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«¿Dónde estaré el domingo? En el césped de San Mamés si el entrenador me pone». Aitor Fernández sigue en vilo. El portero del Levante atiende a EL CORREO a las 18.00 horas de este viernes desde Valencia. Se muestra tranquilo. Pero no ... despeja la gran incógnita que planea sobre él, si el domingo tiene que acudir a Arrasate, en donde nació y está empadronado, a ejercer de suplente en la mesa electoral a la que ha sido citado, con el riesgo de tener que quedarse, o puede asistir directamente al campo.
El club ha recurrido para que sea eximido de esta obligación porque tiene un partido de Liga. A su compañero Miramón (en estas mismas elecciones y en un colegio de Zaragoza) y al rojiblanco Williams (en los comicios generales de 2015) las juntas electorales de su territorios les eximieron.
Sin embargo, la respuesta de la Junta Electoral de Gipuzkoa fue negativa. El club interpuso recurso ante el Juzgado de lo Contencioso Administrativo. Está a la espera de conocer su resolución.
«El club me dijo que estuviera tranquilo, que ellos se hacen cargo de todo y yo la verdad es que ni he preguntado de cómo está la cosa. A día de hoy, espero no tener que presentarme en la mesa, aunque a estas hora lo tendría que hacer. Si te dicen que estés tranquilo, entiendo que quizá no haya que ir«, explica el portero guipuzcoano formado en la cantera del Athletic.
La presidenta de la mesa, Begoña Balanzategi, declaró al periódico 'Superdeporte' que acudirá y que, por tanto, Aitor Fernández puede estar tranquilo. Bastaría en ese caso con que se presente a las ocho en su colegio electoral. Cuando se constituya la mesa con los titulares, los suplentes como él quedan libres, aunque deben estar a disposición por si acontece algún contratiempo. «Ha dicho que se va a presentar y eso me da tranquilidad. De lo malo, malo sería hacer acto de presencia e irme», dice.
En caso de tener que acudir, vivirá una concentración atípica. El Levante llega hoy a Bilbao, pero Aitor Fernández probablemente tendría que ir a pasar la víspera del partido a casa de sus padres en Arrasate. Tras presentarse en el colegio, viajaría hasta Bilbao. Es un viaje de 55 kilómetros en el que se invierten 45 minutos.
«Ni se me pasa por la cabeza perderme el partido por estar en la mesa. Es prácticamente imposible», se esperanza.
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