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Se enfrentan en el Ramón Sánchez-Pizjuán dos clubes que tienen bastante en común. Más de lo que parece. Es cierto que en los últimos tiempos el cuadro hispalense ha estado en lo deportivo claramente por encima, con títulos europeos y participaciones en Champions frecuentes. ... Y también que hoy vive un momento de crisis, al tiempo que el Athletic cotiza al alza, por lo menos en este inicio liguero. Acontece este encuentro como comienzo para los hombres de Valverde de su particular octubre pirenaico y lo hace frente a un Sevilla sorprendentemente abajo en la tabla, que va a intentar, tras la destitución de Julen Lopetegui, renacer de la mano del viejo conocido Sampaoli. Tendencia positiva de un equipo y negativa del otro, pero todo por contrastar al calor del Guadalquivir, entre los blanquirrojos de Nervión y los rojiblancos del Ibaizabal. Dos instituciones que no sólo comparten colores.
Con motivo de la Civil War del fútbol español, con RFEF y Liga enfrentadas entre sí por casi todo, y Real Madrid y Barcelona a ambos entes rectores por su Superliga de ricos, y a Tebas y resto de clubes por la financiación CVC, el Athletic se vino a posicionar al lado de la extraña pareja Florentino-Laporta. Se hizo con ellos la foto de las Azores (ya saben, Aznar al cobijo de Bush y Blair), lo que no se acabó de explicar muy bien por la junta de Elizegi. Me refiero a convencer a la masa social de las bondades de aliarse con unos y no con otros. Si había que hacerlo, claro.
El Athletic no comparte intereses fundamentales con Madrid y Barsa, que nunca le harán sitio en su chiringuito, digámoslo crudamente. Éstos encuentran base de su correinado en el reparto desigual de los derechos audiovisuales, una pescadilla que se muerde la cola: ingreso más, gasto más, soy más fuerte y gano, y como gano percibo más de las televisiones. Una dictadura del dueto, y unas añagazas para mantenerla que habrían de cuestionarse, pues separa al modelo español del vigente en la Premier inglesa, donde la asignación más equilibrada de los derechos permite abrir el abanico de potenciales aspirantes a los títulos, lo que enriquece a toda la Liga. La pregunta es: ¿sería posible el duopolio en el fútbol español si quien se constituye hoy en clase media, en la burguesía de la competición, pusiera pie en pared en algún momento?
Nos referimos a clubes, también clásicos, como Athletic, Sevilla, Valencia, Villarreal, Betis o Real Sociedad, que engrosan el segundo escalón, a los que se ningunea desde el aparato bipolar y sin los cuales no sería posible el invento. Con ellos sí guarda concomitancias el club rojiblanco. Ha sido quizás el Sevilla el que más se ha significado rebelándose ante favores competitivos y arbitrales a los poderosos, desde su posición bien ganada de outsider. Es cierto que ni forma jurídica, ni filosofía deportiva son las mismas en Athletic y Sevilla, pero hay elementos concurrentes: capacidad económica y presupuestaria, volumen de masa social, estadio, connivencia entre aficiones y dirigentes. Y sobre todo ese estatus de segundo estrato necesario.
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