![Ocho años del partidazo contra el Sporting de Portugal: «Destrozamos nuestros límites»](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202004/26/media/cortadas/athletic-limites-kpVE-U1001064231092a9-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Hace justo ocho años, un 26 de abril de 2012, el Athletic regaló a su afición uno de los momentos más memorables de su centenaria historia. En un San Mamés embriagado por la emoción y los nervios, conectado con su equipo y en trance por ... lo que ocurría en el terreno de juego, los rojiblancos remontaron al Sporting de Portugal y se clasificaron para la segunda final europea de su historia. 35 años después de las lágrimas que salaron la herida abierta por la Juventus, que aún escuece a muchos parroquianos veteranos de La Catedral, los muchachos de Marcelo Bielsa escribieron un relato hermoso que hizo felices a cientos de miles de personas. En una noche para el recuerdo, que todo el mundo conserva fresca en su memoria, los bilbaínos vivieron el apoteosis de una victoria que inmortalizó una forma particular de jugar y entender el fútbol.
Cuando habían pasado las once de la noche, el inglés Martin Atkinson hizo sonar su silbato por última vez. Levantó los dos brazos y decretó el final del partido. Locura. El marcador de la vieja Catedral devolvía la imagen de un 3-1. Suficiente para dejar sin efecto la derrota en la ida por la mínima (2-1). Los jugadores lloraban, más de uno en la grada también, porque el Athletic había coneguido meterse en la final de la Europa League. Era algo que no podían imaginar ni los más optimistas cuando arrancó la era de Marcelo Bielsa, un entrenador genial perseguido por la fatalidad que hizo de los rojiblancos un milagro. No solo por los resultados, por brillar en el Viejo Continente y en la Copa, donde también llegó hasta el último escalón, sino por la forma en la que lo hizo su equipo. Cautivó con su fútbol atrevido, comprometido, ofensivo, físico y diferente. «La gente se enamoró del Athletic», recuerda David López, integrante de aquella plantilla que consiguió llamar la atención de todo el mundo del planeta fútbol.
Todo comenzó con la eliminatoria previa frente al Trabzonspor en San Mamés (0-0). El choque de vuelta no se jugó porque la UEFA suspendió al Fenerbahçe por amañar partidos y dio la plaza de la Champions al rival de los bilbaínos, que accedieron directamente a la fase de grupos de la segunda competición europa. En la liguilla quedaron encuadrados con el Slovan de Bratislava, Salzburgo y PSG, y pasaron. Llegaron las eliminatorias y los contrarios iban cayendo como un castillo de naipes. El Lokomotiv de Moscú, el Manchester United -cruce perfecto y exhibición de fútbol en Old Trafford-, el Schalke y finalmente el Sporting de Portugal.
Había que levantar el 2-1. Susaeta dio el primer paso, pero Van Wolfswinkel asustó con el 1-1. El Athletic no se vino abajo e Ibai, con un golazo, empató la eliminatoria. Y en el minuto 88 apareció Llorente para llevar el éxtasis a las gradas. Sus ecos siguen escuchándose y nunca dejarán de resonar en la memoria rojiblanca.
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