A Bordalás le fallan los fichajes

Entre los que se fueron sólo Molina (hoy en el Granada) era un habitual de las alineaciones. Cerró el curso con siete goles. Los otros entraban y salían del once, pero José Bordalás les sacaba provecho. Kenedy (Granada) firmó tres dianas, por una Etebo (Galatasaray), Deyverson (Alavés), Hugo Duro (Real Madrid) y Jason (Valencia).

La apuesta era quitar años a la delantera sin que el nivel decreciera. 'Cucho' Hernández (21 años) llegó a Getafe con la presión de aportar las cifras de Molina (38 años). Bordalás apuesta por él sin flaquear. Ha sito titular en los nueve partidos de Liga, pero los números del atacante cedido por el Watford son por ahora decepcionantes. Sólo lleva un gol.

Peor es la situación de Unal (23), al que se ve como recambio de Enric Gallego (34). Es el único jugador por el que se ha pagado traspaso, los nueve millones cobrados por el Villarreal por el atacante cedido el pasado curso en el Valladolid. «Soy perfecto para el estilo de Bordalás», dijo en su presentación. Su técnico no piensa lo mismo. Apenas ha dispuesto de 219 minutos, a una media de 24 por partido. Los cedidos Palaverna (City, 4 minutos), Mollejo (Atlético de Madrid, 44), Diaby (Sporting Portugal, 17) y Poveda (Atlético de Madrid, 0) lo llevan aún peor.

Bordalás exigió más fichajes pocos días antes del cierre del mercado. «Ya le he trasladado al club las necesidades. Veo que los equipos se refuerzan. Estamos en una Liga exigente. Necesitamos un plus de calidad en el equipo». Llegaron Mollejo y Diaby, pero apenas cuentan. La poca aportación de los refuerzos es una de la explicaciones del gris arranque de los azulones.

La insatisfacción del técnico con los fichajes explica su estrategia en los cambios. Bordalás es el que menos cambios hace. En su último partido en Eibar, apenas ordenó una sustitución (Ángel por Nyom) y sólo en dos de los nueve partidos ha agotado la opción de las cinco sustituciones. El mensaje es claro: cree que el fondo de armario le da poco.

El Getafe vio como se le escurría entre las manos la clasificación para la Liga Europa en el tramo final de la pasada campaña. La decepción dio más motivos para la estrategia de rejuvenecer la plantilla. El inicio del curso fue esperanzador. El Getafe arrancó con siete puntos en tres jornadas. El método Bordalás parecía funcionar de nuevo. Llegó la derrota (3-0) en Anoeta, primer signo de que algo fallaba porque en los azulones encajar tres goles es una inequívoca señal de alarma. El triunfo ante el Barcelona pareció zanjar las dudas. Sin embargo, a partir de ahí se han intensificado por una mala racha.

El Getafe ha perdido sus dos últimos partidos en el Coliseum (0-1 con el Granada y 1-3 ante el Villarreal) y fuera apenas lo ha compensado con dos empates frente al Valencia (2-2) y Eibar (0-0).

Bordalás se ha encomendado la tarea de llevar al Getafe a la lucha por Europa. Puede ser su última misión. En la ciudad del Sur de Madrid hay muchos que le ven fuera al final del curso. El pasado verano recibió de buen agrado la opción de irse al Valencia.