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Este mes de abril no es un abril como otros en Bilbao. Tampoco el del año pasado cuando el Athletic se coronó como campeón de Copa 40 años después y regaló un título a una entregada y fiel hinchada pero poco acostumbrada a las grandes gestas. Y, claro, tampoco a las alegrías... Estos días se recuerdan aquellas emocionantes jornadas en los que Bizkaia entera se sumergió en un éxtasis colectivo que aparcó por unos días cualquier otra preocupación.
Entre la conquista de la Copa en La Cartuja y la celebración de la Gabarra, el 6 y el 11 de abril, respectivamente, los jugadores rojiblancos no se quedaron en casa. El día 9, dos días antes de que más de un millón de personas abarrotara las dos orillas de la ría para ver a sus héroes, en el corazón del botxo se vivió un acontecimiento inigualable del que se habló largo y tendido y que evidenció que, a pesar de ser futbolistas millonarios y haber tocado la gloria, los jugadores del Athletic conforman una verdadera cuadrilla y que el club bilbaíno es diferente al resto.
Los jugadores rojiblancos celebraron la hazaña con una kalejira por varias calles y un concierto en Jardines de Albia, con Muniain desatado como maestro de ceremonias y con centenares de seguidores que se fueron uniendo según avanzaba la juerga. Una fiesta en pleno corazón de la villa que se podría decir que fue toda una 'bilbainada'. Como le gusta decir a Iñaki Williams, se gestó 'a lo bajini'. De forma totalmente improvisada -que se sepa-, pero que desembocó en todo un fiestón en Jardines de Albia.
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Todo comenzó cuando el mayor de los hermanos Williams realizó un directo en su cuenta de Instagram tras comer en un restaurante ubicado en Iparraguirre. Se veía a los jugadores con copas en la calle y cantando. Se fue corriendo poco a poco la voz y se lió una buena. Los aficionados que se unieron a la fiesta con los jugadores no daban crédito. Meses después se conoció que Vesga, contando por él mismo, fue quien le propuso a Villalibre que llamara a su 'electrotxaranga'. En poco tiempo, el grupo se plantó en el restaurante y comenzó a sonar la famosa trompeta de Villalibre.
Los jugadores desatados y jaleados por centenares de personas, comenzaron a dejarse llevar y comenzó una kalejira por la calle Henao hasta Jardines de Albia. Las imágenes dieron la vuelta al mundo. Cánticos seguidos con coros, palmas, euforia... Todos al unísono. «No sé por qué me dio esa vena, pero bueno es el mejor día como jugador y de celebración que he tenido», confesó Vesga en una entrevista.
La Ertzaintza llegó a abrir expediente sancionar a cuatro jugadores. Viendo la que se había montado, hacia las 11 de la noche, el entonces capitán Muniain pidió perdón a los agentes que se presentaron en Albia para evitar desórdenes públicos y todos optaron por disolver la concentración.
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