Buenos presagios
Análisis ·
Si el objetivo es llegar a la segunda final como víctima, el Athletic lo ha logrado de manera impecable con su fútbol y sus erroresSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Análisis ·
Si el objetivo es llegar a la segunda final como víctima, el Athletic lo ha logrado de manera impecable con su fútbol y sus erroresNo tengo noticias de que psiquiatras y neurólogos se hayan interesado por el estudio de la actividad cerebral de los hinchas de un equipo antes de una gran final o de uno de esos derbis electrizantes que deberían marcarse con una placa y el relieve ... de una calavera, como las torres de alta tensión. Y me parece mal. Estoy seguro que tendrían a su disposición un maravilloso terreno inexplorado e inquietante, como lo tenían los colonos en las películas del Oeste. No exagero. Imaginen a un gran forofo rojiblanco cualquier día de estos en la consulta del doctor, con la cabeza llena de cables, más monitorizado que un astronauta en su revisión médica, respondiendo a estímulos impactantes como el penalti de Oyarzabal, el golazo de Williams en la Supercopa, la pifia de Unai Simón en el Reale Arena... Es imposible que no ofrezca resultados extraordinarios sobre impulsos nerviosos, sinapsis, neurotransmisores...
Una de las cuestiones más interesantes de este estudio sería, a mi juicio, observar cómo se desarrolla el mecanismo por el cual lo más negativo de su equipo se puede convertir para un hincha en su mayor esperanza. No dirán que no sería interesante poder explicar cómo desde el miedo, desde la necesidad de encontrar clavos ardiendo a los que agarrarnos, se activan a veces supersticiones y esperanzas disparatadas, y luego surge esa contradicción en la que algunos hemos caído: la de empezar a convertir los desastres en buenos presagios.
En esas estamos, empezando a creer que cuanto peor llegue el Athletic a La Cartuja, mejor; que cuantas menos esperanzas alberguemos, más posibilidades habrá de ganar; que cuanta más gente nos dé por muertos, mayores serán nuestras opciones de victoria.
Todos caemos en estas contradicciones, que no dejan de ser uno de los mejores ingredientes de la salsa del fútbol. De hecho, ya es algo recurrente que lo hagamos a la inversa, es decir, recelando de las buenas expectativas. ¿O acaso no nos escama siempre que el Athletic salga a un partido como claro favorito? ¿O acaso no tememos que, ante un rival desahuciado, los rojiblancos se comporten como el buen samaritano y le curen sus heridas?
La pasión por un equipo lleva a esto. No es extraño, por ejemplo, que una persona tan razonable como mi amigo Miguel González San Martín se acordase el lunes en su artículo de Eddie Relámpago, el inolvidable protagonista de 'El buscavidas', que disimulaba sus virtudes en la mesa de billar para luego, cuando las apuestas subían de verdad, sacarlas a relucir y engañar a sus rivales. Tirando de este hilo, los malos partidos de los rojiblancos en el último mes serían una táctica de despiste para engañar al Barça de Messi, que en esta historia sería el Gordo de Minnesota.
Si el objetivo es llegar a la segunda final como víctimas propiciatorias lo cierto es que el Athletic lo ha conseguido de manera impecable. Su fútbol cada vez más espeso y sus recalcitrantes errores en ambas áreas le han preparado a conciencia para interpretar ese papel. Pensemos en sus delanteros, en los hombres encargados de marcar la diferencia en un partido histórico en el que, como reconoció el sábado el propio Marcelino, sus pupilos estarán obligados a mostrar la mayor efectividad posible, a ser realmente letales.
Pues bien, vayamos a las estadísticas. El porcentaje gol por partido del Athletic se ha desplomado a 0,87 en el último mes y medio. Williams lleva dos meses sin marcar y sólo ha hecho un tanto en las doce últimas jornadas de Liga. Y Raúl García y Muniain sólo ha firmado un gol en los diez últimos encuentros.
La cosa no puede pintar peor. De manera que, como la rendición y el desestimiento no son opciones posibles en esta hinchada, sólo nos queda verlo por el lado positivo y sostenernos estos días con la ilusión de que es justo ahora, cuando la vergüenza de la derrota contra la Real en La Cartuja nos sigue mortificando y nadie da un euro por nosotros, cuando más posibilidades hay de que resurja por fin el Athletic campeón que llevamos 37 años esperando. ¿O no?
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.