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Carlos Gurpegui (Andosilla, 40 años) ha sido el último capitán del Athletic en levantar un título. Lo hizo en agosto de 2015, con ... aquella Supercopa ganada ante el Barcelona a doble partido. «Fue el momento de mayor felicidad en mi carrera deportiva», comenta el navarro, quien espera llevarse una alegría esta noche. Los rojiblancos vuelven a medirse a los blaugrana en una final tras dejar en la cuneta a los 'merengues'. «¿Qué equipos han ganado al Madrid y al Barça en tres días a lo largo de la historia? Los habrá, pero es muy complicado», reflexiona Gurpegui. Se ilusiona con un trofeo que reforzaría una filosofía única.
– En 2015, un día antes de la final de Copa en el Camp Nou, dijo: «Es el partido de nuestras vidas». ¿Sería exagerado aplicar esta reflexión al partido de este domingo en La Cartuja?
– No es exagerado. Jugar un partido por un título es muy importante, más en un club tan peculiar como este. Es verdad que en los últimos años hemos llegado a finales, pero tener un título a 90 minutos sí podría calificarse como el 'partido de sus vidas'. Hay otro en abril, contra la Real Sociedad, que también puede serlo. ¡Puede dar la Copa! Pero a día de hoy, el partido de sus vidas es este.
– Aquella final se perdió, pero poco después se ganó la Supercopa precisamente ante el Barcelona. A veces lo imposible deja de serlo.
– Sin duda. Antes del partido contra el Real Madrid me daba la sensación de que el Barça y el propio Madrid son más accesibles este año. Cuando ganamos la Supercopa de 2015, fue el único título que el Barça no consiguió aquel año. No tengo ninguna duda de que el Athletic hará un gran partido en La Cartuja.
– El Barcelona de Guardiola daba miedo, también el de Luis Enrique. El de ahora es bueno, pero no asusta.
– Sin duda hablamos de un gran equipo. Coges jugador por jugador y es un equipazo, pero...
– No es como aquel.
– Quizás no está al nivel de aquellas temporadas. Parece que últimamente están mejor, que han encontrado una línea a seguir. Esperemos que el Athletic sea capaz de ganar al Barça con sus armas.
– Ha sido el último capitán en levantar un título con el Athletic. Dígale al mundo lo que se siente.
– Fue el momento de mayor felicidad en mi carrera deportiva. Ojalá Iker (Muniain) sea capaz de levantar dos títulos esta temporada. Para mí fue un momento único e irrepetible. Solo he ganado esa Supercopa.
– Como jugador y capitán no pudo celebrar un título de Copa, siempre con el Barça de por medio, y también se escapó el de la Europa League. ¿Las heridas han cicatrizado o siguen doliendo?
– Han cicatrizado. Me gusta vivir el presente. Tampoco el futuro me preocupa mucho. Hace casi cinco años que dejé el fútbol. A veces echo la vista atrás y sí que me da un poco de pena no haber cerrado el círculo con un título de Copa o de Europa League, pero no es algo que me atormente.
– ¿Cómo es el día antes de una final? ¿Qué se dicen en el hotel, en la cena, qué ambiente se respira?
– De mucha ilusión.
– ¿No hay nervios?
– Los nervios van llegando según se acerca el partido. Cuando el árbitro pita se te pasa todo.
– ¿Le costaba conciliar el sueño antes de una final?
– Sí. Me imaginaba lo que podía suponer ganar el título, volver a Bilbao, sacar la gabarra. Todos pensábamos en ese momento y sentíamos mucha ilusión.
– ¿Si no está Messi las posibilidades aumentan?
– Creo que sí. Para mí, tanto Griezmann como Dembélé se movieron mucho más el día de la Real, cuando no estaba Messi. Estuvieron más participativos. Messi acapara mucho el ataque del Barcelona. Pero es tan bueno... Además, parece que en las últimas semanas ha recuperado la chispa y el acierto de cara a la puerta rival. En San Mamés nos metió dos. El Barça es más peligroso con Messi.
– El Athletic busca algo histórico: ganar la Supercopa imponiéndose al Real Madrid y al Barça. Casi nada.
– ¡Sin ninguna duda! ¿Qué equipos han ganado al Madrid y al Barça en tres días a lo largo de la historia? Los habrá, pero es algo muy complicado. Sería una alegría para todos los seguidores del Athletic. Y en estos tiempos tan complicados, la alegría sería doble.
– ¿Qué es lo mejor y lo peor de este Barça?
– Su fortaleza es su ataque. Messi, Dembélé, Griezmann, De Jong, Pedri... Su debilidad es defensiva. Por su forma de jugar, el Barça compite muy abierto. Los laterales suben mucho y hay espacio a sus espaldas, y entre Busquets y los centrales suele haber bastantes metros. Si el Athletic es capaz de buscarles las cosquillas, por ahí puede hacerles mucho daño.
– El Athletic tiene otro aire con Marcelino. ¿Le convence lo que ve?
– Es muy pronto. Lleva menos de dos semanas. El jueves vimos cómo el equipo se organizaba en un 4-4-2, que estaban todos juntos en pocos metros. A Marcelino le vino bien no jugar contra el Atlético para poder trabajar. Se ven cosas, pero necesita tiempo.
– Si estuviera en el vestuario con el brazalete de capitán, ¿qué diría al equipo?
– ¡No lo sé! Llevo tanto tiempo sin estar en un vestuario que se me haría difícil. Les diría que intentaran disfrutar del momento y que estén orgullosos tanto si se gana como si se pierde.
