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Al ver ayer la clasificación, era inevitable sentir un poco de rabia por lo que pudo haber sido y no fue en el partido contra el Sevilla. Esos dos puntos que se escaparon en el descuento hubieran dejado a los rojiblancos en una posición envidiable, ... empatados con el Atlético y a sólo dos del Real Madrid, segundo en la tabla. Sea como fuere, hay que dar por buena -por muy buena incluso- la situación del equipo en este momento de la temporada, con la Liga Europa ya en juego. Ahora bien, siendo esto así tampoco se pueden obviar algunas cuestiones que están afectando al equipo de Valverde, cuyo juego no termina de brillar, y que están generando una cierta preocupación entre los aficionados; al menos la suficiente como para convertirse en temas de conversación y debate.
Una lesión en la espalda le hizo perderse los dos primeros partidos de Liga y su sustituto, Padilla, rayó a un gran nivel. Valverde, pese a todo, dejó claro que el donostiarra era su portero titular mientras Unai Simón estuviera en el dique seco. Y a todo el mundo le pareció lo más lógico, ya que Agirrezabala se había ganado un crédito alto la pasada temporada. De ahí que esté siendo una sorpresa desagradable su rendimiento en estas primeras semanas de competición. Y no sólo se trata de errores como los que cometió contra la UD Las Palmas o el del domingo dejando con diez al equipo en una salida defectuosa. Se trata de una extraña sensación de flojera e inseguridad que no había dado nunca, ni siquiera cuando empezó a jugar. De hecho, si algo sorprendió de él fue su poso, su temple. El caso es que Agirrezabala, por lo que sea, no está cumpliendo ni mucho menos su objetivo de hacer olvidar a Unai Simón durante estos meses en los que le va a suplir.
El centrocampista vitoriano se ha convertido en un motivo de preocupación. Su caso es extraño y de difícil solución. Hace un año era un titular casi indiscutible formando pareja con Ruiz de Galarreta en la sala de máquinas. Pues bien, hoy es más suplente que titular y, desde luego, un jugador bajo sospecha cada vez que entra en el once. El domingo, de hecho, ya escuchó el runrún de San Mamés después de dos pases muy defectuosos. Y no se trata de que la gente le quiera mal. Vesga ha dado cosas buenas al Athletic y, según dicen todos los que le conocen, es una persona excepcional, muy querida por todos sus compañeros.
Su rendimiento, sin embargo, ha decaído de una manera sorprendente. Un solo dato: en los cuatro partidos que ha jugado como titular en lo que va de Liga, ha sido sustituido más o menos a la hora de juego: en el minuto 57 ante el Getafe, en el 62 ante el Barça, en el 56 contra el Leganés y en el 59 el domingo frente al Sevilla. No es fácil hacer un diagnóstico, la verdad, pero parece evidente que se trata de un problema psicológico. Desde que mediada la pasada temporada comenzó a perder protagonismo en beneficio de Beñat Prados, Vesga ha perdido la confianza. Ya no es el mismo. Recuperarlo sería una magnífica noticia para el Athletic en una temporada en la que las rotaciones van a ser una constante.
Oihan Sancet es un futbolista fundamental para el Athletic. Lo es por su calidad, pero también porque es diferente, único. En la plantilla no hay ningún otro jugador de sus características. Sustituirle, por tanto, es un dolor de cabeza para Valverde. Y aquí está el problema. Porque lo cierto es que a Sancet hay que sustituirle o darle descanso más veces de lo que sería deseable. Entre expulsiones, lesiones «leve-moderadas» cuya recuperación se alargó mucho más de la cuenta y algunos descansos estratégicos, la pasada temporada sólo fue titular en 25 partidos de Liga. Esta se ha perdido los dos últimos y es probable que ya vuelva el jueves.
Valverde no encuentra un recambio para Sancet en esa posición de media punta, haciendo de enganche y dinamizador del frente de ataque. Muy diferente al navarro, Unai Gómez no ha aprovechado sus oportunidades. Su gran energía no es suficiente en ese puesto, que requiere imaginación, talento para moverse en espacios reducidos, ya sea jugando de espaldas o de frente, y desde luego más gol del que está mostrando el bermeano (2 en sus 42 partidos). Es muy probable que Valverde siga haciendo pruebas. El domingo ya dio unos minutos en la media punta a Berenguer y también al debutante Peio Canales.
Fue un fichaje estratégico mas que necesario y no sólo pensando en una hipotética marcha de Nico Williams. El exjugador del Braga era un gran refuerzo para un Athletic que iba a volver a Europa seis años después. Se pusieron muchas ilusiones en él y durante la pretemporada su respuesta invitó al optimismo. Al Eibar, por ejemplo, le marcó un auténtico golazo. Una lesión, sin embargo, retrasó su debut hasta la tercera jornada. Y lo cierto es que ahí sigue: retrasado. Ha dejado algunos detalles de clase y marcó un bonito tanto ante el Celta que llevó la tranquilidad a las gradas, pero su impacto ha sido muy escaso en los cinco partidos que ha disputado. Djaló, en fin, está todavía en proceso de llamar a la puerta, de tirarla abajo a ser posible. Y para eso debe esmerarse en todo. Está muy caro jugar en la delantera del Athletic.
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