El Barça sufre si corre hacia atrás
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El equipo de Koeman busca la posesión del balón y arrinconar al rival en la parcela defensivaTras la inesperada y traumática decisión de la junta directiva del Athletic, sin margen apenas para asimilar la situación, nos visita el Barcelona, un gigante metido en apuros. Muy lejos de la primera posición, con una desventaja de diez puntos con respecto al Atlético de ... Madrid, habiendo disputado un partido más, la temporada del conjunto catalán está repleta de incidencias. Ciñéndonos a lo estrictamente deportivo, ha existido cierto debate sobre el sistema táctico empleado por Ronald Koeman, el 1-4-2-3-1. Las lesiones y el estado de forma de la plantilla han propiciado diferentes alternativas en la disposición del equipo. Unas veces con tres centrales; en el último partido, con el habitual 1-4-3-3.
Con independencia del sistema táctico, el Barcelona mantiene un estilo de juego muy definido. Busca acaparar la posesión del balón, intentando someter al equipo contrario, obligándole a jugar en su parcela defensiva. Pretende desarbolar al oponente con velocidad en la circulación y con la calidad individual. La eficacia del juego barcelonista radica en la distribución racional del espacio para atacar con orden. Si consiguen escalonarse adecuadamente, siempre tendrán la opción de presionar al contrario cuando se produzca la pérdida del balón, recuperando con celeridad el esférico y evitando las transiciones del rival. El equipo catalán no se siente cómodo cuando tiene que correr hacia atrás.
Ter Stegen (1) encaja perfectamente en la filosofía de juego de los culés. Es un portero excelente en el juego con el pie, personifica la sobriedad y se muestra casi siempre decisivo en sus intervenciones. Una auténtica garantía.
Serginho Dest (2) trata de adaptarse a la difícil exigencia de jugar en un club como el Barça. Es un lateral moderno, de amplio recorrido y con una excelente condición física. Muy rápido, aún tiene un gran margen de mejora.
Ronald Araújo (4). Fortaleza, velocidad y juego aéreo. Reúne las condiciones necesarias para un defensa que juega con muchos metros a sus espaldas. Es impulsivo, lo que en ocasiones le hace cometer algunos errores de cálculo. Ávido para el aprendizaje, debe mejorar la salida del juego.
Clément Lenglet (15), central zurdo, es la personalización de la concentración, siempre está alerta y maneja con soltura el balón. Su mayor hándicap es la velocidad, un detalle providencial para el estilo de juego del equipo, expuesto a los contraataques rivales. Mingueza (28) está ganándose la confianza del entrenador. Expeditivo y rápido.
Jordi Alba (18) tiene un don natural para el juego. Posee una excelente técnica individual, una notable visión de juego. Se complementa perfectamente con Messi e interpreta con acierto el juego al espacio. Tiene intuición para el corte, pero no es un defensa al uso. Sufre con los extremos que le encaran porque, en ocasiones, recula demasiado.
En el centro del campo, Busquets (5) atesora una gran experiencia y una notable distribución del juego. Busca constantemente los desmarques de Messi e intuye perfectamente la presión después de la pérdida de balón. Ha perdido protagonismo en las últimas jornadas. Pjanic (8) también puede ocupar la posición de medio centro. Cuenta con más poder físico y aparece más en zonas de disparo.
De Jong (21) rompe líneas con una enérgica conducción, aunque también retiene el juego dando demasiados toques al balón. Ha mejorado su incorporación al ataque, aparece más en el área contraria. Gran fortaleza física.
Pedri (16) es la gran aparición de la temporada. Se luce con la visión del juego y se relaciona con acierto con Messi. Es un trabajador incansable y se le adivina un brillante futuro.
Sobre Messi (10) gira todo el juego del conjunto catalán. Aunque ahora no se muestre tan decisivo con la portería contraria, el argentino sigue acaparando la batuta. Crea, asiste y golea. Braithwaite (9) es la solución para fijar a las defensas. Participa poco en el juego colectivo, pero combate incesantemente con las defensas. Es rápido, fuerte y valiente. Griezmann (7) también puede jugar en la punta del ataque, aunque no encuentra su mejor estado de forma. Dembélé (11) personifica el desequilibrio y está recuperando las buenas sensaciones. Es un extremo muy rápido, imprevisible, capaz de lo mejor y también de desesperar a sus propios compañeros.
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