El club llama a la responsabilidad tras la masiva despedida en Lezama

El llamamiento para arropar a los jugadores en Lezama y en el trayecto hasta el aeropuerto -en los márgenes del recorrido por carretera también se juntaron hinchas, pero de forma bastante más controlada más allá del encendido de algunas bengalas- había sido promovido en los días anteriores a través de la Red. Ayer a las diez de la mañana, horas antes de que la expedición rojiblanca accediera al autocar, ya había empezado a llegar gente tanto a la explanada como al acceso principal de las instalaciones. La respuesta, abonada por el hecho de ser jornada festiva y por una benigna climatología, superó todas las previsiones hasta que finalmente la cosa se fue de las manos.

De hecho, los llamados a convertirse en los héroes de La Cartuja tuvieron serias dificultades para acceder al recinto con sus coches particulares por la aglomeración de aficionados de todas las edades. Sorprendidos por lo que se encontraron, algunos jugadores saludaron a la hinchada y otros tocaron el claxon. Los seguidores, una masa uniforme rojiblanca de camisetas, bufandas y banderas, respondieron con todo tipo de cánticos mientras golpeaban rítmicamente los vehículos como gesto de ánimo. También el presidente, Aitor Elizegi, y jugadores del Bilbao Athletic como Artola y Nico Williams tuvieron que atravesar el 'pasillo' entre la muchedumbre.

Los congregados no pararon de cantar. Los ya típicos 'Salalalalalala Athletic Club' -coreografía incluida- y 'Athletic gu gara'. Los más animados se arrancaron también con el himno. Sin embargo, lo que más se pudo escuchar fue el habitual grito de guerra para pedir a los jugadores que no cesen en el intento hasta lograr el hito: «Jo ta ke irabazi arte», alentaron en todo momento. Cuando los autobuses enfilaron hacia la salida, se desató la locura. Los conductores tuvieron que avanzar al ralentí entre el gentío, hasta el punto de que llegaron tarde a Loiu y el avión despegó con retraso. Las futbolistas del primer equipo femenino se sumaron al homenaje pero lo hicieron desde el interior de Lezama y separadas por una valla de los aficionados.

Con su escueto comunicado a través de las redes sociales en el que se llamaba a la mesura, el club ponía sobre todo su mirada en eventuales reuniones y celebraciones masivas durante las próximas horas, ya que para entonces lo sucedido en la fábrica de talentos no tenía remedio. Por la tarde, en un programa emitido desde Sevilla en la web del Athletic, Aritz Aduriz, que goza de un gran predicamento entre la hinchada, aseguró que muchos seguidores, entre los que se incluyó, se habían dejado llevar «por la ilusión del momento». Y reconoció que había sido un «error» colgar en las redes sociales los vídeos de la despedida al equipo. El exfutbolista rojiblanco pidió «cautela y responsabilidad». «Espero que este fin de semana sea así», subrayó. Al cierre de esta edición ni Elizegi ni ninguno de sus directivos se había pronunciado sobre la aglomeración en Lezama más allá del mensaje de Twitter.

Muchas de las personas que se habían reunido en la joya de la corona del Athletic eran conscientes de que la euforia se había desbordado para estar cerca de los suyos. «Todos llevábamos puesta la mascarilla, había más gente de la que nos esperábamos y nos hemos separado un poco, hemos sido lo más prudentes en la medida de lo posible», señaló Kepa Goikoetxea. «Llevamos mucho tiempo sin poder animar al equipo en San Mamés y lo echas de menos, ahora hemos decidido venir para alentarles ante una final histórica», añadió.

La intención de los seguidores que se acercaron a Lezama era «animar a los jugadores, que se sientan arropados ante una ocasión tan especial», comentó Jon González. «Era la única oportunidad de animar al equipo y hemos querido aportar nuestro granito de arena», apuntó Unai Bujanda. «Todos estábamos con ganas de un subidón como este en una semana de tantos nervios», coincidieron ambos aficionados.