«Lo mejor es que el domingo se hable poco o nada de los árbitros». El deseo de Munuera Montero, el árbitro elegido para la final de Copa que coronó al Athletic campeón, se cumplió. Solo hubo celebración rojiblanca. Nadie se acordó de él, ni de su compañero en la sala VOR, Prieto Iglesias. Las lágrimas del rival, del Mallorca, eran de pena por la derrota. No había detrás ninguna injusticia arbitral.
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Los vídeos que de aquí a un tiempo hace públicos la Real Federación Española de Fútbol permiten a la afición hacerse una idea de lo que es ponerse detrás del silbato. Queda claro que no es tarea fácil, aunque algunas veces parezcan incomprensibles algunas de sus decisiones. Polémico VAR incluido y muchas veces de por medio. En La Cartuja no fue así. Nadie habló de ellos.
El vídeo, de algo más de cinco minutos de duración, muestra cómo gestionó Munuera Montero las jugadas claves del partido. «¿Estás bien? ¿Te pido asistencia? Tú mandas, Samu. ¿Bien?», pregunta el colegiado al jugador bermellón, Samu Costa, tras recibir un fuerte golpe en la cabeza. También se mostró vigilante en las áreas, sobre todo en las jugadas a balón parado. «Cabeza, que estás dentro del área», advertía a Valjent.
¿Y en los goles? El de Dani Rodríguez no generó duda alguna. «Gol legal», sentenció Munuera Montero. El de Sancet, en cambio, sí. Dudaban los colegiados si en la pérdida de Dani Rodríguez, el germen del empate de Sancet, podía ser falta. «Nada, no hay nada. Pisa balón y se cae», justificó finalmente a Antonio Raíllo, en constante comunicación con Prieto Iglesias, en la sala VOR.
También gestionó con solvencia los dos sustos en forma de cabezazo que protagonizó Unai Gómez, Primero, con Samu Costa. Y luego,con Muriqi. «Muriqi, le das tú a él con la cabeza», explicó Munuera Montero al futbolista, que pedía tarjeta amarilla para el centrocampista de Bermeo.
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Una de las anécdotas tiene como protagonista a Paredes. Con amarilla tras una fuerte entrada, Munuera Montero le regañaba al defender un córner. «Cabeza, hostia, tienes amarilla», le reprendió. La decisiva tanda de penaltis fue un mero trámite sin contratiempos, al menos para los árbitros. El gol de Berenguer fue el punto y final al trabajo del trío arbitral. Munuera Montero hizo sonar su silbato señalando los vestuarios. No había nada que hacer allí. Ya era la fiesta del Athletic y los jugadores rojiblancos los únicos protagonistas.
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