase de Nico- y ha dado dos asistencias, sendos centros largos desde su banda que cabecearon Guruzeta (ante el Cádiz) y Dani García (ante el Almería). Por cierto, los otros dos goles de cabeza que ha marcado el Athletic los hicieron Villalibre (al Cádiz) y Berenguer (al Valencia en el minuto 98). El navarro, curiosamente, se ha especializado en goles decisivos sobre la bocina. Al Celta también le remató, de penalti esta vez, en el último segundo del descuento.

Decíamos que Berchiche se permite menos alegrías en ataque, pero marcó el único gol de falta que ha hecho el equipo (al Getafe) y dio la asistencia que permitió a Guruzeta abrir el marcador ante el Almería. El delantero donostiarra, máximo realizador con 6 goles -los mismos tantos que firmó en toda la pasada temporada-, se ha revelado como un inteligente aprovechador de asistencias cerca de la portería. Está claro que tiene olfato para situarse. Todos sus goles han llegado en remates cercanos al área pequeña y siempre en jugadas nacidas desde las bandas (4 de la izquierda y dos desde la derecha).

El repaso a los 25 goles deja otras cuestiones interesantes de naturaleza dispar. El Athletic no se prodiga en los golpeos desde fuera del área. Es cierto que el 0-2 de Sancet al Alavés y los de Ruiz de Galarreta e Iñaki Williams al Villarreal fueron muy buenos chuts, pero se hicieron desde la media luna del área, no fueron misiles de larga distancia. Tampoco abundan en el Athletic las buenas jugadas por dentro con pases filtrados o combinaciones entre los centrales. Sin embargo, se han visto dos de gran belleza: la asistencia de Vesga a Iñaki Williams que abrió el marcador en Mendizorroza o el tuya-mía letal entre Nico Williams y Sancet tras la pérdida de Parejo que fue el 0-2 en La Cerámica.

Otro tipo de acción que apenas busca la tropa de Valverde es un clásico de los viejos tiempos. Nos referimos al saque largo del portero para que prolongue uno de los delanteros y el otro remate. Sólo el 3-0 al Cádiz llegó de esta manera al activarse la conexión Simón-Villalibre-Iñaki Williams. Este último es también el autor del único gol que puede considerarse de jugada individual, una de esas en las que el futbolista se lo guisa y se lo come el solo. Nos referimos al estupendo 2-1 ante el Getafe. Ya sólo falta que el Athletic aproveche algún córner alguna vez, pero eso quizá sean palabras mayores.