Raúl García y Capa celebran un gol del Athletic en la semifinal de la Supercopa. ignacio pérez

Un clásico teñido de nostalgia

Análisis ·

Athletic y Real Madrid siempre se han reconocido y respetado mutuamente como lo que son, dos grandes instituciones que trascienden lo deportivo

Miércoles, 1 de diciembre 2021, 00:01

El Athletic visita al Real Madrid. En otros tiempos, cada vez más lejanos, este simple enunciado anticipaba una tarde de fútbol grande, un choque entre dos escuadras poderosas que se retaban mirándose a los ojos. El Athletic y el Real Madrid se han enfrentado en ... 261 ocasiones; son muchas, pero menos que los 289 partidos en los que los leones se han visto las caras con el Barcelona, el equipo que completa el trío más clásico de la Liga.

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Y es que el primer gran rival del Athletic, prácticamente desde su fundación, fue el equipo catalán. La rivalidad con el Real Madrid fue posterior, como posterior fue el crecimiento del equipo blanco. La llegada de Alfredo Di Stéfano en 1953 dio un vuelco al orden establecido y a la jerarquía del fútbol español y hasta europeo.

A la rivalidad estrictamente deportiva entre dos escuadras parejas en calidad, se le sumaron durante muchos años unas circunstancias sociopolíticas que alimentaron la pasión y hasta la visceralidad en los choques entre dos clubes que siempre se han reconocido y respetado mutuamente como lo que son, dos grandes instituciones que trascienden lo meramente deportivo.

El fútbol, no lo olvidemos, ha sido el territorio donde se han dirimido disputas que durante muchos años estuvieron vetadas en otros ámbitos. El Barcelona dio con el eslogan perfecto, 'mes que un club', pero aquel 'aúpa Athletic y yo ya me entiendo', encerraba un mensaje incluso más potente en aquellos tiempos en los que todos aprendimos a leer entre líneas. ¡Qué remedio!

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Frente a los dos grandes clubes de la periferia, el Real Madrid se convirtió en la encarnación futbolística del poder central, una redundancia, cuyos tentáculos llegaban a los árbitros y a todos los comités habidos y por haber, lo que se traducía en penaltis, expulsiones y sanciones que siempre les favorecían. El equipo del Gobierno frente a los irredentos vascos y catalanes. Un retrato de trazo grueso, dibujado a partir de una sucesión de agravios reales o magnificados por la pasión, que ha venido alimentando una historia que siempre funciona estupendamente ante cualquier público: la de la lucha del pequeño y valiente David contra Goliat, el gigante malvado. Enrique Guzmán lo proclamó eufórico después de aquella histórica final de Copa: «Con once aldeanos les hemos pasado por la piedra». La pequeña aldea rebelde venciendo al imperio en su propio terreno. Asterix no lo hubiera dicho mejor.

Eran tiempos en los que toda una sociedad se sentía representada por su equipo, sobre todo cuando llegaban los grandes choques. Ganar al Madrid producía una doble satisfacción porque por debajo del discurso futbolístico había un subtexto que leían aficionados y no aficionados. Ganar al Madrid significaba algo más que ganar un partido de fútbol.

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Ganar al Real Madrid sigue produciendo una doble satisfacción al aficionado rojiblanco, pero las cosas han cambiado tanto que hay que mirar estos partidos con las gafas de la nostalgia. El clásico lo sigue siendo, porque se viene repitiendo desde que el fútbol es fútbol en este país, pero tendremos que admitir que lo es más aquí que allí. Los socios blancos más veteranos recordarán los tiempos en los que la visita del Athletic era un acontecimiento en Chamartín y pensarán con un punto de melancolía que estos ya no son aquellos leones.

La última vez que el Athletic ganó en el Bernabéu fue el 19 de febrero de 2005. Del Horno e Iraola marcaron los dos goles. Desde entonces ha sumado catorce derrotas y dos empates. Ha recibido 51 goles y ha marcado 14. Pero, lo que es incluso más esclarecedor, en el mismo periodo, en San Mamés el Athletic solo ha sumado dos victorias, en las temporadas 2009-10 y 2014-15, ha empatado tres veces y ha perdido 11 partidos, con un total de nueve goles a favor y 27 en contra.

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El fútbol ha evolucionado tanto que ya nada es lo que era. A Senekowitsch le costó el puesto su sinceridad cuando manifestó que perder por 1-0 podría no ser tan mal resultado en el Bernabéu. Perdió 7-1. A la gente rojiblanca le dolió más la resignación de su entrenador que la goleada. Ahora la gente rojiblanca se tiene que resignar a contemplar la satisfacción de su entrenador después de un triste empate en San Mamés.

Las últimas gestas de los leones ante los blancos se remontan a la década de los 80, cuando ganaron sus dos últimas Ligas y cuando les eliminaron en aquella heroica semifinal con prórroga y penaltis para lograr el doblete frente al Barcelona; la última Copa que entró en las vitrinas del Athletic.

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Sí, es verdad que hace apenas once meses el Athletic volvió a protagonizar una bella hazaña eliminando al Madrid y ganando la final al Barcelona en la Supercopa. Fue un éxito doblemente celebrado por inesperado; la bombona de oxígeno que mantiene viva la ilusión de un equipo empeñado en escalar su historia en invierno y por la cara norte.

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