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Athletic Club

El emotivo recuerdo a los que ya no están

La gabarra se detuvo a la altura de San Mamés para lanzar al agua rosas en recuerdo de los athleticzales fallecidos y que han contribuido a construir la grandeza del Athletic

Miércoles, 10 de abril 2024

Fue un momento con una enorme carga emotiva. La tripulación de la gabarra, festiva y dicharachera desde su salida del Marítimo del Abra, hizo un paréntesis en la fiesta a su llegada a San Mamés. A la altura del templo rojiblanco, testigo de sus gestas y en cuyo tejado también había gente, los campeones y sus acompañantes, con la embarcación detenida y rodeada de naves acompañantes, lanzaron al agua pétalos de rosas rojas y blancas en recuerdo de todos los athleticzales que ya no están entre nosotros y que también contribuyeron a la construcción de la grandeza del club. Instantes solemnes, de respeto y recogimiento. «En toda celebración familiar, y cuanto más grande sea la alegría con mayor razón, debe haber un momento en recuerdo de los seres queridos ausentes. En un club como el Athletic, en el que la transmisión generacional es absolutamente fundamental, dedicar un acto a homenajear a todos los athleticzales que fallecieron sin poder volver a ver al Athletic campeón es una obligación». Así rezaba el cariñoso mensaje del conjunto bilbaíno a los que también eran partícipes desde las alturas de la Copa número 25.

Fue un momento entrañable que también se vivió con ternura desde las orillas, donde, a buen seguro, familiares de los homenajeados agradecieron el reconocimiento efectuado por empleados del club y plantilla. «Un sencillo gesto, pero con un significado enorme para la familia athleticzale. Miles de aficionados tendrán la ocasión de acordarse de aquellos seres queridos que quizá les inculcaron el sentimiento Athletic o, al menos, con quienes seguro lo compartieron. Va por ellos y ellas. La cadena sigue viva», explicaba Ibaigane en un comunicado.

Cuando la gabarra se paró en frente del coliseo rojiblanco, a las 18.25 horas, los jugadores cogieron los ramos y separaron los pétalos de las rosas. Los lanzaron al agua en medio de aplausos de la gente que asistía a un momento solemne. Simón, De Marcos, Sancet, Yeray, Lekue, Yuri y compañía rendían así tributo a los que ya no están pero que respiraron Athletic hasta el último aliento. El agua se volvió por momentos roja y blanca, con todas las miradas clavadas hacia abajo, donde flotaban trozos de memoria e historia. Con el paso de los minutos y las flores entregadas al recuerdo, a alguien se le ocurrió vitorear a una leyenda que iba en la pontona. «¡Iribar, Iribar, Iribar es cojonudo, como Iribar no hay ninguno!». El cántico se volvió eco, que rebotaba entre las dos orillas. Él, el mito, se levantó y saludó alrededor. Sonreía. Estaba feliz.

Significado

Después de un espectacular paso por Olabeaga -allí donde se originó la historia de la mítica embarcación rojiblanca que trasladó a los futbolistas del Acero en 1924 y la canción «por el río Nervión bajaba una gabarra»-, el remolcador redujo la marcha hasta detenerse bajo la imponente imagen de San Mamés. Fueron unos minutos de profundo significado. Después tocaba reemprender la marcha hacia el Ayuntamiento de Bilbao. Pero allí, a la sombra de San Mamés, se recordó a los que no están y sin embargo permanecen.

A los jugadores se les vio muy atentos en el momento del homenaje. Algunos pétalos llegaron a caer en la cubierta y futbolistas como Lekue los recogieron, los metieron en un cubo y luego lo vaciaron en la ría. Era como una lluvia floral que cubrió de sentimiento el espejo de Bilbao. La comitiva prosiguió con su paseo dejando atrás un bonito reconocimiento con el que se cerró el círculo de los ausentes.

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