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El partido del jueves es tan esperado por las hinchadas del Athletic y el Levante que cualquier análisis del duelo de anoche queda supeditado a él. Y eso pese a que los dos entrenadores hicieron todo lo que estaba en sus manos por separar ambos ... encuentros. Lo hicieron con sus manifestaciones previas y con sus alineaciones. Apenas reservaron. Los dos buscaban el triunfo para engancharse en la pelea por Europa desde la Liga. Por este lado, doble decepción. El empate no sirve de nada en la carrera continental bilbaína.
El resultado de anoche provocaría la prórroga el jueves, pero la cita deja claras las asignaturas a mejorar para alcanzar la tercera final de la campaña.
Los dos partidos ante el Levante han tenido un desarrollo similar y han colocado sobre la mesa errores que no se pueden repetir. Como en la ida, el gol valenciano llegó tras un grueso error rojiblanco y sin que los azulgranas necesitaran más que aprovechar el regalo de sus rivales.
En las dos jugadas se ha visto implicado Unai Vencedor, una promesa de gran jugador y que ha emergido como el único canterano consolidado en el once titular. En San Mamés descuidó el marcaje de Melero tras una pérdida en el centro del campo, lo que costó el tanto rojiblanco. Anoche entregó un balón fácil en la misma zona. Nuñez no arregló la situación al precipitarse en cometer el penalti sobre De Frutos. La situación deja una evidencia. El Athletic debe tener más atención a las pérdidas de balón con los de Paco López, un equipo que saca provecho de los errores. Es comprensible que Marcelino se mostrara por primera vez desde su llegada cabreado en una conferencia de Prensa posterior a un partido.
Pero no es sólo el Levante. Es una evidencia que a este equipo le cuesta tener rigor atrás. No hay rival al que le hagan gol con menos. Basta con repasar los últimos partidos en los que se ha encajado: anoche en Levante, Villarreal, Levante en Copa y Valencia. Todos esos duelos tienen un denominador común: la primera llegada del rival acaba en gol.
Si es inquietante ceder goles al Levante con esta facilidad, no es nada alentador que se desperdicien ocasiones claras. El Athletic irrumpió en el partido a todo meter, como ya hizo en su anterior salida a Cádiz. Esta vez, sin embargo, no acompañó el acierto de cara. ¿Por qué? Muniain fue muy bien frenado por dentro. Probablemente fue su peor partido desde la llegada de Marcelino. Raúl García y Williams tampoco le acompañaron. El segundo tomó malas decisiones y resultó condicionado una vez más por su empeño en no utilizar la pierna izquierda.
En el frente de ataque el único brillante fue Berenguer, un futbolista con varita mágica en las últimas jornadas. Ha pasado de la noche a la mañana de ser un fichaje que comenzaba a ser discutido a ser el punta más determinante con sus tres goles (dos el Cádiz y uno al Villarreal) y el penalti del que fue objeto ayer.
Los dos duelos ante el Levante dejan otro problema para los de Marcelino. No han encontrado la forma de superar a los valencianos en jugada trenzada. En Bilbao marcaron de córner y anoche de penalti. Está claro que el Levante sabe como maniatarles. Liberarse es la última asignatura pendiente para la Copa. El premio de la tercera final de la campaña exige enmendar los errores.
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