¿Por qué hay tantos entrenadores vascos en la élite?

Ernesto Valverde en el Athletic, Imanol Alguacil en la Real Sociedad y Jagoba Arrasate en Osasuna ocupan los tres banquillos de nuestros equipos punteros, y sumando a Andoni Iraola en el Rayo Vallecano y al citado técnico de Zaldibar a orillas del Guadalquivir se completa el actual quinteto vasco en la primera división. A los que habría que añadir nada menos que seis entrenadores locales ejerciendo sus cargos en la segunda categoría del balompié profesional: Gaizka Garitano en un Eibar en curso de volver a primera de nuevo con él, Cuco Ziganda en el Huesca, Joseba Etxeberria en el Mirandés, Imanol Idiakez en el Leganés, Eder Sarabia en el Andorra e Iñigo Velez de Mendizabal en el Lugo. Técnicos en su mayoría jóvenes, sobradamente preparados y con gran futuro.

Pero es que en la Premier League, la competición más fuerte entre las ligas europeas y mundiales, han desembarcado cuatro directores técnicos vascos, cuatro, en clubes ingleses de rancio abolengo. Mikel Arteta, que como jugador también se desempeñara en el Reino Unido, lleva al Arsenal rumbo a la conquista del título en lucha cerrada con el City de su mentor Guardiola. Unai Emery, míster cotizado en toda Europa, dirige los destinos de otro histórico llamado a reverdecer laureles como es el Aston Villa de Birmingham. Julen Lopetegui, también con un brillante currículo a sus espaldas, se sienta hoy en el banco de los lobos del Wolverhampton. Y por fin el navarro Javi Gracia, recién designado coach del Leeds United, intenta mantener al exequipo de Marcelo Bielsa en el peldaño superior del fútbol de las Islas.

No hay duda de que los entrenadores vascos están de moda en el viejo continente, a lo que abunda también la presencia de Xabi Alonso en la Bundesliga alemana al timón del Bayern Leverkusen. Y habrá que atender a las trayectorias de Aitor Karanka, Jon Pérez Bolo o Aritz López Garai, o del mismo Julen Guerrero.

Finalmente, no podemos olvidarnos, claro que no, de que al cargo de selecciones del nivel de Francia y España están hoy, respectivamente, el vascofrancés Didier Deschamps y el riojano Luis De la Fuente, criado éste como jugador y técnico en Bilbao. Ahí es nada la nómina.

¿A qué obedece la descrita cantidad y calidad de técnicos vascos que se codean con lo más granado del fútbol estatal e internacional? Seguramente a que el nivel de los clubes y de los jugadores de esta comunidad ha sido también y siempre históricamente destacable, y a que prevalece su origen y raíz en el hábitat de la formación. Porque eso es lo genuino e irrenunciable del fútbol euskaldun. Porque de las canteras de Lezama, Zubieta o Tajonar, como de otros clubes vascos, han salido futbolistas que han triunfado en nuestros clubes pero que también lo han hecho fuera de ellos. Ley de vida. Como es asimismo de entender que surgidos de esa base formativa vean facilitada su faceta de formadores, de continuadores de los valores del fútbol que han mamado, que se resumen en la cultura del trabajo y de la superación. Con el aprendizaje añadido adquirido, después, más allá de la casa propia, sin olvidar el relevante poliglotismo, signo de los tiempos.

Son también todos ellos materia prima, otro eslabón en la cadena de producción de nuestro deporte. Que cunda su jemplo y que continúen ese camino nuevas generaciones de enseñantes del balón.