Ganea se despide del Athletic: «Eskerrik asko por darme la oportunidad de formar parte de la familia rojiblanca»

El sueño de su infancia ha durado poco más de dos años. Nacido en Bistrita hace 28 años y fichado en enero de 2018 por 600.000 euros del Viitorul rumano -aunque la contratación no resultó efectiva hasta el verano de ese mismo año-, el lateral internacional llegaba para reforzar la banda izquierda. Sin embargo, su bagaje se reduce a solo 70 minutos sobre el césped: ambos frente al Levante en la Liga (52), el día del adiós de Berizzo, y otro en la Copa (18) de la campaña 2018-19, ante el Huesca.

Cuando fichó, el único competidor que tenía era Balenziaga. Sin embargo, cuando se integró en la disciplina vizcaína, el Athletic incorporó a Yuri Berchiche a cambio de 24 millones para el PSG. La banda izquierda ya disponía de un dueño. Además, tampoco tuvo suerte este futbolista en la pretemporada en la localidad holandesa de De Lutte. Sufrió una alergia que le llenó el cuerpo de granos y no se recuperó hasta septiembre. Le minó. Si ya sus posibilidades eran pocas ante el futbolista de Zarautz y el deportista de Zumarraga, esa situación acabó por convertirle en la tercera opción.

Tardó en estrenarse en un duelo oficial. Fue en San Mamés, contra el Huesca. El 28 de noviembre. Salió en el minuto 72, con 4-0 en el marcador, por Aduriz. Y comenzó de titular unos días más tarde en el Ciutat de València contra el Levante. Entonces, Berchiche estaba sancionado por una expulsión contra el Atlético, y Balenziaga sufría una lesión muscular. Así que no le quedaba otra a Berizzo. Pues bien, el rumano cometió una falta que en el descuento de la primera mitad adelantó a a los locales, y luego se marchó lesionado del hombro. Recibió un golpe de Roger. Y ahí se acaba la trayectoria de Ganea en el Athletic.

Porque Garitano nunca le tuvo en su lista. De hecho, fue cedido al Numancia en el mercado de invierno. En Soria jugó 17 partidos y consiguió dos goles. Pero en su regreso al Athletic, el pasado verano, tampoco le sirvió. A pesar de que el técnico de Derio le alababa en público por su disposición al trabajo, «por su profesionalidad», no entraba en sus planes. Lo dejó claro desde el amanecer de la pretemporada, cuando no le citó para primer amistoso en Getxo. Debía buscarse equipo, un destino, una idea refrendada por el director deportivo Rafa Alkorta. Ese verano, sin embargo, no lo encontró. Se quedó. Y en enero regresó, en calidad de cedido, al club rumano del que llegó, el Viitorul. Acumuló diez partidos, anotó una diana... En julio, cuando acabó el préstamo, volvió a Lezama. A entrenar. Nada más.

Se fue de vacaciones y en el día que la plantilla se sometió a los test PCR y serológicos -él también-, el Athletic anunció el acuerdo para la rescisión del contrato, que terminaba en 2021. Su nuevo destino será el Aris griego. «Mucha suerte en tu nueva etapa, Cris!», le deséo el club en redes sociales. «Eskerrik asko», ha respondido el futbolista en su despedida.