Una década con Óscar de Marcos

Nada más fichar por el Athletic, acudió a Isla Canela, donde el entonces conjunto de Joaquín Caparrós preparaba la temporada. Apareció allí con un polo amarillo –«guapo», ayer lo recordaba jocoso–, unos pantalones  cortos de cuadros y se encontró con Andoni Iraola, Carlos Gurpegui, Fran Yeste, Joseba Etxeberria, Aitor Ocio... futbolistas con horas de vuelo y galones, muchos sus «ídolos». «Me acuerdo muy bien. Porque todo fue como un sueño. Tampoco sabía si me iba a quedar en el primer equipo. Han pasado muchos años y lo recuerdo...».

También estaba Iker Muniain, con solo 17 años. Ahora, el navarro y el alavés, incombustible en el césped, son los que poseen ese don de mando en el vestuario, con el brazalete para el atacante, y el alavés como escudero. «Con el paso de los años, te tocan nuevos roles y tienes que ir cogiéndolos. Cuando llegué, había veteranos que asumían ese rol, que eran los que tiraban de nosotros, que nos decían que teníamos que ir todos en la misma dirección. Ahora los veteranos somos Muniain, San José y yo. Llevamos diez temporadas. Aduriz y Raúl... Estamos mucha gente. Tenemos que ir juntando poco a poco al grupo para que todos vayamos en la misma dirección», explicó sobre una de sus nuevas funciones este futbolista que dispone de contrato hasta 2021, renovado por la comisión gestora de Josu Urrutia, sin cláusula de rescisión.

Salvo los dos primeros cursos, De Marcos ha sido uno de sus jugadores que siempre estaban en las alineaciones. Fijo para todos los entrenadores y con la peculiaridad de que podía actuar en cualquier posición: tan pronto de mediapunta, como de lateral izquierdo, de segundo medio centro... Últimamente se ha asentado en la banda derecha, tanto en la parte defensiva, como más adelantado. No obstante, cuando se le pregunta por esa campaña inolvidable, mira a atrás, a esa época en la que se movía con libertad en las cercanías de la meta del oponente. Al primer ejercicio de MarceloBielsa en Bilbao, cuando, por cierto, él empezó a superar la treintena de duelos por temporada. «Quizá sí era donde hacía un juego más vistoso, y se me veía más. Llegaba al área con frecuencia, era un fútbol que a mí me venía muy bien. Tengo muy buenos recuerdos. El partido de Manchester –parece suspirar–... Como lateral también me he encontrado muy cómodo. Pero el primer año de 'El Loco' quizá fue el mejor», rememora.

Allí maduró, se convirtió en un futbolista adulto, que aparece en el puesto 21 de futbolistas con más duelos como rojiblanco, con 385. Da una media de 38,5 duelos por ejercicio, una preciosa cantidad si se tiene en cuenta que la campaña 2017-18 se lesionó en la primera jornada y sufrió una dolencia muy molesta en el pie izquierdo, que le complicó la vida y le torturó. Serían muchos más duelos en este década inolvidable. «Es un lujo poder estar aquí diez temporadas. Es un orgullo. Sigo con la misma ilusión de defender la camiseta del Athletic, como hasta ahora. Antes iba sumando años, ahora voy restando», bromeó un DeMarcos que volverá a correr sobre el césped, y le da igual en qué posición.