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Se cumplen hoy dos meses de la lesión de Álvaro Djaló en el Benito Villamarín. Como recordarán, el exjugador del Braga saltó al campo en ... el minuto 79 y poco después, cuando el partido entraba en el descuento, recibió un golpe de Marc Roca, al que intentaba regatear en la conducción de un contragolpe. Entre visibles gestos de dolor en su tobillo izquierdo, tuvo que retirarse del campo. En aquel momento se temió una lesión grave y fueron muchos los que no pudieron dejar de pensar en el mal fario que parecía perseguir al nuevo fichaje del Athletic. Ya no sólo era que jugase poco y mal, o que no hubiera respondido a ninguna de las expectativas por las cuales el club se decidió a pagar por él 15 millones. Es que tenía verdadera mala suerte.
Al final, la lesión fue menos grave de lo previsto y los servicios médicos calcularon una baja de entre cuatro o cinco semanas. Y así fue, efectivamente. Aunque ya entrenaba con normalidad, Djaló no entró en la convocatoria para el partido contra el Mallorca, pero sí el 13 de marzo para la vuelta de la eliminatoria contra la Roma. Que Valverde no le diera ni un minuto entonces tampoco sorprendió a nadie. Aparte de que el equipo contaba con una nueva baza en la delantera como Maroan, el choque, por mucho que los italianos se quedaran pronto con diez, era un campo de minas que obligaba a andar con pies de plomo y no hacía demasiado aconsejable una reaparición. A no ser, claro, que esa reaparición fuera algo muy deseado. Que no era el caso, evidentemente.
7 veces
ha sido titular esta temporara el exjugador del Braga. Y en todas ellas Valverde le sustituyó antes del minuto 65.
De hecho, pocas cosas reflejan con más crudeza la decepción que está siendo Álvaro Djaló esta temporada que el hecho de que nadie se haya interesado por su regreso. De hecho, Valverde le mantiene en lista de espera y tampoco le ha dado ni un minuto en los dos encuentros posteriores al de la Roma, los disputados ante el Sevilla y Osasuna. Y eso que en ambos el equipo demandó goles y ninguno de los jugadores del frente de ataque fue capaz de aportarlos. Tuvo que ser Yeray el que hiciera el tanto de la victoria en el Sánchez Pizjuán.
El fútbol está lleno de sorpresas, de manera que nunca conviene descartarlas, sobre todo si son agradables. Imaginemos, por ejemplo, que Djaló tiene unos minutos en El Madrigal, se viene arriba, marca un gol, su segundo de la temporada, y, a partir de ahí, su rendimiento se dispara hasta final de temporada. Ahora bien, siendo estrictamente realistas, hay que reconocer que lo más probable es que el exfutbolista del Braga tenga un protagonismo residual hasta final de temporada y que las esperanzas que todavía hay puestas sobre él, las que queden, se enfoquen al próximo curso. El actual casi hay que darlo por amortizado teniendo en cuenta el pobre rendimiento del jugador, el vigesimoprimero en minutos de la plantilla. En fin, que «la mejor versión» de Djaló, ésa que en febrero Mikel González aseguró que «no se había visto», tendrá que llegar -si es que llega- en la campaña 2025-26.
De aquí a mayo quizá haya que conformarse con que el jugador se anime con un par de actuaciones en los que deje algunos destellos. Esto le ayudaría a quitarse de encima la losa que parece llevar encima desde el día de su debut, ante el Valencia en San Mamés en la tercera jornada. Desde aquel día, Djaló ha sido titular en siete partidos y en ninguno de ellos ha jugado más allá del minuto 65. En seis de ellos, de hecho, Valverde le cambió entre el minuto 55 y el 60. El dato chirría como una tiza en la pizarra, y más si se tiene en cuenta que en cuatro ocasiones se tuvo que ir del campo cuando el Athletic perdía (ante el Leganés, la Roma, el Betis y el Ludogorets) o empataba y necesitaba un gol (Logroñés).
El técnico rojiblanco está muy lejos de haber encontrado en Álvaro Djaló ese gran futbolista «que puede jugar en punta, por detrás del punta y por las dos bandas, que tiene muchísimo gol, velocidad y es muy hábil», según lo describió Mikel González cuando el club anunció su fichaje. Lo que ha encontrado, realmente, es un jugador que nunca se ha sentido cómodo, superado por una presión para él desconocida: la de jugar en un club de la dimensión del Athletic y de hacerlo siendo el tercer fichaje más caro de la historia del club. Y no sólo eso: también estaba obligado a sostener una fortísima competencia en su puesto, algo para él desconocido. El caso es que el chaval nunca se ha sentido cómodo. Todo lo contrario. Cada vez que salía se le notaba ansioso y atropellado, con tantos deseos de agradar que acababa trastabillándose hasta con el balón. No estaría mal que en estos dos últimos meses Djaló haya trabajado el tema psicológico además de la recuperación de su tobillo izquierdo. Porque está claro que tiene que ser bastante mejor futbolista de lo que está pareciendo.
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