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Cuando su agente le comunicó el pasado verano que le quería el Athletic no lo dudó, a pesar de que al principio pensó que se trataba de una broma. A sus 24 años, una edad tardía para lo que se estila, este lateral derecho saltó ... a Primera desde un filial.
- ¿Qué nota se pone?
- Está siendo una experiencia muy bonita y soy mejor que a principio de temporada. Es un año de transición, de aprender. Estoy muy satisfecho.
- Y eso que está más tiempo en el banquillo que en el campo.
- Sí. Es difícil llegar de un Segunda B y jugar todo. Y además hay bastante overbooking en mi posición.
- ¿Cuál fue su reacción cuando su agente le dijo que le quería el Athletic?
- La verdad es que le pregunté a ver si me estaba vacilando o si era verdad. Fue una alegría y un orgullo que un equipo como el Athletic se fije en ti y te quiera.
- Sube a la Real B, pero le ceden primero al Gernika, luego sufre una grave lesión de rodilla y, por último, la pasada campaña no le suben al primer equipo. ¿Dio por perdidas las opciones de jugar un día en Primera?
- Tampoco pensé mucho en eso. Mi progresión ha tenido altibajos, pero nunca he perdido la ilusión de jugar en Primera. Que tu camino sea duro y que tengas esos problemas te enorgullece más a la hora de conseguirlo. Pero nunca he pensado en no poder llegar porque siempre he creído en mí y en que podía jugar en Primera. El último año sub'23 estaba haciendo una temporada muy buena y tuve la lesión de rodilla. Llegan entonces esos miedos, pero también tenía confianza en salir bien, y así ha sido.
- ¿Se preparaba en otra dirección por si no cuajaba en el fútbol?
- Saqué el Bachiller y la selectividad. Hice intentos de estudiar, pero me costaba compaginarlo porque siempre he priorizado el fútbol. No cierro la puerta a estudiar en el futuro algo que me motive. Me matriculé en Magisterio y ADE y lo terminé dejando.
- Conoce lo complicado que es el fútbol. Su padre fue jugador y se quedó en categoría amateur y su hermano mayor está en el Asteras Vlachioti, de la Segunda B griega.
- Sólo llegan tres contados a vivir de esto. Mis padres son trabajadores humildes que siempre han luchado por sacar a sus hijos adelante. Hay que tener siempre los pies en el suelo y estar a lo que hay que estar, a trabajar. Mi padre lo hace en una empresa de transportes y estuvo hasta el martes de huelga, y mi madre, en una empresa química.
- Hay jugadores con una calidad desbordante que llegan gracias a ella a Primera. Otros deben poner grandes dosis de trabajo y constancia. ¿Cuál es su caso?
- Un poco de las dos. He tenido etapas de trabajar menos o darle menos importancia, viviendo de la calidad porque siempre me he considerado de calidad. Como me daba para seguir progresando no daba tanta importancia al trabajo. Hasta que llegas a niveles altos y no te lo puedes permitir porque te pasan por la derecha y no te enteras. Viniendo de Segunda B, aquí lo que he hecho es ponerme el mono de trabajo y trabajar y trabajar.
- ¿La fortaleza mental es clave para ustedes?
- Es una vida que parece todo bonito, pero cuando estás todo el día entrenando y juega el otro y te meten caña en redes... Al final se va sumando todo y vemos a profesionales top que con una crisis. La mentalidad es muy importante, conocerse uno mismo, saber cuáles son tus puntos fuertes, trabajar y creer en ti, porque si no crees en ti estás perdido.
- ¿Lo ha pasado mal esta campaña?
- Siempre tienes altibajos. Vienes a un sitio nuevo, no estás en casa, estás sólo y tienes que saber llevar esas emociones. Pero en general todo me ha ido bien.
- No jugó hasta la jornada doce. ¿Pensó 'que pinto yo aquí'?
- Lo he sabido ver de la manera correcta: el equipo lo está haciendo bien, con Lekue a un nivel muy alto, y tienes dos opciones. Dejarte ir o trabajar a muerte para el día que te toque participar estar a la altura y aprovechar la oportunidad.
- No iba a ascender al primer equipo de la Real, pero fichó por el Athletic. Eso abrió un debate: ¿es más fácil llegar al Athletic que a la Real? ¿Cómo lo vivió?
- No estuve muy encima. A esas cosas no le doy mucha importancia, pero no me parece que sea más fácil subir en el Athletic que en la Real. Los entrenadores tienes su gustos y las direcciones deportivas marcan sus jugadores. No quiere decir que al malo que no quieren allí le quieran aquí. Si algún equipo te quiere es por algo. Nadie regala nada.
- Cuando fichó, Marcelino dijo de usted: «No le conozco». ¿Se asustó?
- Sí que te sorprende. Dices 'joe, si el entrenador no me ha visto jugar'. Pero dijo lo que había. Podía haber vendido la moto y decir que me conocía, pero no lo hizo porque no lo hace nunca.
- Supongo que al llegar se plantearía tener que demostrar que es jugador de Primera.
- Sí. Tal cual.
- ¿Lo ha demostrado?
- Para mí mismo, sí. Luego te tienes que asentarte en Primera y es difícil, pero el primer paso lo he dado bien.
- Era el capitán y hombre de confianza de Xabi Alonso en la Real B y aquí es uno de los que menos juega. ¿Cómo se vive ese cambio de rol?
- Es diferente. Vienes de un sitio donde todo era bonito, jugabas todos los días, tenías la confianza del mister, eras el veterano, el capitán... Llegas y dices 'ostras, aquí soy un pipiolo'. Tienes que saber llevarlo bien y aprender de los ejemplos que hay, que gracias a Dios hay muchos en el Athletic, y de gente veterana que te ayuda.
- ¿Cómo se vive mejor como capitán o como pipiolo?
- Las dos cosas tienen su parte buena, pero si me dan a elegir me quedo con la capitanía.
- ¿Que hace en su tiempo libre?
- Después de comer me gusta una pequeña siesta. Luego ver series, películas, estar con los amigos, leer algún libro...
- ¿Qué literatura le gusta?
- Estoy con 'La noche más oscura'. Cuando tengo algo de tiempo me gusta leer o hacerlo sobre donde invertir, informarme y estar al día.
- ¿Le gusta el mundo de los negocios?
- Sí. Me gusta un poco todo. En general me gusta estar con los amigos. Vivo en Las Arenas y tengo amigos donostiarras que estudian o trabajan aquí.
DNI. San Sebastián. 25 años.
Sus equipos. Antiguoko, cantera de la Real, Gernika (cedido 2017-18), Real B (2018-21) y Athletic (2021-...).
Su temporada. Doce partidos, 204 minutos.
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