Los directores deportivos, secretarios técnicos o como cada club denomine al profesional del ramo, son un invento relativamente reciente por estos pagos. En el fútbol inglés sí que ha sido tradicional la figura del manager, el hombre encargado de comprar y vender jugadores para formar ... un equipo competitivo en el campo y rentable en los balances del club. A medida que se han ido multiplicando los profesionales que no visten de corto, la figura del director deportivo también ha tomado carta de naturaleza en el fútbol español, eso sí, con suerte dispar. La sucesión de nombres ilustres que han ido gastando con más o menos acierto el dinero de clubes como el Barcelona o el Valencia, contrasta con la figura de Monchi, autor intelectual del Sevilla de las seis Europa Leagues.
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Al margen de la capacidad de quien ostente el cargo en cada momento, disponer de un profesional específico para gestionar fichajes y traspasos es algo cuando menos cuestionable en un club como el Athletic. De hecho, esta tarea ha sido desarrollada tradicionalmente por un par de directivos de la mano del presidente y, a lo sumo, el responsable de Lezama y el entrenador del primer equipo. Por lo que se entrevé de lo acontecido la semana pasada, podemos interpretar que ahora las cosas siguen funcionando de una forma similar puesto que la decisión final sobre Llorente la tomó la comisión deportiva de la junta en contra del criterio del director técnico, del entrenador y de algunos jugadores.
La peculiaridad del club a la hora de acudir al mercado limita tanto sus movimientos que hacen dudar de la necesidad de dedicar a un profesional específico a la tarea. Basta con echar un vistazo a la situación actual. No hacía falta ser un experto para saber que este verano el Athletic solo tenía la posibilidad de acceder a tres fichajes.
En cuanto a las salidas, el club debía resolver el acomodo de algunos jóvenes con los que no cuentan los técnicos pero que, por si acaso, tampoco se deciden a descartar del todo, y encontrar un equipo para Herrerín, que había manifestado su deseo de dejar el Athletic. Vivian fue cedido al Mirandés, mientras que Andoni López, Larrazabal y Guruzeta fueron traspasados respectivamente al Logroñés, Zaragoza y Sabadell, todos de Segunda A, a coste cero para sus clubes de destino, reservándose el Athletic una opción de recompra de la que no se conoce el precio a pagar en caso de ejercerla. Herrerín, por su parte, sigue entrenando en Lezama.
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La agenda del director técnico tampoco parece rebosante a corto plazo. Aparecen los nombres de Raúl García, Vesga, De Marcos y Balenziaga cuyos contratos vencen en 2021. Antes, en enero, se abrirá el mercado de invierno, pero si en verano eran únicamente tres los fichables, se supone que ahora solo debe de quedar uno, después de la que se ha armado con Llorente. No parece, pues, que el mercado de invierno vaya a ser especialmente vertiginoso para el encargado de las contrataciones.
En el Athletic, la figura del máximo responsable deportivo ha aglutinado en su persona la dirección de Lezama y la responsabilidad de cubrir eventualmente una emergencia en el primer equipo. Iñaki Sáez, Txutxi Aranguren y José Mari Amorrortu se sentaron en su día en el banquillo tras el cese del titular, y los tres sacaron al equipo del apuro con solvencia, confirmando que su figura sí que estaba más que justificada en el organigrama.
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