Fernando, leche y cereales para ver al Athletic

Echa la vista atrás Fernando. «Desde muy pequeño he sido muy futbolero y seguidor del Athletic. Según salía del colegio recuerdo pasar todo el tiempo con una pelota jugando con los vecinos. Siempre con mi camiseta del Athletic. A los Reyes siempre les pedía algo del Athletic, la camiseta de Julen, los guantes de Valencia, un póster… Recuerdo alucinar cuando iba en Navidades a casa de mis primos en Bilbao y ver sus habitaciones con pósters del Athletic y alguno con firmas de jugadores y todo», todavía se ilusiona este hincha que se desplazará a Tokio, la ciudad de origen de su mujer Mika y de nacimiento de sus hijos, Carlos y Alfonso –también athleticzales–, para ver el duelo.

Compartirá ese momento con la familia de su esposa, a la que ha introducido, una pizca, en la fe rojiblanca. «No son muy futboleros, pero saben gritar '¡Aupa Athletic!' y, sobre todo, mis hijos disfrutan mucho de los partidos conmigo», confiesa este hombre que ha viajado por todo el mundo.

Se graduó como piloto en Madrid, vivió en Malasia y Vietman, hasta que llegó a Japón. Allí conoció a su esposa y nacieron sus hijos, además de ser comandante de la compañía All Nippon Arways en rutas de Asia y Honolulu. Y ahora trabaja en Bahrain: viaja por Europa, África y Asia.En estos desplazamientos ha visto de todo.También asuntos relacionados con la escuadra vizcaína. «Una vez en Kanazawa, una región al norte de Japón que asemejo mucho al País Vasco por su cultura, carácter y pasión por la comida, me encontré con un japonés que juraba saberse toda la alineación delAthletic. Pero cuando la recitaba yo no le entendía nada. Solo uno: 'Etxebe'», sonríe.

Pero hay más. «En Tokio, hay un bar en Ginza que se llama 'País Vasco'. Era habitual ver al cocinero ccon la camiseta del Athletic puesta», recuerda Otaduy que recibe reconocimiento cuando habla a la gente de su equipo. «Encuentro mucha admiración por el Athletic, su filosofía y su historia. Mucha simpatía y admiración, y a veces, ¡hasta algo de envidia!», lanza.

Pero echa de menos una cosa: San Mamés. «Hace demasiado tiempo que no voy. De hecho, aún no he estado en el nuevo. Es un sueño que tengo ir a conocerlo pronto con mi mujer y mis hijos y que sientan lo que yo sentí la primera vez en el viejo San Mamés». Pero primero, está la final del 6 de abril que disfrutará en Tokio, de madrugada.