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Lartaun de Azumendi
Lunes, 6 de noviembre 2023
Sucede que las aficiones suelen pensar de sí mismas que no hay ninguna como ellas. Al fin y al cabo, el fútbol es pasión y este afecto desordenado del ánimo lleva al hincha a valorar la pertenencia a una determinada tribu por encima de lo que dicta la fría razón. Ocurre en Buenos Aires, en Liverpool y en Bilbao.
Aunque no deja de ser más cierto que la denominación de La Catedral, como se conoce al campo del Athletic, descansa en el reconocimiento a un público que durante décadas se ha distinguido por su gusto, su aprecio y su respeto por el deporte rey y el rival en líneas generales. Del césped bilbaíno han salido ovacionados los rivales más acérrimos e insospechados. No todos, pero sí la gran mayoría de los que han estado a la altura de las circunstancias.
Sin embargo, es muy difícil mantener siempre el nivel y los errores cometidos por los aficionados también han escrito la historia del club. Como aquella situación que hizo mella en uno de los primeros grandes goleadores rojiblancos, Félix Zubizarreta.
El fin de los extranjeros al inicio de la década de 1910 dejó al Athletic un tanto cojo en el frente de ataque. La llegada de Ramón Belauste y, sobre todo, la irrupción de Pichichi mitigaron en gran parte el descenso en la calidad de la delantera. Sin embargo, era necesario sumar más efectivos y fueron varios los futbolistas que aparecieron para tratar de apropiarse los puestos en juego.
Félix Zubizarreta poco a poco fue contando entre los meritorios y en la séptima jornada del Campeonato Regional de 1913/14 demostró su facilidad para golear. En la victoria por 12-0 al Irún Sporting Club, Zubizarreta anotó 5 tantos, convirtiéndose así en el primer león en lograr un repóquer en encuentro oficial. Contaba solo con 19 años. Asimismo, un año después, además de marcar un gol en el 5-0 de la final de Copa de 1915, en la vuelta de semifinales ante el Fortuna de Vigo logró un hat-trick, también el primero en la entonces aún corta historia del Athletic.
Aun así, su fútbol no era del gusto de una parte de San Mamés y no era infrecuente que un sector del público cargara las tintas contra él. La situación le llegó a afectar tanto que brillaba lejos de San Mamés y salía retraído al césped en casa. Siendo campeón de tres Copas y otros tantos Campeonatos Regionales, el 1 de enero de 1917 Zubizarreta formaba en el once que se enfrentaba al Real Madrid en la primera visita histórica de los merengues a San Mamés.
Al parecer, el goleador rojiblanco había comentado a personas de su confianza que no estaba dispuesto a soportarlo más, advirtiendo de que dejaría el club de sus amores de no revertirse la situación. Con un empate a uno en el marcador y después de que hubiera cabeceado ligeramente por encima del larguero y de que acabara de estrellar un balón contra el travesaño, a veinte minutos de finalizar el choque Zubizarreta abandonó el terreno de juego de San Mamés para siempre. A pesar de sus buenas prestaciones, unos cuantos aficionados habían vuelto a tomarla con él. Poco después Luis Hurtado se lesionaría y el Athletic, con nueve jugadores, terminó ganando 3-1 al Madrid con un triplete de Pichichi, quien también terminaría retirándose pocos años después cansado de las críticas del respetable bilbaíno.
Quienes alguna vez han reseñado el triste capítulo de Félix Zubizarreta han contado que no volvió a jugar con el Athletic pero no es exactamente así. Durante la siguiente pretemporada el atacante bilbaíno viajó a Madrid con el Athletic para enfrentarse al Athletic de Madrid y al Real Madrid. El lunes 22 de octubre, colchoneros y leones se vieron las caras en el Campo de O'Donnell en un encuentro en beneficio de la Asociación de la Prensa. Los madrileños vencieron por 5-1 a los de Bilbao, equipo que presentó como delantero centro a Zubizarreta. El bueno de Félix no pudo ni siquiera terminar la contienda, siendo sustituido por José Landazábal, más conocido futbolísticamente como Lakatos, por su parecido físico con la estrella húngara del fútbol. Un Lakatos que fue el primer profesional del fútbol español desde que, ya en 1914, el Eibar comenzara a pagarle bajo cuerda 300 pesetas mensuales y alojamiento.
Al parecer, a Félix Zubizarreta se le reprodujo una antigua lesión, razón por la que aquella tarde de octubre de 1917 terminaría por dar carpetazo a su trayectoria en el Athletic y en el fútbol después de haber marcado 27 tantos en 29 choques oficiales.
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