Con sólo 19 años y apenas 23 partidos de Liga, Nico Williams ya es un jugador de peso en el Athletic. Se comprobó cuando cayó lesionado a falta de dos minutos para el descanso. El joven extremo se retorcía de dolor agarrándose la parte trasera ... de la pierna derecha. Es la escenografía típica de una lesión muscular, en los isquiotibiales. El daño de una rasgadura interna. Se retiró derruido, entre lágrimas. Pero Marcelino no ordenó el cambio. Quedaban dos minutos y prefirió arriesgarse a jugar ese tiempo con uno menos y dejar que los médicos establecieran la entidad de la lesión. El entrenador del Athletic optó por esperar a Nico. Y no. No hubo milagro. No pudo seguir y su puesto lo ocupó Berenguer en la segunda mitad. Eso sí, quedó claro que el pequeño de los Williams ya es un pieza básica en el mecanismo diseñado por el técnico asturiano.
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La jugada que sacó a Nico del campo nació con formato de contraataque. Velocidad. Una de sus armas. Corrió más que la defensa del Real Madrid y se frenó para acomodar el balón con un taconazo. Ahí, en ese gesto que unía técnica y físico, notó el pinchazo. La acción, para colmo, fue luego invalidada por fuera de juego. Así son las normas de este nuevo fútbol: el juez de línea no levanta la bandera para invalidar la jugada hasta que ya se ha desarrollado. Si hubiera indicado la situación de fuera de juego nada más verlo, Williams se habría ahorrado la carrera y, quizá, el desgarro muscular. Una lesión así, si se confirma, puede tenerle cerca de tres semanas apeado de la actividad. Le llega, además, en su mejor momento. Sal sobre la herida.
La imagen de la retirada del campo de Nico conmovió a la grada de San Mamés. «¡Nico, Nico!». El joven jugador se tapaba el llanto con la camiseta. Su hermano Iñaki fue enseguida a hablar con él, a tranquilizarle y darle consuelo. Misión imposible. Inconsolable. Había sentido el tajo en la pierna y caminaba cojeando camino de un vestuario del que no iba a volver.
Su ausencia durante esos dos minutos del final de la primera final sirve para calibrar su importancia en el esquema de Marcelino. En su primera temporada integrado por completo en la élite del Athletic ha revolucionado la banda derecha con desparpajo, reprís y regate. Se atreve y se va. Marcelino lo sabe. Se vio al preparador asturiano pidiendo calma mientras otros jugadores rojiblancos reclamaban el cambio de Nico. El entrenador del Athletic jugó durante esos dos minutos con uno menos y con fuego. No se quemó. El empate a cero se mantuvo. Ya dentro del vestuario se vio que el pequeños de los Williams no podía continuar. Siguió la segunda parte desde el banquillo y vivió otra noche emocionante.
Su desgracia tuvo al menos una consecuencia positiva. En su lugar salió en la segunda mitad Berenguer, autor del soberbio gol que clasifica al Athletic para las semifinales de Copa. Tras el encuentro, Marcelino se mostró preocupado sobre el alcance del problema de Nico. «No tiene buena pinta. Ojalá se quede en algo más leve, pero tiene una lesión muscular. Veremos si tiene afectado el tendón o no. Esto determinará el alcance de la lesión», dijo el técnico.
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