Una experiencia nueva en el Athletic
Inédito ·
Los rojiblancos no ganan tres partidos de Liga en una semana desde el curso 2016-2017, cuando lo hicieron dos veces en abril y septiembreInédito ·
Los rojiblancos no ganan tres partidos de Liga en una semana desde el curso 2016-2017, cuando lo hicieron dos veces en abril y septiembreNo recuerdo una semana así, con tres partidos ganados y encima los tres de Liga. Seguramente habrá habido alguna, pero no me viene a la cabeza», dijo Valverde en la sala de prensa de San Mamés, feliz tras la victoria ante el Celta. Atentos como ... estamos a nuestras obligaciones profesionales, entre ellas la de refrescar la memoria al entrenador rojiblanco cuando es necesario, como quien refresca e hidrata a un ciclista sediento en las rampas de un puerto, ahí va el dato: en la temporada 2016-2017, con el propio Valverde en el banquillo, el Athletic ganó hasta dos veces tres encuentros consecutivos en el campeonato de la regularidad en la cuarta, en la quinta y en la sexta jornada, además de repetirlo en la 33, 34 y 35. Todo un récord. Lo hizo, además, con los siguientes marcadores: 2-1 al Valencia el 18 de septiembre, 1-2 al Granada el 21, 3-1 al Sevilla el 24 y, siete meses más tarde, añadió el 0-1 al Eibar el 24 de abril, el 2-1 al Betis el día 27 y el 0-3 al Celta en Balaídos el 30.
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25 futbolistas
ha utilizado Valverde en lo que va de temporada. Sólo Unai Simón y Nico Serrano no han jugado.
8 goles
goles han marcado los rojiblancos en los tres últimos partidos de Liga. En los cuatro primeros sólo hicieron tres.
Teniendo en cuenta que los rojiblancos también habían ganado en la tercera jornada de septiembre (0-1 en Riazor el día 11 de ese mismo mes) en realidad fueron cuatro victorias consecutivas en Liga en dos semanas. Pero luego lo repitieron con otras tantas en abril, en 16 días. Al equipo, por cierto, le vinieron de maravilla aquellos 12 puntos, tan bien como le han venido ahora estos nueve, ya que había perdido en las dos primeras fechas, que diría un argentino (2-1 en El Molinón y 0-1 en San Mamés ante el Barcelona).
En sus declaraciones en la sala de prensa, feliz como estaba tras haber firmado una semana redonda, Valverde podría haberse referido a otra cuestión importante; una de la que seguro se siente muy orgulloso y que no podía venirle a la cabeza, sencillamente, porque nunca se había producido en el Athletic: el hecho de haber utilizado 22 futbolistas diferentes en los tres partidos de una semana y encima haberlos ganado todos. (En aquella gran tacada de 2016, por ejemplo, el técnico rojiblanco se limitó a utilizar 17 jugadores).
No tiene sentido ningún sentido echar las campanas al vuelo por lo sucedido en una única semana, por mucho que el equipo vea ahora la vida de color de rosas y se disponga a viajar a Roma rebosante de ilusión y confianza. Lo duro que puede ser un calendario se comprueba cuando se ha experimentado de verdad su dureza, es decir, cuando ya se siente el desgaste físico y mental. Y el Athletic no ha llegado todavía a eso. Digamos que ha empezado subir la cuesta. Al menos hasta enero no se podrá decir con verdadera propiedad cómo ha respondido al equipo a tanta exigencia.
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Ahora bien, lo que no tiene discusión es que la tropa de Valverde está dando los primeros pasos en el buen camino. Y es que todo lo que vaya a conseguir esta temporada pasa porque consiga sostenerse a un alto nivel con un sistema de rotaciones similar al que hemos ha vivido en estos tres últimos partidos: hubo cinco cambios en Leganés respecto al anterior partido contra la UD Las Palmas y hasta ocho ante el Celta respecto a los que jugaron de inicio en Butarque. Esto que estamos viendo es una experiencia inédita en el Athletic, donde las temporadas cargadas con tres competiciones se han hecho a la vieja usanza, es decir, con un equipo A que se iba refrescando como buenamente se podía con otro B en el que se mezclaban suplentes y meritorios. Ahora no. Lo que Valverde está intentando es algo nuevo sólo al alcance de los clubes poderosos que disfrutan de grandes plantillas.
El tiempo dirá si es una apuesta demasiada arriesgada, si el entrenador rojiblanco ha pecado de un exceso de voluntarismo intentando montar y dirigir una orquesta de 26 futbolistas. ¿Hay plantilla para tanto? Habrá que verlo. Sea como fue, lo que sí puede afirmarse es que Valverde ha sentado las bases para que este gran objetivo pueda ser posible. Lo ha hecho implantando un estilo innegociable y creando un espíritu de equipo muy fuerte y contagioso. A día de hoy parece imposible que en el once rojiblanco entre un futbolista dubitativo y pusilánime, por mucho talento que tenga. El que entra puede estar más o menos afortunado, pero lo hace entonando cánticos cosacos, consciente de que tiene que dejarse el alma y de que ningún rival le puede amedrentar.
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Esta mentalidad colectiva es imprescindible para que el Athletic siga siendo reconocible y competitivo pese a permitirse un montón de cambios en su once titular. Y no sólo en esos casos. También cuando el rival aprieta y muestra su calidad como lo hizo el Celta el domingo. Hacer una buena lectura del partido, apretar los dientes y mantener la cabeza fría en la fases de inferioridad y golpear duro en los momentos indicados es una virtud exclusiva de los grandes. De los equipazos, como dijo Claudio Giráldez que era el Athletic.
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