Dani García dice adiós al Athletic

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El mediocentro sabía hace tiempo que su etapa en el Athletic llegaba a su fin. Renovó por última vez en febrero de 2022 –rubricó un compromiso por dos temporadas– y era consciente de que no habría una nueva prórroga contractual, y tampoco la quería él si no iba acompañada de horas de fútbol. Su presencia en el terreno de juego se convirtió en residual con apenas 16 partidos de Liga y dos de Copa, demasiado poco como para pensar en clave de continuidad. La temporada que concluye en Vallecas es la de menor participación de Dani García desde que se puso por primera vez la camiseta rojiblanca, con 18 encuentros de los 45 posibles (40%). Muy lejos de los 41 del curso 2019-2020 o los 39 del ejercicio 2021-2022. Hasta la fecha, su registro más bajo fueron los 29 choques de la pasada campaña, 11 más que ahora. El guipuzcoano lleva preparándose meses para decir adiós a un club en el que siempre ha estado al servicio del bien común.

Vino al Athletic en verano de 2018 procedente del Eibar. No hubo que pagar traspaso. Coste cero. Debutó el 20 de agosto contra el Leganés –lo hicieron también Unai Simón, Ander Capa y Yuri– y desde entonces ha acumulado 194 partidos en las piernas. Su bautismo de fuego fue bajo las órdenes de Eduardo Berizzo, quien sin embargo no le dio continuidad, pero se convirtió en imprescindible con la llegada de Gaizka Garitano. También compitió mucho con Marcelino y su protagonismo empezó a decaer con Ernesto Valverde. Ha llegado a formar pareja en la medular con Vesga –se hicieron llamar 'terroristas'–, Beñat, Unai López, San José, Vencedor, Zarraga... Luego llegaron Ruiz de Galarreta, Ander Herrera e irrumpió Beñat Prados, entre otros, y la competencia aumentó.

A Dani García se le resistió marcar con el Athletic. Tardó 181 partidos en hacer su primera y única diana como rojiblanco. Lo hizo el 6 de octubre de 2023 ante el Almería en San Mamés. Antes de cada temporada solía decir divertido que estaba «más cerca» de estrenar su cuenta anotadora. Por fin pudo cumplir con uno de sus sueños y ver su nombre en una cuenta goleadora. Aquel día le acompañaron Guruzeta y Sancet. Otro de sus grandes deseos, quizás el más grande de todos, no podrá hacerlo realidad. Desde que llegó imaginaba cómo sería jugar una competición europea. Lo tenía en la cabeza año tras año, con la mala suerte de que el equipo encadenara seis campaña fuera del escenario continental. Y cuando por fin consiguió la clasificación y el pase a la Europa League, el mediocentro dirá adiós.

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Lo hará con la tranquilidad de haber dado todo lo que tenía en cada partido, con sus virtudes y limitaciones, sin que faltaran jamás cantidades industriales de trabajo. Se va con un título de Supercopa y otro de Copa, además del eterno recuerdo de la gabarra. Siempre podrá decir que él estuvo allí el 11 de abril de 2024. Se le ha vinculado con el Eibar, el Olympiacos de Mendilibar, el Valencia y hasta con equipos de México y Estados Unidos. No tiene nada decidido, salvo que seguirá jugando. Por eso se va, para competir. En breve será padre por primera vez y tendrá que poner todas las cosas en la balanza. Familia y fútbol. Sus dos pasiones. Su vida.