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«Llevamos 24 meses al frente del club. Los seis primeros estuvieron volcados en sacar al equipo del descenso y estos diez últimos han estado ... condicionados por la Covid-19. Realmente solo hemos tenido medio año para trabajar con normalidad». La reflexión parte de un miembro de la junta de Aitor Elizegi y refleja el análisis que desde el Palacio de Ibaigane se realiza sobre la actual situación del Athletic. El presidente y la directiva rojiblanca afrontan mañana una de las asambleas más complicadas que se recuerdan. Tanto por la forma: por primera vez no será presencial sino que se llevará a cabo por vía telemática. Como por el fondo: la junta presenta a los socios un presupuesto con pérdidas de 35 millones de euros entre este año y el próximo, coge 43 millones de la 'hucha' para evitar un agujero económico mucho mayor y pide a los socios que den el 30% de sus cuotas al club aunque no disfruten de los partidos en San Mamés por las restricciones provocadas por la Covid. Todo ello para alumbrar un presupuesto de 134 millones para 2021, tres menos que el anterior, y «asentar las bases» para que el club salga «fuerte» de la actual crisis mundial. Reconocen que están pidiendo un esfuerzo a los socios en la misma línea que ya lo han hecho «jugadores y altos cargos» de la institución bilbaína. En una de sus últimas comparecencias, el contador, Jon Ander de las Fuentes, anunció que se está negociando una nueva rebaja salarial con la plantilla, por encima del 6% que se pactó en verano.
En Ibaigane no esconden que el momento es «complicado» y que el examen que deben pasar puede marcar toda la legislatura para la directiva. De salir adelante sus propuestas obtendrían el suficiente viento a favor para gobernar la entidad con calma institucional hasta 2022. De ser rechazados tanto el balance de este 2020 como el presupuesto para el próximo ejercicio, la junta recibiría un golpe en el fondo -tendría que reajustar las cuentas y buscar nuevas fórmulas para cuadrar los números- y en las formas. Porque no hay que olvidar que Elizegi llegó a Ibaigane tras unas de las elecciones más reñidas de la historia, por apenas 80 votos de diferencia, y derrocando al candidato que apoyaba el anterior presidente, Josu Urrutia.
tras la etapa de urrutia
Es precisamente esa división la que marca los diferentes análisis sobre la gestión de la actual junta desde que tomó posesión tras los comicios del 27 de diciembre de 2018. Quienes respaldan al actual equipo de gobierno aseguran que el club va camino de su modernización -hablan de los nuevos edificios en Lezama, de la grada de animación, de los accesos al anillo superior de San Mamés mediante ascensores...-, que la entidad rojiblanca ha recuperado un peso que se había perdido en instituciones como la Federación -una exdirectiva, María Tato, está al frente del fútbol femenino nacional-, la Liga y el CSD -Elizegi ha logrado la reforma de la ley para no tener que avalar con su patrimonio y el de la junta las pérdidas achacables a la Covid- y que en lo deportivo se cogió a un Athletic en crisis y al borde del descenso «y ahora lo que se discute es si debe haber más jóvenes en la alineación titular y si el juego tiene que ser más ofensivo».
Los contrarios a la actual junta creen, sin embargo, que el club ha caído en cierto descontrol. Citan errores como el «bochornoso» episodio del no fichaje de Fernando Llorente, cuando la junta y la dirección deportiva, encabezada por Rafa Alkorta, permitieron que los jugadores lideraran las negociaciones para que el delantero riojano regresara a Bilbao a pesar de la fuerte división que esa contratación provocaba tanto en la afición como en la propia directiva. Hasta el punto de que algunos miembros de la junta amenazaron con dimitir si se consumaba el fichaje. Los detractores también aluden a las «continuas filtraciones» de las discusiones internas. «No puede ser que se retransmita casi en directo que la junta está reunida tras un partido para analizar si el entrenador debe continuar o no», recalcan.
