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Óscar de Marcos (Laguardia, en abril celebró sus 34 años) cumple el domingo 500 partidos con el Athletic. Es el séptimo jugador en este registro. Si todo va bien, acabará el curso entre los cuatro primeros. Para ello debe superar a Susaeta (507), Iraola (510) ... y Joseba Etxeberria (514). El podio con Muniain (534), Rojo (541) e Iribar (614) está más lejos.
El lateral derecho, que parte como indiscutible en el once un curso más, ha reflexionado este miércoles sobre su amplia carrera. Y ha elegido, a petición de este periódico, el mejor y el peor momento de su excelente trayectoria.
«El mejor fue el partido del Manchester allí». Fue en 2012 en la Liga Europa. Marcelo Bielsa era el entrenador y el Athletic causó asombró mundial con un fútbol de altísimos quilates y un triunfo por 2-3. Ocho mil hinchas rojiblancos fueron testigos de la exhibición y De Marcos anotó además el segundo tanto de su equipo.
De Marcos cree que aquel duelo marcó un antes y un después. «Fue un partido inolvidable que nos cambió un poco la mentalidad de que podíamos competir contra cualquiera. Además, marque un gol», ha evocado en Lezama.
Cinco años después, en diciembre de 2018, Josu Urrutia destituyó al argentino Eduardo Berizzo. De Marcos ha señalado a ese momento como el peor. El técnico había caído muy bien en el vestuario y dolió mucho lo que le sucedió. «El momento más difícil fue cuando despidieron a Berizzo. Sientes esa responsabilidad de no haber podido corresponder a un entrenador al que todos queríamos que le fuera bien», ha indicado.
De Marcos se incorporó a una pretemporada del Athletic con Joaquín Caparrós tras ser fichado desde el Alavés. Hincha rojiblanco hasta la médula, ni se imaginaba aquel verano de 2009 que hoy estaría dando una rueda de prensa por sus próximos 500 encuentros. «Cuando llegué vi que quienes tenían tantos partidos eran ídolos y referentes para mí. Con algunos de ellos además he jugado. Me hace especial ilusión acercarme a ellos».
La pasada campaña jugó 43 encuentros, anotó dos goles y dio cinco asistencias. Hace doce meses dudaba de si sería su último curso. Finalmente, decidió en mayo que podía continuar. «No tenía claro si iba a seguir o no. Cada año me va costando más tomar esa decisión, pero fue sorprendente hasta para mí a nivel individual» el rendimiento ofrecido.
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