Estamos en junio, un mes especial en el que el fútbol de clubes no se juega en los campos sino en los despachos. Mientras los jugadores disfrutan de sus vacaciones, los directores deportivos intensifican su trabajo de corte y confección de las plantillas. En el ... caso del Athletic, se trata de una faena complicada. El gran éxito del equipo no sólo ha provocado una inmensa alegría entre la afición sino también una necesidad perentoria de reforzar el plantel para poder afrontar con garantías una campaña mucho más exigente. Y aquí está el problema, evidentemente. Porque lo cierto es que los refuerzos son para el Athletic un bien escaso y muy caro.
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Como las habas son tan contadas, el foco está puesto en unos pocos futbolistas de los que, inevitablemente, se viene hablando desde hace tiempo. Dos de ellos terminan contrato, Berenguer y Herrera. El objetivo del club es renovarlos. En el caso del navarro, se puede decir que es una prioridad. No es que Valverde le quiera sino que lo considera imprescindible para que el juego ofensivo del equipo no pierda nivel con las rotaciones que estará obligado a realizar a partir de septiembre. Aunque en los dos últimos cursos ha perdido jerarquía respecto a la que tuvo en sus dos primeros, Berenguer es un futbolista con talento y experiencia, muy fiable y bien valorado en el mercado. Esta temporada ha sido el jugador número 12 en minutos y ha protagonizado momentos históricos.
Las últimas sondas que se han conocido sobre su futuro invitan al optimismo. En las páginas webs se dice que la renovación es inminente, que está a un paso, muy cerca, a falta sólo de pequeños flecos. El pasado 15 de mayo, día en el que marcó aquel golazo olímpico al Celta, el propio jugador se mostró esperanzado en un final feliz. «Vamos pasito a pasito. Creo que llegaremos a buen puerto. Mi primera elección es el Athletic», aseguró. Casi tres semanas después, sin embargo, todo sigue igual. Los pasitos son lentos. Todo indica que existe un duro tira y afloja entre las dos partes por el tema económico. Y es que el exjugador del Torino tiene varias ofertas y está en condiciones de tensar la cuerda.
El caso de Ander Herrera también va despacio. Valverde lo quiere para que pueda seguir haciendo el papel secundario que ha hecho esta temporada, en la que ha jugado 23 partidos, 10 de ellos como titular. Se trata de aprovechar su clase y su experiencia entrando en las rotaciones en lugar de Ruiz de Galarreta, Prados y Vesga. El futbolista parece que quiere seguir, pero hay dos cuestiones que complican ese deseo. La primera es que deberá asumir un recorte muy fuerte de sus retribuciones. Hablamos de un jugador que firmó 3,5 millones al año. La segunda cuestión es el interés del Zaragoza. Víctor Fernández le quiere como referente de un proyecto ambicioso que termine con el ascenso tras más de una década en Segunda. Y el corazón de Herrera, como es natural, siempre ha estado en el club en el que se formó y al que siempre ha querido volver.
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Si hay una necesidad de refuerzos que salta la vista y que el propio Valverde ha reconocido es la de un central. «Esta temporada hemos jugado con fuego», llegó a decir el técnico rojiblanco, aludiendo al hecho de haber tenido que aguantar el tipo con solo tres centrales -Vivian, Paredes y Yeray-, tras la marcha de Iñigo Martínez. Que el Athletic no se haya quemado, teniendo en cuenta además que Yeray se ha pasado la temporada a trancas y barrancas, se debe al magnífico rendimiento del recién renovado Vivian y Paredes. Pero con la perspectiva de disputar la Europa League ese juego con fuego no puede repetirse porque el Athletic corre serio riesgo de chamuscarse.
El cuarto central, en fin, es una urgencia. Y no va a ser fácil resolverla. David García sería el candidato más factible, ya que Laporte, ese oscuro objeto de deseo, parece todavía imposible. El navarro, sin embargo, tiene una cláusula de 20 millones y, siendo como es el capitán del equipo, Osasuna no va a malvenderle. (Y eso en el caso de que el central de Pamplona acepte ser vendido). Tras gastarse 15 millones en Djaló, es difícil que Jon Uriarte invierta una cantidad semejante en David García, pero tampoco puede descartarse. Al fin y al cabo, no hay más centrales en el mercado que puedan considerarse un refuerzo. Otro caso es que sean un apaño; justo lo que no quiere Valverde, que también ha puesto el objetivo en Ivan Martín. Su talento y polivalencia convierten al jugador del Girona en un fichaje de lujo y a un precio asequible, ya que tiene una cláusula de 12 millones y su club parece dispuesto a negociar.
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