cambio sobre el césped
Pero vayamos por partes. En todo análisis de un club de fútbol al final lo que manda son los resultados del primer equipo. Cualquier dirigente al que se le pregunte reconocerá que el devenir de una asamblea está siempre condicionado por la situación del equipo. Si la clasificación y el juego es bueno, todo es más fácil. En este aspecto, la situación no es propicia para Elizegi, aunque el empate del martes en Villarreal suponga un balón de oxígeno. Garitano y su estilo han causado una enorme desafección entre los aficionados. Es verdad, como aseguran en la junta, que la plantilla aspira sobre el papel a cuatro títulos esta temporada -Supercopa, final de Copa aplazada, Liga y la nueva edición de la Copa-, pero no es menos cierto que el juego no engancha a los seguidores, convencidos de que el Athletic podría distinguirse por un fútbol de toque y por ir siempre a ganar los partidos.
Aquí vuelven también los dos puntos de vista. Los del vaso medio lleno y los del medio vacío. Quienes están de acuerdo con el presidente y su junta aseguran que todo el mundo era consciente de que en 2018 ya se percibía un proceso de renovación en el primer equipo, que algunos fijaban en un plazo de al menos dos años. Que jugadores como Susaeta, San José, Beñat y Aduriz habían superado sus máximas prestaciones y que tocaba abrir el camino para que canteranos como Vivian (cedido al Mirandés, del que es capitán), Sancet, Morcillo, Vencedor y los Nicos -Serrano y Williams- se fueran asentando en la primera plantilla.
herida aún abierta
La actual directiva estaba convencida de que Garitano, al que la anterior junta puso al frente del equipo en sustitución de Eduardo Berizzo, era el técnico adecuado para emprender esa travesía en el desierto. «Por su conocimiento tanto del primer equipo como del Bilbao Athletic y del Basconia», aseguran. Ahora ya no lo tienen tan claro, aunque son conscientes de que el entrenador de Derio puede ganar un título de Copa casi cuatro décadas después. «Un trofeo evidenciaria que el modelo de este club sigue vigente. Y es algo que tenemos muy cerca», insisten.
Los críticos con Elizegi sostienen, por su parte, que la comisión deportiva del Athletic «no ha hecho nada en estos dos años. Mantienen al mismo entrenador, al que no pusieron ellos. Ficharon a Ibai y a Kodro, que ya se ve lo que juegan. Y compraron a Berenguer por 10 millones -más 1,5 en variables-, un jugador que no es mejor que Morcillo o que Vicente», sostienen.
En ese contexto, la junta lleva a la asamblea unas cuentas complicadas. Porque calculan 20,7 millones de pérdidas en la campaña 2019-2020 y otros 14,2 millones de números rojos para la 2020-2021. Un déficit provocado por la pandemia y la falta de espectadores en los estadios. El debate, sin embargo, girará en torno a la forma en la que la directiva quiere devolver el dinero a los socios por los partidos no presenciados en San Mamés. La junta propone hacer el cálculo sobre el 70% de la cuantía de cada carnet y no sobre el 100%. Porque entiende que ese 30% restante es necesario para mantener el club. «Todo el mundo es consciente de que algo hay que pagar», se escudan. Y en la junta creen haber convencido a los 300 compromisarios con los que se han reunido en las últimas semanas.
La oposición a Elizegi coincide en esa necesidad de realizar un desembolso mínimo. Pero considera que no se ha explicado lo suficiente por qué se cifra en un 30%. Entienden, además, que se acaba con el principio de que todos los socios son iguales. «Si todos pagamos lo mismo para obtener la condición de socios, ahora debería hacerse lo mismo para mantener el club. Que nos dijeran una cantidad concreta y todos a escote», señalan.
134 millones de presupuesto tendrá el Athletic si los socios compromisarios dan su visto bueno a las cuentas. La falta de público en los estadios provocará unas pérdidas de 14,2 millones, según los cálculos de la junta directiva.
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