Otro empate insuficiente

Se está convirtiendo en una costumbre eso de lamentar ocasiones perdidas, puntos que vuelan y que luego se echan tanto de menos. Y también empieza a ser tradicional el regalito, el tiro al pie que arruina todo el esfuerzo. Ayer Unai Simón lo intentó hasta en dos ocasiones, una en el primer tiempo, con un pase horroroso a Vesga, y otra en la segunda parte, regalando el balón a un rival dentro del área. La primera cantada la solucionó la defensa; la segunda la arregló el propio Simón. Pero cuando parecía que el cupo de regalos ya estaba cubierto apareció Lekue para perder un balón criminal en el centro del campo con todo el equipo saliendo. Munir no falló y el Athletic vio cómo le volaban tres puntos que le habían costado unos cuantos litros de sudor.

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El Athletic de dos caras se trae un punto de Getafe

igor barcia

Son accidentes del fútbol, cosas que pasan, y les pasan a todos, pero ya sabemos quiénes se consuelan con los males de muchos. Los entrenadores suelen subrayar, cada vez que tienen ocasión, lo costoso que resulta ganar un partido en esta Liga ante cualquier rival. Y tienen razón. Por eso duele más cuando se echa por la borda tanto trabajo por una mala decisión o por un error incomprensible.

No es fácil ponerse delante en el marcador en dos ocasiones, y además con dos golazos en su elaboración. El pase de Herrera en el primero fue el mejor regalo en su estreno como titular; la jugada de Nico en el segundo refuerza las esperanzas puestas en él. Debieron ser dos mazazos definitivos, pero el Getafe se recuperó de los dos gracias a un rebote afortunado y a un regalo.

No quiere esto decir que el equipo madrileño no se hiciera acreedor a su propia suerte. Fue algo así como el mundo al revés. El Getafe superó en muchas fases del partido al Athletic utilizando sus propias armas: intensidad, juego directo y centros al área prácticamente desde cualquier posición. Un fútbol tan sencillo como eficaz que el Athletic no estaba sabiendo neutralizar como lo demuestran los tres cambios que introdujo Valverde mucho antes de lo que acostumbra.

El nuevo empate vuelve a dejar sensaciones contradictorias. El Athletic sigue sin perder fuera de casa, lo que es un dato positivo, pero, al igual que ocurrió en Sevilla, da la impresión de que al equipo le falta un puntito de solidez para amarrar partidos que no se deben escapar. Los de Valverde volvieron a mostrar dos caras muy diferentes: mandones y seguros de sí mismos en el arranque, pero desorientados e incapaces de frenar al rival durante demasiados minutos. Empatar un partido en el que te has adelantado en dos ocasiones es decepcionante se mire como se mire. Ganar en esta Liga cuesta un mundo. Hace falta mantener un nivel durante los noventa minutos o, por lo menos, no dar demasiadas facilidades cuando toca sufrir. El Athletic tiene que repasar esa parte de la lección que, por lo que se ve, no la tiene dominada del todo todavía.