Betis 3-1 Athletic

El Athletic se oscurece fuera de San Mamés

Esta vez no puede hablarse de que el Athletic acusó las rotaciones y el desgaste de un calendario apretado porque no las hubo. Sin partido entre semana, Valverde alineó a todos sus titulares menos a Iñaki Williams, cuyo sitio ocupó Berenguer. De lo que sí puede hablarse ya es de un cierto cansancio mental que impide a los rojiblancos mantener lejos de casa la altísima tensión con la que juegan delante de su público. Tanto en Valencia como, sobre todo, en Cádiz y Almería, se ha visto a un equipo con menos filo e intensidad, más contenido en sus emociones, menos furiosos y comanche. Y esto hace mucho daño a los de Valverde. En cierto modo, los desfigura. No es extraño que este domingo sus mejores minutos, los más meritorios con diferencia, fuesen los que jugó en el arranque de la segunda parte cuando, con uno menos y sin nada que perder, se lió la manta a la cabeza. De hecho, en el minuto 55 pudo empatar en un gran derechazo de Berenguer al palo largo que se fue por centímetros.

Lo cierto es que todo pintó mal desde el principio en la lluviosa tarde sevillana. El Athletic salió en la versión desvaída que está mostrando en sus últimos partidos a domicilio. Es una imagen que decepciona sobre todo por el contraste brutal que provoca respecto a la que los rojiblancos vienen ofreciendo en San Mamés. Ese equipo que roba muy arriba, que mueve el balón con sencillez y criterio y se lanza al abordaje pasa de repente a comportarse como un grupo confuso e impreciso que ni ataca con un mínimo de profundidad ni defiende con rigor; un grupo del que, poco a poco, van desapareciendo, hasta convertirse en meros fantasmas, algunos de sus jugadores. El caso de Sancet fue especialmente llamativo e irritante; hasta el punto de que Valverde, que lo sustituyó al descanso, le acabó mandando un recadito bastante curioso al final del partido.

El único que se sostuvo a su nivel durante la primera parte, the 'last man standing' de un triste Athletic, fue Guruzeta, ejemplar en su actitud. El donostiarra celebró su reciente renovación con un despliegue a contracorriente de verdadero mérito y tuvo el premio del gol en la última jugada antes del descanso. Un córner muy bien puesto por Berenguer lo cabeceó de manera impecable el goleador rojiblanco. Y con ello abrió una ventana de esperanza de cara a una segunda parte que, sin ese gol, y con 2-0 en contra y Nico expulsado, pintaba fatal por mucho que el Betis de Pellegrini no sea precisamente una apisonadora.

La expulsión de Nico Williams recordó a las dos que sufrió Sancet a principios de temporada: rojas infantiles, imberbes. Nico lo estaba pasando mal en su duelo con Aitor Ruibal y nunca es fácil metabolizar bien la frustración si además tu equipo va perdiendo. Cuando por misteriosos motivos Cuadra Fernández dejó sin señalar un claro agarrón que le hicieron en la banda y de esa jugada llegó el 2-0 del Betis, marcado en propia puerta por Berchiche, el delantero rojiblanco se puso a echar humo. Y cuando un minuto después el mismo árbitro le sacó una amarilla absolutamente injusta en una faltita sin más a Fekir, reaccionó como un principiante. Se puso a aplaudirle y le expulsó. Que por hacer ese mismo gesto Cuadra Fernández no se atreviera a expulsar a Vinicius en el polémico partido contra el Almería sólo habla de la cobardía del colegiado madrileño. No disculpa la irresponsabilidad de Nico Williams, que acabó siendo letal para los suyos.

Y es que el Betis acabó aprovechando esa ventaja. Los verdiblancos tampoco es que hicieran una primera mitad primorosa bajo la lluvia, como aseguraban los comentaristas. Ruibal, Sabali y Fornals, un todoterreno que puede venir muy bien a Pellegrini, daban aire a los suyos mientras Fekir intentaba aportar algo de luz a un ataque en el que bregaban el Chimy Ávila, hiperventilado como siempre, y William José. Una acción entre ambos, gran pase del brasileño desde la derecha y gol del argentino, abrió el marcador en el minuto 13. El 2-0 fue similar, aunque desde la otra banda y con un pase de Fekir que Williams José remató. El balón, tras el despeje de Unai Simón, pegó en Berchiche y se coló. El Athletic se había metido en un agujero negro y Fornals estuvo muy cerca de hacer el 3-0 en el minuto 45. El deseo de los todos rojiblancos en ese momento era que el árbitro pitara el descanso cuanto antes. Lo último que podían esperar es que su equipo acortara distancias. Lo hizo, pero sólo sirvió para que el equipo, con Dani García y Unai Gómez en lugar de Galarreta y Prados desde el minuto 58, compitiera con dignidad en la segunda parte. Desde luego, no para evitar una derrota que se hizo inevitable con un gran gol de Cardozo.