El Athletic perpetró seguramente el peor partido de la temporada. Un horror. Fue un equipo lánguido, impreciso, desnortado. No se puede jugar peor en Primera. De hecho, volvió a ser mejor, bastante mejor, uno de los colistas, no solo en actitud o en intensidad, lo ... que sería comprensible considerando lo que le iba al Huesca en el partido, sino también en conducción del balón y en oportunidades de gol, mientras el Athletic no daba pie con bola, mostraba gran despiste táctico y enormes carencias técnicas. Si hubiera que personalizar la diferencia entre los equipos diríamos que Mikel Rico pareció Beckenbauer por comparación.
Publicidad
El Athletic jugó un partido desastroso, no se entiende cómo se pueden fallar tantos pases y cometer tantos errores. No propuso nada. El gol que se come Unai Simón fue el colofón a tanto desatino. Pudo recibir otro anteriormente, desde sesenta metros, y sacó otros remates de manera tan poco convincente, a manotazos, que daba más miedo que sensación de seguridad. Desde Unai Simón hasta Jon Morcillo, que no la olió, habría que ser muy generosos para destacar a alguien, y cómo olvidar las carencias de Balenziaga, la baja forma de Ibai, la lentitud de Vesga…
Se venía hablando de las pruebas de cara a la temporada próxima, y eso fue el partido por parte del Athletic, un partido de pretemporada que salió mal. La nueva delantera, que había despertado tanta expectación, pasó prácticamente desapercibida. Lo único reseñable de Sancet fue un buen control orientado que estropeó con un ensayo de rugby. A Villalibre no le llegó un balón y Morcillo pasó sin pena ni gloria, con el agravante de que no ayudó en defensa a tapar la banda izquierda, por donde se paseaban como querían los jugadores del Huesca.
Los cambios se hicieron de nuevo más tarde de lo habitual y no aportaron nada. Williams habría tenido un papel todavía con el empate, cuando el Huesca se veía obligado a arriesgar y subir al ataque, pero por detrás en el marcador solo tocó un balón y lo regaló. A Raúl García se le vio para protestar y Berenguer lo intentó sin suerte.
Publicidad
El Athletic lleva unos cuantos partidos en los que no se juega nada en la clasificación, pero se juega algo más importante: su prestigio futbolístico y moral. Debería jugar todos los partidos con el mismo entusiasmo pensando en sí mismo y pensando en los demás. Le ha tocado ser árbitro de la clasificación y obtuvo dos meritorias victorias ante el Atlético y el Sevilla, que apretaron la pelea por el campeonato. Pudiera ser que ante el Madrid hiciera de nuevo un buen papel, lo que evidentemente deseamos, pero igual de importante para otros equipos es la pelea para evitar el descenso. El fútbol no se juega en un escaparate mediático, es una larga e histórica competición en la que todos los partidos valen lo mismo y todos los equipos merecen respeto. Hay que competir hasta el final contra todos con el mismo espíritu, por respeto propio y ajeno. No olvidemos que la desidia es decepcionante en sí misma, puede que influya en el futuro de algunos jugadores y además perjudica a terceros.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.