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No pudo ser. El sueño de Iñaki Arechabaleta se chocó con la realidad de la victoria incontestable de Jon Uriarte. Casi 8.000 socios apostaron por el directivo bilbaíno, pero no fue suficiente. La victoria se le escapó por 3.000 papeletas. «No he conseguido ... lo que quería, pero me marcho muy feliz. He disfrutado un montón sirviendo al Athletic», afirmó nada más hacerse oficial su derrota y el triunfo de Uriarte. «Debo felicitarle. Sólo me cabe darle la enhorabuena y desearle que tenga suerte porque será la suerte del Athletic».
Fue el colofón a una jornada, larga, intensa, cargada de emociones y con un final decepcionante tras una campaña en la que había demostrado sus ganas por llegar en primera posición a la meta.
Arechabaleta situó su cuartel general en el bar 'La Catedral', a escasos metros de San Mamés. Y allí estuvo durante toda la jornada. Convencido de sus posibilidades, votó alrededor de las once de la mañana. Llegó sonriente, repartió saludos y estrechó manos. Incluidas las de sus rivales, Ricardo Barkala y Jon Uriarte. Su gesto se torció poco después, cuando conoció unas polémicas declaraciones del que luego fue elegido nuevo presidente que consideró «inaceptables». Pero la sangre no llegó al río.
Luego llegó la espera. Muchas horas en las que Arechabaleta y sus colaboradores fueron analizando todos los datos que iban llegando. En especial, los de participación. Concedió entrevistas, habló de la polémica sobre la carpa que había instalado Ricardo Barkala, del posible fichaje de Jon Moncayola...
Cuando estaban a punto de cerrar las urnas, Arechabaleta volvió a aproximarse a San Mamés. Se saludó con la presidenta del Eibar, Amaia Gorostiza, con sus seguidores... y tuvo una pequeña satisfacción. Cuando apenas quedaban cuatro segundos para las nueve de la noche, el último socio que ejerció su voto cogió una papeleta con su nombre en lo que parecía una buena señal. El presagio de que todo el trabajo de los últimos meses iba a ser recompensado.
Arechabaleta había presentado una candidatura en la que figuraba en un puesto destacado Iñaki Goirizelaia. El exrector de la UPV iba a ocupar una de las vicepresidencias de una plancha con la que pretendía cumplir el sueño que ya había expresado a sus compañeros de Jesuitas y de la Comercial de Deusto: llegar a ser presidente del Athletic. Elaboró una lista con profesionales de diferentes ámbitos, prometió situar Lezama como «un referencia internacional», abogó por impulsar el equipo femenino... En el terreno económico, se comprometió a eliminar en los cuatro años de su mandato el resultado negativo en las cuentas del club, proponía generar recursos utilizando San Mamés, Lezama e Ibaigane...
Pero su gran golpe de efecto tenía nombre y apellido: Marcelo Bielsa. El entrenador argentino, convertido en un símbolo, sirvió para dar un vuelco a la campaña. Las opciones de Arechabaleta, que había sido el que menos avales registró, ganaron enteros. A sus 63 años, y socio desde los siete, el directivo veía cómo la posibilidad de sentarse en el sillón de Ibaigane empezaba a acercarse. Pero su tirón no fue suficiente.
Después de votar, Arechabaleta confesaba que el jueves mantuvo una conversación con Bielsa. «Marcelo está expectante. Tiene confianza en que ganemos. Creo que tiene la cabeza ya en Bilbao y está con mucha ilusión y ganas de ponerse a currar con este magnífico equipo». Pero los socios de Athletic optaron por Jon Uriarte y Ernesto Valverde y el sueño de llegar a Ibaigane se quedó en eso, en un sueño.
En cuanto los resultados fueron claros y la victoria de Jon Uriarte confirmada, Iñaki Arechabaleta se acercó junto con Iñaki Goirizelaia al cuartel general del ya presidente para felicitarle y mostrarle su apoyo. La candidatura del nuevo regidor de Ibaigane agradeció el detalle y lo definió como «un momento precioso, de caballeros».
Se enterraba el hacha de guerra tras una jornada que había arrancado con cierta tensión después de que Arechabaleta conociese unas declaraciones en las que Uriarte había comparado su plancha con una «tortilla española». El directivo bilbaíno no ocultó su enojo. Pero cerradas las urnas, tocaba remar juntos a favor del Athletic.
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