leire pérez
Sábado, 3 de abril 2021, 18:27
La afición del Athletic siempre responde. Miles de personas se han echado a la calle para animar a su equipo. No han querido que los de Marcelino se sintieran solos. Lo demostraron a lo largo de la mañana hasta que a primera hora de ... la tarde, todo se torció. Algunos han aprovechado la excusa para tomar, literalmente, algunos de los viales más emblemáticos de Bilbao y participar en una fiesta para la que seguramente no era el momento ante el incremento de casos y contagios. A las puertas de la cuarta ola.
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A pesar de las advertencias y de las continuas llamadas a la precaución y la calma, miles de personas, la mayoría jóvenes, se han dirigido a la calle Licenciado Poza en un intento de disfrutar de una normalidad que no existe. De no ser por las mascarillas que portaban, podría creerse que era cualquier otro día de esos en los que el Athletic jugó una final. Incluso la Brigada Móvil de la Ertzaintza ha tenido que tomar posición en el cruce con María Díaz de Haro y cargar para que los asistentes se disolviesen. El resultado: la peor imagen. Media docena de contenedores volcados, llamas e incluso grupos de jóvenes lanzando botellas a los agentes. Minutos antes varias patrullas de la Policía Municipal acudía al lugar para regular el tráfico y evitar que los vehículos se dirigiesen hacia Pozas.
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Se veía venir porque desde primera hora de la mañana comenzaban a llegar las primeras cuadrillas y las terrazas se llenaban. De poco han servido las palabras del lehendakari Urkullu, el alcalde Juan Mari Aburto, el presidente del Athletic, Aitor Elizegi y esta misma mañana la consejera Sagardui en las que hacían un llamamiento para evitar aglomeraciones y celebraciones con motivo de la final de la Copa de esta noche.
Es cierto que las restricciones para que se propague el virus limita la instalación de mesas y sillas. Pero ante la falta de sitio en el que sentarse muchos han sido los que han optado por quedarse de pie. Se han visto incluso escenas de personas haciendo botellón.
Cuadrillas como la de Kiara, Ariadne, Irene y Hanna, vecinas de Trapaga han sido de las primeras que acercaban a la capital para disfrutar del «ambiente» reconocían pasadas las doce del mediodía que les había costado pillar sitio en el que es el punto de encuentro de la afición rojiblanca. Su intención era pasar el día por Bilbao y comer un bocadillo, visto lo visto, han optado por no moverse de la terraza en la que están. «Nos ha costado pillar sitio, así que mejor aquí nos quedamos», contaba una de ellas.
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Daba igual el lugar, la pasión retumbaba de norte a sur y de este a oeste. Otros lugares como la mítica García Rivero o el Casco Viejo también se han llenado de vida desde las primeras horas de la jornada. Joxian, Fernando, Josune y Ana disfrutan en Ledesma. Hay que aprovechar al máximo por la calle y del ambiente, aunque esta final es «rara», reconocían. «Como la pandemia porque por mucho que nos animemos luego va a estar imposible salir», afirmaban. En su opinión, la final se tenía que haber «pospuesto». «Yo habría sido de los primeros en firmar para que se cambiase de fecha, a una época mejor, después de verano», asegura este bilbaíno. «¿A ver qué pasa esta noche?, ¿se va a quedar la gente en casa como ganen? Porque son cuarenta años de espera», advertían.
A pesar de que la capital vizcaína ha recibido a miles de vizcaínos que llegaban para palpar el ambiente y pasar el día de poteo, hasta la hora de retirarse a ver el partido en casa, las muestras de cariño se han repartido por toda la geografía vizcaína. En Arrigorriaga, Marian reconocía que un maniquí adornará todo el fin de semana, gane o pierda, su balcón. «Es el único modo que tenemos de animarles ahora mismo, así que ocurra lo que ocurra seguiremos vistiendo en nuestro hogar los colores rojiblancos». En Mungia una animada caravana de más 40 vehículos atravesaba el pueblo, algo similar sucedía en Leioa. En el barrio Mamariga de Santurtzi se mezclaban los sentimientos.
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El histórico derbi entre el Athletic y la Real Sociedad se disputaba también en casa. Por ejemplo en un balcón se dividía con diversa decoración rojiblanca y txuri-urdin, entre camisetas y globos. Goien, la típica calle de poteo en Durango, lucía repleta. Los hinchas más fieles del Athletic apoyaban a su equipo desde las terrazas de los bares, donde cantan a pleno pulmón el himno de los rojiblancos. Para el bar la Ola de Sestao es su primera final. Germán Fernández lo ha decorado con esmero. «Se está notando la alegría. Estos días atrás ya había más ambiente por la calle», celebraba el hombre que sospechaba que la próxima final, en un par de semanas, se vivirá con otro ánimo.
Durante buena parte del día ha habido estampas de lo más diversas y curiosas como la del baracaldés Jesús Jiménez Ordúñez que rendía homenaje a los leones con su txapela de punto. «He estado en las tres finales anteriores y las tres perdieron: contra el Atlético, contra el Barça y contra el Betis», recordaba dolido. María Gutiérrez, Gerardo Ferreras y Marilyn Pabón Zabala salían por la mañana para disfrutar del ambiente y del pre-partido por Barakaldo. «Hoy hay que aprovechar todo el día», señalaban. En Gernika, por ejemplo Olatz salía a andar en bicicleta con la camiseta del Athletic y con sus hijos Kattalin y Eneko.
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