– ¿El pasado pesa en este tipo de partidos? ¿Influyen tantas finales perdidas con el Barça?
– No. Por un motivo muy sencillo: el cambio generacional en el Athletic ha sido muy grande. Te enfrentas a un gran equipo y ya está. El hecho de haber perdido otras finales no pesará a esta plantilla. No restará nada.
– ¿Qué supondría conquistar esta Supercopa?
– Cuando ocurren estas cosas, yo pienso en todos los chavales de Bizkaia y en los aficionados del Athletic. También en toda esa gente que se está haciendo mayor y que ha estado tantos años sin poder celebrar un título. Para un club con esta filosofía tan especial, ganar títulos de vez en cuando es súper importante. Es para que la gente siga creyendo en este modelo y para que los niños de Lezama vean que el Athletic tiene posibilidades de ganar a los mejores.
– Hasta hace nada, el Athletic era un manojo de nervios, un equipo irregular y lleno de altibajos, que se caía con el primer empujón. ¿Qué ha cambiado en tan pocos días para ganar al Madrid y aspirar al título?
– Al Athletic le ha faltado continuidad esta temporada, en el juego y en los resultados. Parecía que los jugadores habían perdido mucha confianza en lo que hacían. El hecho de venir un entrenador nuevo... Me imagino que les habrá incidido mucho en olvidarse de lo que ha pasado y en limpiar la cabeza. Contra el Madrid les veía correr y presionar. Estaban disfrutando. Si encima acompaña el resultado, todavía mejor.
– Si le dan a elegir entre ganar esta Supercopa o la aplazada final de Copa ante la Real, ¿con qué se quedaría?
– ¡Con las dos! Es complicado. Falta mucho para la final de la Copa. Ganar la Copa te da más... (no lo define). Pero tampoco quiero despreciar la Supercopa, encima con el Madrid y el Barcelona de por medio. Ganarles a los dos tendría mucho mérito.
– ¿Qué diría a los que ningunean la Supercopa?
– Cuando estaba jugando, mi sensación era que si la ganas la entiendes como un título, un título oficial, y si la pierdes como que se desprecia. Todavía recuerdo cómo nos dieron la Supercopa cuando la ganamos. Tuve la sensación de que nos trataron como a unos invitados, que estábamos en un segundo plano. No tengo ninguna duda de que si hubiese ganado el Barça, en el momento de entregar la Copa a su capitán hubiera sido diferente.
– Siga.
– A mí ni me dejaron tener a mis compañeros detrás. Me dieron la Supercopa a mí solo. Vuelvo a lo de antes: consideran que si la ganan es importante y si no lo hacen pasa a ser un título menor, que no importa.
– Importa quién es el ganador y quién el perdedor.
– Efectivamente. Pero para el Athletic lo es todo. Será un título mayor o menor, pero es un título.
– Han pasado casi seis años de aquel momento y cinco de su retirada. ¿Está en paz con el fútbol?
– Estoy muy en paz. Vivo tranquilo y no me gusta volver al pasado. Fue una época de mi vida con sus cosas buenas y malas, y siempre me quedo con lo bueno. Estoy súper contento de haberlo vivido, pero es el pasado. Nada más.
– De todas las finales jugadas y vividas, ¿de cuál se acuerda más?
– Me acuerdo mucho de la de la Europa League, y también de la primera ante el Barcelona en Valencia.
– ¿Cuál fue la que más le dolió?
– La de la Europa League. Por la dinámica del equipo, por cómo había transcurrido la temporada y sobre todo por el resultado final.
– ¿Le hirvió la sangre con la 'lambretta' de Neymar?
– Hubiera hecho lo mismo que Xabi Etxeita (se fue a por él). Me parece bien que se hagan esas cosas y Neymar nos tenía acostumbrados a ellas. Si lo haces con un 3-0, también puedes hacerlo con un 0-0. Era una final, quedaba poco tiempo. Tienes que tener mucha calma para no...
– Hacer nada raro.
– Eso es.
– ¿Estaban hartos ya de verse las caras con el Barça?
– Firmaría muchas finales contra el Barcelona. Quitando la Supercopa que ganamos, el resto las perdimos. Pero jugar una final genera ilusión, en Bizkaia y en muchos chavales. El Barcelona es un rival muy difícil, pero estar en una final siempre es bueno.
– ¿Ha llorado alguna final perdida?
– Sí, por supuesto. ¡Todas! Según pasan los años lloras más porque sabes que te queda menos tiempo. Tengo la sensación de que nos merecimos levantar alguna Copa más.
– Levantó la de 2015. ¿Echó de menos sacar la gabarra?
– A los dos días viajábamos a Zilina. Fue todo muy rápido. A todos nos hubiera gustado subirnos a la gabarra una vez en nuestra vida, pero quizás no era el momento.
– ¿Ha tenido la ocasión de hablar con algún jugador del Barcelona de todas esas finales, de lo que pensaban ellos de vérselas siempre con el Athletic?
– Estuve con Puyol cuando le dieron el trofeo de One Club Man. Cenamos juntos. Me dijo que para ellos éramos un incordio.
– Si pudiera retroceder en el tiempo, ¿qué momento cambiaría para que el resultado de una final fuera diferente?
– El gol de Yaya Toure entes del descanso en Valencia. Si hubiéramos llegado al vestuario ganando, el transcurrir del partido hubiese sido otro. Y también el golazo de Messi en la última final de Copa.
– Cuando se fue de Balenziaga.
– Eso es. Balenziaga le estaba haciendo un muy buen marcaje, y ahí se abrió la final.
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