Óscar De Marcos jugará este sábado su partido número quinientos con el Athletic. Ocupa el séptimo puesto en la clasificación histórica y esta temporada podría ascender al cuarto lugar, superando a Iraola (510), Susaeta (507 partidos) y Joseba Etxeberria (514), tres leyendas de aquellas a ... las que De Marcos había visto solo en televisión, como dijo cuando llegó al Athletic en el verano de 2009. Se colocaría cuarto justo por detrás de Iker Muniain, compañero de fatigas desde el debut de ambos contra el Young Boys en la previa de la Europa League; son los dos únicos superviviente de aquella plantilla.
Óscar De Marcos entra en el panteón rojiblanco sin hacer ruido, tal y como vino desde Laguardia, tal y como es él, un chico discreto que se ha hecho un hombre de referencia en el vestuario rojiblanco sin decir nunca una palabra más alta que otra.
En su día fue uno de esos fichajes que apenas despiertan la curiosidad del aficionado. Debutó en el primer equipo del Alavés justo la temporada que los de Mendizorroza descendían de Segunda a Segunda B. El Athletic pagó 360.000 euros en una negociación rápida y sin complicaciones. Había poco de qué hablar. El jugador, rojiblanco de familia, quería cumplir su sueño y el Alavés no estaba precisamente en disposición de exigir mucho.
-
Iribar
(614)
-
Rojo
(541)
-
Muniain
(535)
-
Etxeberria
(514)
-
Iraola
(510)
-
Susaeta
(507)
-
De Marcos
(499)
-
Gainza
(496)
Ni siquiera hubo presentación oficial ni foto con el presidente. De Marcos viajó de Laguardia a Isla Canela donde el Athletic de Caparrós ya estaba haciendo la pretemporada. «Pero yo vengo al Bilbao Athletic, ¿eh?», repetía ante los micrófonos con el nerviosismo del chaval que no se había visto en otra igual. Los técnicos no descartaban entonces la posibilidad de una cesión.
De Marcos vino como un jugador de ataque y como volante ofensivo empezó a utilizarle Caparrós, pero antes de mitad de temporada el entrenador dejó de confiar en él y acabó pasando más tiempo en el banquillo que en el campo. Solo participó en 19 partidos de Liga.
Su llegada
El Athletic pagó 360.000 euros al Alavés en una negociación rápida y sin complicaciones
El segundo año las cosas marcharon incluso peor. Fue titular únicamente en tres ocasiones y solo saltó al campo en trece partidos. Comenzaron las dudas y Caparrós le probó como lateral izquierdo tratando de obtener rendimiento de un fichaje que empezaba a considerarse frustrado.
Al término de la temporada 2010-11 De Marcos estaba más fuera que dentro del Athletic, pero la llegada de Bielsa lo cambió todo. El argentino vio en el alavés el potencial por el que fue fichado. Le devolvió al volante derecho y armó un triángulo mágico con Iraola y Herrera para destrozar defensas ante un San Mamés entusiasmado. Los cinco años siguientes De Marcos superó siempre los treinta partidos como titular, aunque ya con Valverde en el banquillo, pasó al lateral derecho, donde ha hecho el resto de su carrera. Solo los problemas físicos rebajaron esa marca de más de treinta partidos por curso, y una lesión le dejó en tan solo 13 participaciones en la temporada 2019-20.
Lo que parecía el final de su trayectoria fue solo un reseteo. Esta última temporada ha vuelto a ser el jugador de campo con más minutos en activo completando 37 partidos, datos que le han convencido para renovar por un año más; dio el paso en mayo, cuando culminó su reflexión y confirmó que tiene piernas y sobre todo ganas para seguir rindiendo un gran servicio al Athletic otro año.
Su estancia
Al término de la 2010-11 De Marcos estaba más fuera que dentro del Athletic, pero la llegada de Bielsa lo cambió todo
Un referente
El chaval tímido que confesaba en Huelva la ilusión que le hacía estar con jugadores a los que solo había visto en la televisión, se ha convertido en un referente del Athletic no solo en el campo sino en otros ámbitos ajenos al rectángulo verde. Óscar De Marcos es a ojos del aficionado el prototipo del jugador del Athletic, uno de esos futbolistas de club, de rendimiento siempre regular, imprescindibles para cohesionar al grupo y que son el mejor ejemplo para las nuevas generaciones.
El de Laguardia es uno de esos tipos que hacen las cosas sin darse importancia y sin llamar la atención, como en aquel partido contra el Zaragoza que aguantó con los testículos desgarrados. En el descanso en el vestuario solo hizo un comentario, «me molestan los huevos», al que nadie salvo los fisios y el médico dieron importancia, una lesión cuya sola visión casi provoca el desmayo de Bielsa y que requirió dos días de hospitalización después de aguantar en el campo los noventa minutos.
Por cosas como ésta y otras que solo se conocen por terceras personas y cuando ya han pasado, Óscar De Marcos se ha convertido en un imprescindible para todos los entrenadores que le han dirigido, en un referente para el vestuario y en uno de los jugadores más queridos por la afición que ve en él a un futbolista Athletic cien por cien.